Invitaciones

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Shirley sintió como la sangre de su cuerpo se calentaba a un nivel efímero. No pensó ni siquiera esperó que Edward empezara hablar porque ella de inmediato gritó y acusó.

— ¡lo sabía! ¡Sabía que te gustaba Charlie!

Shirley vio como Edward se quedó quieto y negó. Pero ella ya no le importó se sentía una estúpida para bajar la guardia y que su rival avanzara hacia el corazón de su amado.

— ¿Qué?

—no te hagas el desentendido... ¡oh por dios no puedo creer lo bajo que has caído!

Shirley lo empujó aunque Edward ni siquiera se movió, ella lo rodeó y se subió al auto. Vio que su hija ya se estaba quedando dormida y le dio una sonrisa. No esperó, ni siquiera le importó lo que Edward le quería decir. Sentía una traición por parte de él.

¿Por qué Edward no podía fijarse en otra persona que no sea Charlie?

Suspiró abatida pero al ver lo que había logrado este día ya no se sentía de esa forma. Rosalie le compró a Polly un guardarropa nuevo y ni que se diga de los juguetes, Polly no cabría de la felicidad que sus ojos desbordarían al abrir los nuevos juguetes.

Suspiró al ver que Edward la venia siguiendo, aceleró más y casi rebasó el límite de velocidad, para después bajarlo ya que se acordó que tenía a su niña en el asiento de atrás.

Cuando llegaron a la casa Shirley se apresuró en abrir la puerta de la casa para meter a Polly. Edward la ayudó en traslado.

—Ponla aquí —señaló el sofá.

Edward obedeció como un robot.

—tu hija tiene la misma esencia aunque un poco diluida...

—eso dijo Rosalie. ¿Eres un demonio? —preguntó de la nada al sentir curiosidad de como Edward podía oír las mentes y tener una súper fuerza al igual que el olfato.

—no... pero es como pareciera —lo dijo en un tono deprimente. Si definitivamente no era un demonio, los demonios no se deprimían.

—oh... ¿quieres tomar algo? —ofreció.

—no gracias, he querido hablar contigo desde la escuela.

—pues... —Shirley miró a su alrededor y se dio cuenta que no podía evitarlo ya que estaban en su casa.

—está bien. Habla... pero si dice algo de Charlie te sacó de mi casa —replico.

—no hablare de Charlie, no me gustan los hombres, ya te lo he dicho.

Ella asintió aun desconfiada mientras se sentaba en el sofá y el del otro lado.

—no podemos ser amigos, porque no soy una persona buena del cuento.

—y por suerte no lo somos... tu dejaste bien claro aquella vez.

—no. Yo dije que no podíamos, no que no quiera...

Shirley suspiró de nuevo con cansancio, Edward le hacía que le doliera la cabeza.

— ¿me lo puedes decir en español?

—solo quiero decirte que si eres demasiado inteligente como veo que lo eres, te mantendrás alejados de nosotros.

Shirley vio como Edward se levantaba y salía de su casa. Ella quedó en shock. Más que en shock estaba aturdida.

¡El idiota de Edward le prohibió que no se acercara a su familia!

¡Ese hijo del mal dormir, tuvo el descaro de amenazarla en su casa!

Shirley (Edward Cullen x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora