CAPÍTULO XXV

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-Si...realmente eso casi sucede. Pero el crimen hubiera sido que la encontrarán a ella misma muerta con sus únicas huellas en el lugar. Desgraciadamente no sucedió... -giro de nuevo en la silla mientras David se sentaba en el escritorio mirando a su esposa, por un momento le pareció que ella si tenía ganas de matarla.

-¿Cómo diste con ella? ¿A que fuiste a buscarla, Lissa?  -la miro de nuevo, mientras ella apretaba los labios, no quería gritar ahí y sacar su coraje a flote. 

-¿Por qué? Es enserio lo que me preguntas. Y di con ella muy fácil, así como encuentro a los culpables en Homicidios o delitos. ¿A que fui? Muy sencillo, la busque para dejarle en claro que tú  -señalo a David  -Ya eres un hombre casado, con familia y que esa pobre ofrecida no tiene oportunidad, le dije que te dejará en paz o el próximo feminicidio sería ella  -dijo con seriedad, mientras David fruncía el ceño.

-¿La fuiste amenazar?  -soltó una carcajada  -La licenciada Hoffmann amenazó a otra mujer...vaya eso no me lo esperaba.

-Me da gusto que te cause tanta gracia mi acción  -se puso de pie  -Espero que también te cause gracia que llamó a nuestros hijos bastardos  -lo miro fríamente con sus bonitos ojos verdes que demostraban todo el enojo que guardaba dentro.

-¿Qué acabas de decir?  -se le borro la sonrisa rápidamente de la cara y se bajo del escritorio  -Les llamó bastardos a nuestros hijos, esa maldita perra...  -tomó la grabadora y la lanzo hacia las ventanas de la oficina haciendo que se rompiera en mil pedazos, llamando la atención de todos los que estaban afuera en el pasillo.

-Pensé que también te causaría gracia  -dijo con brusquedad.

-Como carajos va a causarle gracia eso, nadie le llama así a mis hijos. ¿Dime cómo diablos la encontraste?  -se acercó a ella.

-Dímelo tú. Tú fuiste el que dio con ella primero...  -respondió seriamente.

-Lissandra no estoy de humor, te exijo que me digas donde la encontraste  -se acercó de nuevo a ella haciéndola chocar de espalda en la pared.

-Según recuerdo esa mujer estuvo en el evento de New York, me la presentaste con el nombre de Claire, ella dijo que estaba trabajando para Forever Beneficencia, bien pues les llame para preguntar que hacia aquí, dijeron que piensan poner unas oficinas aquí en Los Ángeles y que ella había sido enviada para que se encargará de eso y de las oficinas. Así que técnicamente la tendremos respirándonos en la nuca. Contento  -lo empujó hacia la derecha y se sentó en el sofá.

«¿Qué le pasa a esa loca?, como se atrevía a llamar a nuestros hijos así ¿Cómo se atrevía a establecer aquí en L.A»  

-Así que por eso está aquí. ¡Maldita sea! Y encima ofende a mi familia, esto le va a costar.

-Por cierto también dijo que yo era una puta de anoche, que yo no era mujer para ti, que era una chiquilla que no sabía el como dar el nivel de mujer de sociedad.

-¡¡Y LO DICES ASÍ, COMO ASÍ!!  -la miro sorprendido, ante el como hablaba.

-¡¿Y qué quieres?! Que me ponga a explicarle  -lo miro con recelo.

-Pensé que...

-No pienses, mejor actúa Hoffmann...  -se puso de pie y abrió la puerta  -Piensa lo que vas hacer con ella y hazlo pronto no la quiero rondando de nuevo en mi casa  -salió y cerró la puerta tras ella. David abrió de nuevo la puerta y miro caminar hacia el ascensor.

-¿Es en serio? Te vas así  -grito  -¡Lissa!  -ella subió al ascensor y las puertas se cerraron  -¡CARAJO!  -miro a su asistente  -Melissa llama a limpieza por favor, que recojan los cristales y que pongan un vidrio nuevo.

-Si señor  -tomó el teléfono. El entró por sus cosas y salió lo más rápido para alcanzar a Lissa. 

Las puertas se abrieron y ella salió al recibidor encontrándose con Támara y Owen, se acercó a ellos.

-Lamento lo que presenciaron ahí arriba.

-No te preocupes ¿Esta todo bien?  -pregunto Támara.

-Definamos bien...mejor dime ¿Cómo vas con tu embarazo?  -tocó el vientre abultado.

-Todo bien, el médico dice que es un niño muy quiero  -sonrió. En ese preciso momento David se acercó de unas largas zancadas a las tres personas.

-No vuelvas hacer eso...  -susurro por lo bajo para que solo Lissa escuchará.

-Traigo mi auto ¿Vamos Tam?  -tomó a Támara por la espalda y la saco del lugar dejando a Owen y David ahí parados, mirando las como se iban.

-Veo que esta furiosa ¿Pues que le hiciste?  -Owen miro a David el cual solo enarco una ceja.

-Te cuento en el camino...  -salieron del recibidor.

Lissa comenzó a contarle lo sucedido a Támara, mientras conducía, Támara realmente estaba sorprendida por su amiga y lo bien que había manejado la situación.

-¿Por qué esa mirada?  -miro de reojo a su amiga.

-Me sorprende el hecho de que enfrentarte a esa mujer, de que no has derramado ninguna lágrima por esa ofensa hacia a ti y tu familia, eres muy valiente en verdad.

-Esa mujer no me va a ganar la batalla, Tam, yo soy la mujer del presidente de la beneficencia más conocida y del empresario David Hoffmann. Cuando tuve a Dav, algo cambio en mi, el Teatro de niña lastimada quedó atrás, ahora toma lugar la mujer, la Señora Hoffmann y no puedo andar por ahí llorando como Magdalena. Y esa no es rival para mi, aunque si me va a causar Buenos Dolores de cabeza, eso te lo aseguró  -giro el volante en una calle que dirigía a la privada residencial donde vivía.

-Eso es verdad. Su amor es real, honesto y fiel, esa es solo un obstáculo más  -sonrió para Lissa.

-Lo que me preocupa es que si esa mujer seguirá aquí, estos problemas me lleven a dejar a David...  -susurro con tristeza, eso le dolía más que nada.

-No, no, no...eso no sucederá. Porque David esta molesto también con ella, la manera en que ofendió a su esposa y hijos no se lo perdonará ni lo pasará por alto rápido y créeme que él se encargará de eso.

-Espero...
















Continuará...
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Del Deseo A La Tentación Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora