19. Los extraño

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Hyungwon, bajó del taxi cuidando no volcar los tuppers con comida, pagó y entró al imponente edificio que se elevaba frente a él.

Saludo con una sonrisa a la recepcionista que ya lo conocía desde que era un cachorro.

Tomó el ascensor y salió en la quinta planta. Corrió hasta el estudio número tres y golpeó la puerta.

Sin respuesta, decidió entrar.

Su padre estaba ocupado en su computadora portátil con los audífonos, tecleaba algunas cosas y se movía hacia un tablero para otras.

Fué hasta él y besó su mejilla.

De inmediato Changbin reconoció el olor de su hijo, miró su reloj, el omega debería estar en clases.

-- Hola, papá – le sonrió en grande.

-- Won, te he extrañado mucho – se puso de pie para abrazar con fuerza a su hijo.

Ya casi había pasado un año de que Hyungwon, se había mudado a vivir con su alfa, aún no tenía marca en su cuello, de ser el contrario, seguramente el pálido hubiera matado a Hoseok.

-- ¿No deberías seguir en la universidad? – cuestionó alzando una ceja.

-- La última hora no llegó el profesor, entonces decidí venir a verte.

El castaño se sentó en el sillón que estaba en el estudio, su padre se acercó a él en la silla con llantitas.

Antes de ir llamó a Félix para ir con ellos, pero le dijo que no estaría en casa porque acompañaría a Chaewon a un lugar.

-- Te traje algo de comer-- le pasó la bolsa.

Changbin de inmediato sacó los dos envases y le dió uno al menor frente a él.

-- ¿Qué tal van los estudios, cachorro? -– se metió un bocado.

-- Bien, acabo de salir de los parciales del segundo semestre, fue agotador...

Se notaban las ligeras ojeras en el rostro de Hyungwon, a él le encantaba la carrera de enfermería, en especial cuando hacían las prácticas en hospitales.

-- La siguiente semana haremos servicio en el hospital que está cerca de aquí – cruzó las piernas sobre el sillón por comodidad.

Continuaron hablando un poco más mientras terminaban la comida. Guardaron los botes en la bolsa y el menor decidió quedarse un rato más, siempre le gustó ver a su padre trabajar.

-- ¿Cómo va Chaewon? – según recordaba, su hermana estaba estudiando psicología.

-- Bien – suspiró – Los extraño demasiado a ti y tu hermana...

Eso tomó por sorpresa al castaño, su padre le contó que después de pelear por meses, ella se fue a vivir con Minju.

-- ¿Minju? ¿La omega que siempre la visitaba? – recibió una confirmación --. ¿Qué no tiene diecisiete?

-- Ni idea – rió el mayor.

Era extraño que supiera todo el alfa de su hijo y que no le preocupara nada sobre la chica con la que está Chaewon. No es por falta de interés, solo que lo conoce desde que era un cachorra y sabe la clase de persona que es.

-- Me alegra que hayas venido, Won.

La casa estaba demasiado silenciosa sin sus hijos

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La casa estaba demasiado silenciosa sin sus hijos. El pelirrosa acababa de llegar de entrenar, después de miles de intentos, consiguió volver a la condición física que tenía.

Ya era capaz de recrear cada una de las rutinas que hizo.

Se aseo y miró las vacías habitaciones de sus hijos, solo quedaban las camas y un par de muebles.

Esa obvio de que ese día llegaría, pero lo sintió muy pronto.

Sonrió cuando escuchó la entrada abrirse.

Sus húmedos pies se pegaban al piso a cada paso que daba, asomó su cabeza por las escaleras. No vió a nadie, pasó por la sala, vacía.

La cocina, vacía.

Giró sobre sí y quedó frente a su alfa.

Golpeó su pecho.

-- Me asustaste, alfa idiota – fue abrazado por el nombrado.

-- También te extrañé, bebé.








El siguiente capítulo me matarán.

Su vida en Seúl [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora