¿Soplar o no soplar? Esa es la cuestión

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Gabriela llevaba un largo rato llorando sobre los brazos de Valentina. Después de que Juliana interpretó el análisis de sangre que su sobrina traía, el leoncito no había parado de lagrimear y sus dos tías solo se limitaron a mirarse entre ellas y a tratar de calmarla. Cada vez que el llanto parecía cesar y Valentina trataba de sacar el tema del embarazo, lo único que alcanzaba a decir era "Mamáaabuaaaamatarrrrrsbuaaa..." y el llanto volvía al mismo ritmo que antes o tal vez con más potencia. Vaya que tenía pulmones esta jovencita. Mientras dejaban que la joven Jauregui Cabello se descargara, Juliana ya había hecho dormir a su nieta y la había acostado en la cunita vieja de Jules, para después volver a unirse en la sala con su esposa y sobrina.

- Gaby... por favor cariño – Pedía Valentina – Quiero que hablemos, pero si sigues llorando no se va a poder – insistía su tía – Se por lo que estás pasando, créeme que lo se – la rubia miró a su esposa y pudo leer todo tipos de sentimientos en sus ojos. Los ojos marrones que tanto enamoraban a Valentina cada día, eran una mezcla de tristeza por ver sufrir al leoncito de esa manera, impotencia por no poder hacer nada por ella y...y... ¿Felicidad? - ¡Dios mio! – Pensó Valentina - su mujer estaba feliz por el embarazo de su sobrina – Valentina examinaba el rostro de Juliana confirmando sus pensamientos - Su esposa era una adicta a los bebes y seguramente la cabeza de Juliana ya estaba pensando que animal le quedaba perfecto al niño o niña que Gaby llevaba dentro de ella... ¡Un cemento! ¡Dios mío! Esta familia se va a volver en un completo zoológico – admitió para sus adentros - ¡Basta! Tengo que hablar con Juliana, no puede ser que se sigan agregando animales y yo no pueda usar esos apodos, esto se tiene que acabar ¡QUIERO LIBERTAD DE EXPRESIÓN! ¡QUIERO PODER GRITAR UN PUTO NOMBRE DE UN PUTO ANIMAL SIN QUE ME LO PROHIBAN!...

- ¡VALENTINA! – Un grito de su mujer la sacó de sus pensamientos.

Cuando la rubia conectó cuerpo y mente, se encontró con dos ojos muy parecidos a los de Lauren mirándola desde sus brazos. Si bien Gaby había parado de llorar, Valentina todavía podía ver lágrimas cayendo lentamente por sus pestañas.

- Cariño – Valentina le habló – Yo pasé por los mismo, y se exactamente como te sientes – le dijo – Y se que por sobre todas las cosas, te sientes sola y desesperada sin saber que hacer – aseguró mientras que con su dedo limpiaba una de las lágrimas que caía rezagada de las demás, la fotógrafa levantó sus cabeza y se encontró con la intensa mirada de su esposa encima de ella y con la misma dulzura que le había quitado la lágrima a su sobrina, pasó el pulgar suavemente por la mejilla de su mujer, porque sabía que en este momento la mirada de Juliana no era de felicidad, sino más bien de preocupación con mezcla de deseo, deseo de haber estado junto a Valentina en ese momento, de haber estado con ella y haberla protegido y amado a las dos, a ella y a Kara.

- Entonces dime que tengo que hacer por favor – El leoncito se sentó derecha en el sillón – Dime que tengo que hacer, porque estoy muriéndome de miedo – confesó metiendo su cabeza entre sus manos y dejando que sus codos se apoyaran en sus piernas

- Gaby... - intentó calmarla

- ¡TENGO DIECICIETE AÑOS CARAJO! – Gritó golpeando la mesa y dejando ver su naturaleza felina – QUIERO SALIR A BAILAR, QUIERO JUNTARME CON MIS AMIGOS, QUIERO SER PORRISTA, QUIERO IR A LA UNIVERSIDAD... - volvían las lágrimas. Valentina la volvió a tomar entre sus brazos

- Y vas a poder hacerlo Gaby, te lo aseguro – la consoló Valentina – ¡Mírame a mi sino! – le dijo

- Mamá dice que antes de conocer a la tía Juls tu eras una vieja amargada – Contó Gaby

Valentina giró los ojos, que raro su mejor amiga diciendo esas cosas – Tu madre es una exagerada...

- Y que solo salía con modelos estiradas y huecas que no sabían donde poner sus manos para hacerte feliz – agregó

Cuando, donde y como diga el amor (Juliantina) CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora