Shirley Lowood es una chica que tiene un don especial. Casi desapercibida en la escuela, pero todos están conscientes de ella. Cuando se encuentra con Edward Cullen, pasa algo inesperado. Un apego, una nueva ilusión, un secreto.
Los personajes no so...
Cuando despertó de su inconciencia olisqueo el aire y tuvo ganas de vomitar. El aire olía a sangre y a piel quemada, su estómago no fue tan fuerte como ella pensaba. Vomitó. Vomitó lo poco que tenía en su estómago y la bilis que tenía acumulado. Lo más asqueroso era que toda su cara se embarró por estar boca abajo. Lloró de nuevo al darse cuenta que fue egoísta al pensar que podría ser libre del demonio, de las ataduras que tenía. Al final las cadenas eran de diamantes y muy difícil romper.
Lloró desconsoladamente al verse rota. Sentirse perdida en este mundo. ¿Qué esperar cuando lo que obtienes es un mal momento? ¿Alguna vez sería feliz? ¿Está mal desear lo que los demás tienen? ¿Los hombres la querrán con el cuerpo marcado?
Sollozando una y otra vez se dijo así misma que dios la estaba castigando por haber nacido en este lugar. La estaba castigando por querer nacer. La estaba castigando por desear el mal a los demás. Esto era su penitencia por haber nacido.
Ella se quebró. Sus emociones eran deprimentes. Sus sentimientos ya se estaban secando, ella solo deseaba tener un romance como las novelas que leía, solo deseaba ser querida y dios la castigó por anhelarlo. Sintió como otra arcada venia, vomitó de nuevo viendo como su saliva salía verde amarillo, amarga y espumosa.
Deseaba morir.
"Mátenme"
"Mátenme"
"Mátenme por favor"
Una pequeña luz vino en su delirio. Algo le decía que tenía que esperar que algo venia en su ayuda. Su cuerpo sentía frio y sentía que la cabeza iba a estallar cansada de llorar volvió a quedarse dormida sin importarle embarrarse más de su vomito.
Algo la despertó, escuchó algunos pasos. Paul le daba órdenes a su madre, Polly lloraba. Ella puso mucha atención cuando escucho voces que venía de afuera de la casa.
Su mente gritó que pidiera ayuda. Que no era hora de ponerse a llorar que ella todavía tenía que vivir para poder matar al demonio.
—a-ayuda por favor —musitó ronca—. P-por favor ayuda... ¡AYU...DA!
Escuchó como iniciaron los balazos y ella sintió que la opresión en su pecho se volvía ligera.
Alguien la iba ayudar... alguien la vino ayudar. Lloró de nuevo, esa pequeña esperanza volvía en su mente. Pero su cabeza estaba a punto de explotar cuando estaba sintiendo que estaba quedándose dormida.se sentía cansada.
Entre sueño escuchó una voz dulce casi angelical que le decía:
—déjame hacerme responsable de ti... por favor.
¿Responsable? Había alguien que le había dicho eso hace mucho tiempo, ella no sabía cuándo ya que el tiempo que estaba encerrada se le hizo eterno. Shirley se acordó que fue un compañero de clases que le dijo aquella palabra.
Responsable.
—acepto. —musitó mientras sentía unos dedos fríos acariciarla en la mejilla.
Shirley solo sonrió y volvió a quedarse dormida.
Cuando tomó conciencia de ella misma se dio cuenta que estaba en una habitación que no era el sótano. Lo más raro era que esta habitación era de color blanco.
¿Era el cielo? ¿Al fin había logrado morir?
Escuchó el sonido del monitor de signos vitales y se llevó una sorpresa al ver que tenía varios tubos en su cuerpo. Se preguntó cuánto llevaba en la cama... estaba en el hospital. La realización la golpeó como una bola de demolición.
Escuchó como la maquina emitía más pitidos y vio cómo su presión sanguínea se elevaba. No tardó mucho para que las enfermeras llegaran y controlaran su estado de perturbación.
—querida ya estas despierta, trata de no moverte aun estas incapacitada. Tus costillas aún están sensibles. El doctor Carlisle no tarda en llegar.
Shirley sintió que era estúpido de su parte preguntar en donde estaba, si ya sabía en donde estaba. Entonces preguntó por lo que importaba.
— ¿p-Polly? —preguntó ronca, su garganta estaba seca y aún seguía el sabor de vomito junto con la sangre.
— ¿Polly? ¿Tu mamá? —preguntó la enfermera tratando de entenderle, pero era muy lenta para saber lo que ella quería. Shirley negó—. ¿A tu hermana?
—si... ¿Dónde está mi hi...hermana?
—Oh querida —la cara que puso la señora le dio un mal presentimiento—. Tu padre... bueno... ¿Cómo decirte esto?
Shirley quería decir que con palabras que ella la estaba haciendo pensar cosas mal. Que se apresurara a dar los detalles. Shirley notó como el doctor entraba y se sorprendió al verlo. Definitivamente se aparecía a Edward.
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—hola, mi nombre es Carlisle Cullen, estoy a cargo de tu salud. Te recomiendo que aun estés acostada y no te muevas demasiado.
Shirley no le prestó más atención ya que seguía observando como la enfermera le pedía al doctor ayuda en su metida de patas.
— ¿Dónde está Polly? —preguntó Shirley al ver que el doctor estaba anotando algo en el expediente.
Shirley vio como el doctor ponía una cara de pena.
—Shirley tienes que tomar esto con calma...
—no puedo tomar algo con calma cuando ustedes me dejan con una preocupación. ¡¿Dónde está mi hija?! —gritó.
—Las cosas se salieron un poco de control. Lo sentimos, una bala perdida le perforó el pecho.
Shirley sintió como toda su mente se colapsó. Empezó a reírse de la estúpida broma que le hacia el doctor. Respiró profundamente para después pensar. Su hija estaba herida... ella estaba recibiendo tratamiento al igual que ella.
Trató de llevarse una de sus manos en los ojos para limpiarse las lágrimas que habían salido. Su hija estaba bien. Ella estaba viva.
— ¿en que habitación esta? —preguntó mientras pensaba como levantarse e ir hacia donde estaba su pequeña.
—lo siento... creo que no me explicado bien. Tu hermana murió camino al hospital. Hice todo lo posible para revivirla... lo siento.
Shirley sintió como todo se nubló. Como la inconciencia se hacía cargo de su dolor.
Egoísta
Egoísta
"Si hubiera sabido que alguien moriría por mi...
No habría sido tan codiciosa por querer vivir de nuevo".
hace unos días alguien me reportó. si no les gusta la historia es mejor dar vuelta atrás y buscar algo de su estilo. Realmente evitemos sentir mal al otro.
