Roto

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No podía creer lo que había hecho, no; aun no lo creía. Aun su pecho estaba latiendo desenfrenadamente, la corriente de la adrenalina aún estaba en sus venas. Sus ojos estaban más que dilatados al igual que su nariz. Trataba de controlar lo que le estaba pasando su cuerpo.

Todo empezó desde que Edward la salvó, todo empezó desde que se quebró. Esa mañana quería morir, quería dejar atrás al demonio que la atormentaba desde que era una niña, ese día decidió morir.

Solo que el chico pálido llamado Edward la rescató. Pero al hacerlo la iba a meter en más problemas. Tuvo que hacer lo que tuvo que hacer, más vale prevenir que lamentar.

La familia Cullen era la más extraña, porque la rubia la veía con cierta amenaza. Su mente empezó a proyectar el peligro hacia ella.

¿Por qué la gente bonita lo tiene todo?

¿Por qué esta rubia tiene padres que si la quieren?

¿Por qué ella tiene que sufrir en este infierno?

¿Por qué nadie escucha sus plegarias?

Dios solo apiádate de mí y quítame este letargo de sufrimiento...

Deseaba con todas sus fuerzas quitarle esa mirada a Rosalie, la chica pálida hermana de Edward. La imaginaba ahogándola en el rio. Lástima que la rubia a lo mejor también tenga súper fuerza como la de Edward. Vio como Edward se acercaba disipando la tensión entre ella y Rosalie.

Salió del hospital para ir a Port ángeles. Necesitaba buscar dinero ya que el demonio solo le dejo cinco dolores y no sabía cuándo regresaría. Aun con el cuerpo adolorido manejó hacia su destino. En el camino encontró en la guantera varios medicamentos para el dolor y la desinflamación. Algunas parches y curitas que parecían demasiados caros, era extraño para ella ya que no recordaba haberlos comprados.

Estacionó su neón en el lugar más retirado, fue hacia el restaurante que a veces le pagan bien por lavar los trastes.

Después de cinco horas de estar parada y tener las manos engarrotadas de tanto lavar, salió del local para ir a su casa. Algo le llamó la atención, ella conocía a esas dos personas que estaban hablando con aquellos motociclistas. Si, el recuerdo se parecía como si fuera ayer. Eran los otros demonios que le quitaron parte de su infancia y le dieron todo lo que los humanos pueden llegar hacer.

Lagrimas salvajes salieron de sus ojos. Lloraba de coraje, de impotencia ante el recuerdo. ¿Iba seguir atada a este destino?

No.

Ya no quería sufrir.

Ya no quería llorar de impotencia al recordad su pasado donde esos dos sujetos la sometieron porque su padrastro la prostituía.

En su mente se le vino la imagen que tal vez estos tipos venían hacer lo mismo a su pequeña hermana... NO.

NO.

A ella NO.

Ella ya los veía como una amenaza y empezaba imaginarse como los haría pagar. Regresó al restaurant para robar un frasco de cloroformo que vio en el despacho de su jefe. Ella haría justicia por su propia mano. Pero antes vio que auto de la acera estaba desprotegido. Y cuando encontró una camioneta demasiada conocida no pudo evitar sonreír como el grinch. Isabella Swan debería dejar sus cosas desprotegidas.

Miró que nadie se diera cuenta lo que había pasado mientras construía un plan y uno de respaldo, no iba a dejar que su hermana sufriera el mismo destino. Si esos hombres estaban aquí, era por algo. Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Ella los había seguido y a propósito chocó la camioneta contra ellos cuando ya habían salido de port ángeles y llegaban por R. Corner.

Shirley (Edward Cullen x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora