Del Deseo A La Tentación Parte 2

CAPÍTULO XLIII

Después de que observaron cómo el auto de Claire se alejaba de ellos y el hospital bajo la lluvia y giraba en una calle a la izquierda, soltó a Lissa, mientras le pasó un pañuelo por los ojos el cual se mojó de inmediato bajo las gotas rápidas de agua que caían del cielo en una noche más oscura de lo normal.

-Debiste... -dijo con una voz muy baja.

-No debí nada. Esa mujer no se ha ganado nada de mí, cariño, lamento de verdad esto, te juro que no pasó absolutamente nada con ella esa noche. Reconozco que si me la topé en aquel Bar en el que estuve, pero estuvimos hablando, enseguida llegó un hombre por ella y se fue. Como yo estaba tan ebrio no recuerdo mucho, así que le pedí a Owen que investigara un poco para saber si decía la verdad había pasado  -la miro a los ojos mientras mantenía su rostro arriba apoyando sus dedos en su barbilla  -Lissa eres y siempre serás la primera y la única en ser la Señora Hoffmann, no debes mantener tú rostro abajo frente a nadie incluyéndome, jamás, se firme ante todo amor mío. Se que ahora estas muy dolida, por eso déjame llevarte a casa con nuestros hijos, tomate un baño y descansa por hoy lo necesitas.

-No quiero estar... -dijo en sollozos.

-¿Conmigo? Lo sé. Pero no te preocupes no pienso darte molestia alguna, no pasaré las noches en la casa, me iré al departamento que tenemos... -la miro compresivamente.

-... Con los niños me volví débil ¿Verdad?  -logro decir.

-No, de hecho puedo decirte que tú etapa como madre te hecho mejor de lo que eras cariño...antes y ahora eres cariñosa, amable, dulce y entregada al cuidado de nuestros hijos  -tomo sus manos suaves, pequeñas entre las mías  -Vamos a casa, sino nos enfermaremos por estar bajo la fuerte lluvia.

La tomó del brazo y la guio hasta el bonito auto mojado estacionado, abrió la puerta para ella, subió y él rodeó el auto para subir, encendió el auto y arrancó saliendo del hospital. Cuando llegaron, bajo del auto junto David, entraron corriendo a la casa para no mojarse más. Al entrar Vicky les ayudó con los abrigos.

-Deberías descansar. Yo veré a los niños por ti  -dijo mientras la animo empujándola un poco hacia las escaleras.

-Gracias  -subió un escalón y me se tuvo  -¿Te irás esta noche?  -el labio le tembló un poco y un nudo en la garganta se hacia grande cada vez.

-Si...voy a tomar un par de cosas y me iré en un rato  -se sentó en el sofá, mientras observaba como estaba de pie en los escalones de la escalera.

-Antes de irte, y ver a los niños ¿Puedes pasar un momento a la habitación?  -se giro para mirarlo.

-Claro, en un momento te alcanzó - le sonrió mientras ella reanudó su andar a la habitación.

David entró a la habitación de Dav el cual estaba durmiendo pacíficamente en su cama con una pijama de carritos, se acercó a él le cobijo los pies que tenía descubiertos, le dio un beso en la frente y salió de la habitación.
Después entró a la de Caroline que también estaba dormida tranquilamente, mientras involuntariamente movía sus piernitas y en una de sus manitas tenía agarrado fuertemente un osito de peluche, bajo despacio la barandilla y le dio un beso en la frente también, subió de nuevo la barandilla y salió de la habitación. Se encaminó a la habitación de su esposa y ahí estaba ella con un vestido de seda color morado, con encaje en la orilla del escote, acostada en la enorme cama con el cabello suelto, se acercó a ella y tomó la sábana y la arropó.

-Lamento esto en verdad... -murmuro con los ojos aún cerrados.

-Pero si no has hecho nada Lissa  -dijo confundido  -Yo debería ser él que lo lamente  -deslizo su mano por su rostro.

-No te vayas...quédate esta noche y las que siguen conmigo... -tomo su mano y le dio un suave apretón  -No me abandones con los niños...  -dijo en sollozos mientras lágrimas volvían a brotar a pesar de tener los ojos cerrados.

-Me quedaré aquí las noches que sean necesarias, no te abandonare y a mis hijos tampoco...son lo único que me importan en esta vida y en la otra... -se acerco a ella puso sus pulgares por su rostro para limpiar el rastro de lágrimas y le deposito un beso en los labios. Se quito los zapatos y se acomodo en la cama a su lado y la abrazo toda la noche con la espera de que su corazón pudiera curarse por el mal rato.