Las veces que tu quieras

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En medio de la noche Valentina se despertó con los dedos de Juliana dentro de ella. Se quejó, luchando contra el sueño y la excitación. La morena trataba de convencerse de dejarla en paz, sabía que su novia necesitaba descansar. Le había exigido demasiado. Pero no pudo detenerse, siguió adelante. No se trataba de ella sino de esa pasión que sentía por su rubia, de esa sensación, de ese deseo que la manipulaba como a un títere, como si se estuviera muriendo de hambre o de sed, y su novia fuera lo único de lo que ella pudiera alimentarse o de lo que ella pudiera beber. El problema era que nunca acababa de saciarse.

Valentina terminó de despertar y casi enseguida volvió a desvanecerse. La fotógrafa sabía que su novia era insaciable, lo supo desde la primera vez que hicieron el amor , Juliana la conocía de memoria, sus puntos débiles, sus posturas favoritas, la morena sabía como derretirla, sabía como volverla vulnerable, como tocarla, como calentarla. Y para colmo el entorno era aun más excitante, la habitación estaba totalmente a oscuras, sólo unas sabanas las cubrían, el aroma de sus cuerpos, la respiración agitada de su morena, sus propios gemidos, todo la excitaba. A Valentina se le erizó la piel cuando escuchó a Juliana susurrarle.

- ¿Por qué tienes que volverme tan loca? ¿Por qué? No puedo dormir cuando te tengo desnuda a mi lado – La deportista no había dejado de mirar a su novia en toda la noche. Se controló, lo intentó, trató de conformarse con solo mirarla, pero bastó solo un movimiento de la dormida mujer para que la sabana resbalara de su cuerpo dejando al descubierto uno de sus pechos, para que Juliana se perdiera.

- ¿No me vas a dejar dormir cierto? – alcanzó a preguntar entre gemidos

- Puedes apostarlo - sentenció

De un momento a otro Juliana aprovechó la debilidad de su novia y la movió con total destreza, que la obligó a ubicarse de costado, su espalda estaba siendo sostenida por los pequeños pechos de la morena. Juliana aprovechó su rodilla para levantar la pierna de la rubia, quien volvió a sorprenderse cuando Juliana volvió a introducir sus dedos en ella, fue un empujón certero y rápido, que para ser sincera Valentina nunca creyó que lograría en esa postura. Valentina llevó el brazo hacia atrás para sujetarse a la nuca de Juliana.

- Prométeme – gimió Valentina – que siempre será así entre tú y yo. Que siempre me amarás así, que siempre seré la única mujer a la que le hagas el amor.

- Te lo prometo – aseguró – Te lo prometo porque te amo como se que nunca voy a amar a nadie más, porque fuiste, eres y serás la única mujer de la que me he enamorado – afirmó sin dejar de tocar a su chica.

Con esta promesa y con el cansancio de este último orgasmo, Valentina logró el sueño justo un segundo antes del amanecer.

Mismo día – Mucho más tarde

Cuando Valentina se despertó lo primero que vio fue el enorme ramo de rosas rojas que adornaba la habitación acompañado de una pequeña nota "Una rosa por cada vez que dejaste que hiciera de las mías. Te amo." – Doce – contó la rubia. Y Juliana no se había equivocado, doce fueron las veces que Valentina pensó que iba a morir de placer, si bien la rubia le devolvía los favores a su novia ella no entendía como hacía la morena para seguir de pie después de cada orgasmo. Al final solo tenía que aceptarlo y dejar que su chica hiciera, como dice en la nota, de las suyas. Después de todo lo que Juliana despertaba en ella era más fuerte que su propia voluntad. Valentina sonrió ante los recuerdos de la noche y sino fuera porque todavía podía sentir los efectos de la "bestia" juraría que se estaba excitando de nuevo con tan solo imaginar a su novia cerca de ella.

Decidió distraerse leyendo la parte que seguía de la nota "Me gustaría estar aquí para cuando te levantes, pero hay otra Carvajal demandando atención. PD: en la mesita dejé una pastilla que te va ayudar con las molestias, Perdóname. TE AMO". Efectivamente el calmante junto con un vaso se agua estaban en la mesa. La artista nunca pensó que alguien iba a lograr derretirla tan sólo con un gesto. Definitivamente Juliana era un sueño hecho realidad.

Cuando, donde y como diga el amor (Juliantina) CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora