CAPÍTULO VIII

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El día del evento llegó Lissa y David estaban en la recámara arreglandose, Elizabeth le había pedido que le dejara a los niños, a lo que Lissa había accedido.

Cuando estuvieron listos y presentables bajaron, Lissa tomó a Caroline y David tomó de la mano a Dav, lo llevó hasta el auto y lo sentó en su silla, le abrió la puerta a Lissa que subió con la bebé. No eran muchas calles las que tenían para llegar a casa de su padre.

Richard ama a sus nietos, viste como ayer miraba a Caroline y Dav —dijo mientras no quitaba la miraba de enfrente, se veía tan atractivo con su traje caro y su loción que penetraba en el aire.

Si, definitivamente —sonrió mientras miraba a la bebé en sus brazos dormida.
Espero que Richard no se enoje por verme —se sincero.

Si sigue con la loca idea de que no eres buen padre, tendremos un muy gran problema él y yo —dijo entornando los ojos.

Quizá tenga razón...

Que mi padre no te haga sentir mal, por algo que haces bien, me escuchaste —lo miro molesta.

No es mi intención arruinar te la noche cariño.

No pasa nada tranquilo —Llegaron a la casa de Richard y David tocó la bocina, la puerta se abrió Elizabeth salio.

Hola ¿Cómo están? —sonrió mientras David le abría la puerta a Lissa.

Bien gracias —saludo a Elizabeth, mientras David traía en brazos a Dav, entraron a la casa dejando los niños adentro. Dylan y Dav inmediatamente se sentaron en el suelo para jugar.

Dav no te dará problemas, es tranquilo y Caroline ya la alimente hace un rato, así solo le queda dormirse en unas horas volverá a llorar, pero si para entonces aún no regresamos —señalo la pañalera —Me saque más leche por si acaso.

No te preocupes, ellos están en buenas manos.

Gracias nuevamente por cuidarlos —David se despidió de ella.

—De nada, pero ya vayanse se les hará tarde —Lissa le dio un beso a Elizabeth y regresaron al auto.

***

En el lugar del evento, cientos de personas entraban, todos hombres con grandes posiciones. Mujeres también conocidas por sus trabajos o otras simplemente por estar casadas con hombres de gran prestigio. Autos entraban al lugar siendo acomodados por los valet parking, reporteros y paparazzis estaban adentro y afuera en la puerta mirando las caras más conocidas en el mundo de los negocios, casas de caridad y beneficencias.
Cuando el matrimonio llegó al lugar, David se formó en la larga fila de autos por entrar.

La primera vez que ví algo como esto fue cuando estuvieron en Los Ángeles por los reconocimientos... —miro a David —...Fue la primera vez que te ví...

Me hubiera encantado haberte visto aquella vez —tomó su mano y la beso. La fila avanzó hasta que por fin les tocó.
David detuvo el auto, abrió la puerta, para bajarse mientras el valet le ayudaba a Lissa con su puerta, una vez que uno de los medios se percató de la llegada de David Hoffmann al lugar toda la atención paso para él y su mujer que bajo siendo ayudada por su esposo, se llevaron el auto y dejaron que los paparazzis comenzarán a disparar los flash de sus cámaras; más de un reportero le llamaba para hacerle un par de preguntas hasta que decidió acercarse a uno tomado de la mano por su mujer.

Señor Hoffmann, es un placer enorme como siempre verlo en los eventos de caridad y más ahora acompañado de su hermosa esposa —miro a Lissa la cual lo saludo.

Gracias, sabes que siempre estoy en estos eventos, es parte de nuestra responsabilidad ante la gran ayuda que hacemos a la gente.

Eso es cierto. Pero me sorprende ya que hace más de 2 semanas se especulaba que usted y su esposa no estarían aquí ¿Eso era cierto o un chisme? —David miro a Lissa y ella respondió.

Ningún chisme, era cierto, ya que yo estaba embarazada y hace 4 días nació nuestro segundo hijo, no estábamos seguros de cuando naceria así que por eso mi esposo había pensado en no asistir —el reportero sonrió ante lo que Lissa había dicho.

Señores Hoffmann felicidades por el nacimiento de su bebé, enhorabuena, esperamos pronto conocer a sus sucesores.

Pronto será.

Gracias por sus minutos y que disfruten el evento —se despidió de cada uno.

Gracias —siguieron su camino adentro del lugar topandose con George el vicepresidente de Housedream.

Hola, hola papás —le dio un abrazo a David luego volvió a tomar de la mano a Lissa.

Hola George —Lissa lo saludo.

Lissa la hermosa mamá —le sonrió —No trajeron a los pequeños.

No creo que sea un lugar propio para un niño de casi dos años y una bebé de días de nacida.

Eso es verdad, casi la gente estirada prefiere hacer aún lado sus hijos por eso nunca se ve uno aquí —David fruncido el ceño y George al percatarse aclaro —No lo digo por ustedes se que no lo hicieron por que es lo mejor para ellos, solo digo lo que realmente pasa aquí, en fin, la mesa tiene el nombre Housedream ahí nos sentaremos.

Bien gracias, nos vemos.

Nos vemos —se despidió y reanudaron su camino hasta la mesa.

Ese comentario me hizo sentirme mal por nuestros hijos... —David jalo una silla para que tomara asiento.

Cariño —se sentó a su lado y la miro—Nosotros no dejamos a nuestros hijos por que nos estorben sino porque son pequeños y la gente de aquí es bastante cruel para ver a niños.

Pero si ellos también tienen hijos ¿No?.

Si pero nunca están con ellos siempre hay niñeras o personal que los cuida hasta que están grandes.

Que chiste es tener hijos y no cuidarlos...

Lo mismo digo.













Continuará...

Del Deseo A La Tentación Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora