¿Puedes ver mi corazón?

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Los días siguientes, Edward la llevaba por el bosque cerca del prado y se ponía a contarle un poco sobre su larga vida. Shirley no quería saber qué es lo que realmente eran los Cullen. No era tonta y ya se hacia la idea de que Edward realmente fuera un vampiro, pero para ella Edward era un Inhumano que se hizo responsable de ella y ella estaba agradecida aunque por tiempos pensaba en el "hubiera" y de lo "hubiera" pasado si ella estuviera a su lado.

Polly.

Su pequeña Polly. La extrañaba a rabiar que estuviera a su lado para pasar esta nueva etapa a su lado.

Este día era viernes, había quedado ir al lago a pasar el rato. Edward condujo a toda velocidad mientras Shirley se agarraba del asiento tratando de no vomitar. No le gustaba esta clase de adrenalina.

— ¿puedes ir más despacio? Creo que tanta curva me está dando ganas de vomitar.

Edward sonrió y poco a poco bajó la velocidad. Era lo que le fascinaba de Edward, que cualquier cosa que ella pidiera este le cumplía.

— ¿así está bien?

Ella asintió mientras veía como se acercaban al Lago.

— ¿puedes escucharme?

—no.

—eso es bueno.

— ¿Por qué? —preguntó curioso.

Shirley no quería decirle que este lugar le traía recuerdos desagradables, así que solo trató de ser evasiva.

—por algo. Cosas que no entenderás.

—puedo si me explicas —pidió el humildemente.

—no.

Edward le dio una mirada abatida que remplazo con una sonrisa.

—quiero llevarte por aquella pradera para que puedas ver la vista de este lugar.

Shirley sonrió entusiasmada con la idea de Edward.

— ¿me llevaras hasta la copa de los árboles para eso?

Edward asintió.

Shirley esperó a que Edward estacionara el auto, esperó a que Edward le abriera la puerta para que ella lograra tomar la mano de Edward y sentir la corriente eléctrica que le provocaba. Ella sonrió cuando Edward la veía con esa luz de adoración escrito en toda su cara.

Shirley pensó que para Edward ella era su mundo, y para ella Edward se estaba convirtiendo en el inhumano que podía cambiar su mundo entero.

Edward se acercó, y la besó delicadamente; ella se dejó llevar y sumisamente aceptó el beso tierno de Edward.

Eran adictivos de alguna manera, aquellos besos la hacían olvidar del vacío que sentía al no tener a Polly. Ese beso la dejaba en blanco y solo deseaba seguir besando a Edward.

Era difícil de separarse una vez que iniciaban en el momento del besuqueo. Edward la tomaba de la cintura y la aproximaba más a su cuerpo, ella lo tomaba del cuello y se paraba de puntitas para profundizar el beso.

Después de media hora se separaron al ver que ambos tenían la mirada llena de olas lujuriosas que aclamaban llevarse al cabo.

—Va a empezar a llover —dijo ella tratando de calmar su acelerado corazón. Un sentimiento de alegría la inundo en oleadas. Necesitaba abrazar a Edward y demostrarle su afecto.

—sí, vamos. —la tomó de la mano y la caminaron alrededor del lago.

Shirley apretó la mano de Edward mientras sonreía como una estúpida enferma mental. Se sentía rara con este sentimiento. Vio que Edward la miraba de refilón y también sonreía. Sintió como él la cargaba al estilo nupcial y empezaba a correr a velocidad inhumana. Ella lo abrazó fuertemente mientras inhalaba el aroma embriagante de Edward.

Llegaron al lugar, Shirley sintió como Edward la bajaba delicadamente. Ella abrió los ojos lentamente para maravillarse de la vista. Edward le sonrió brillantemente para después acariciar su rostro. Ella estaba aturdida y de nuevo esas ganas de querer gritar de felicidad hicieron que ella se acercara más a Edward para besarlo.

Edward la guió hacia el tronco de un árbol y ella se recargó haciendo que Edward se acercara más y estuvieran cómodos mientras seguían besándose. Varias veces tenía que respirar profundamente para volver a besar a Edward.

Después de sentir los labios entumecidos y cansados ella se apartó de él. Edward parecía estar abatido pero recobró la postura para ayudarla a sacudirse la maleza del árbol. Cuando ella se volteó a ver porque tenía cortezas del árbol en su pelo y parte de su ropa se dio cuenta del árbol que estaba abollado, era como si Edward hubiera estrujando el árbol.

Ella evitó hacer comentarios estúpidos e intento no tomar demasiada atención hacia el pobre árbol.

Al final estaban en la cima de un árbol observando el río, observando que tan simple se veía la vista. Shirley sonrió mientras Edward le daba su declaración de amor con esa voz suave llena de ternura y adoración.

—Shirley, eres lo que nunca espere, eres la droga que estoy segura jamás dejar por la eternidad. Todo tu ser me atrae de una manera que indescriptible para decirte. Estábamos destinados a conocernos tarde o temprano. Algo invisible e indestructible nos une, tú eres todo para mí y espero que con el tiempo yo sea todo lo que tú necesites...

Shirley se sintió abrumada, estremeciéndose de pies a cabeza. Una sensación caliente la calentó de pies a cabeza y el sonrojo la cubrió por toda la cara. Es lo que deseaba desde que era pequeña, es lo que soñaba y anhelaba cuando el mundo se le venía encima y sentía que no podía seguir adelante.

De la nada sintió sus ojos humedecerse y las lágrimas brotaron. ¿Era dicha? ¿Era alegría? ¿Esperanza? No sabía cómo definir el sentimiento que la estaba abrumando. Edward la abrazó y la consoló en su estado de vulnerabilidad.

— ¿puedes ver mi corazón? —musitó en el hombro de Edward.

Edward la abrazó más fuerte y le beso la coronilla mientras respondía a su pregunta.

—esperare, ya te lo he dicho. Seré perseverante para poder tener tu corazón, Shirley.

Shirley quería decirle que era hermoso lo que le había dicho, que se sentía un poco incomoda al igual que triste. Triste porque nunca esperó ser amada de tal forma. Y le daba tristeza no poder responderle en estos momentos como él deseaba. Ella abrazó más a Edward mientras sollozaba, Edward la acurrucó más a él. Ella pensó que la vista del paisaje ahora tenía otro significado aparte de la melancolía que la estaba rodeando.

Ella terminó cansada que cedió a las alas de Morfeo. Cuando despertó descubrió que estaba en su cama abrigada con las luces apagadas. Había nota pegada en el buró de su cuarto. Era la caligrafía de Edward. Sonrió al ver lo que decía.

¿Puedes ver mi corazón?

Soy el único que está a tu lado,

Siempre estaré cuidándote detrás de ti.

Solo deseo que más adelante pueda ver tu corazón, para que si te des cuenta que tan profundo es el amor que te profeso.



Edward.

Shirley (Edward Cullen x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora