Shirley (Edward Cullen x oc)

I do believe in Fairies

Shirley pensó que iba sentir asco en besar a otro hombre, pero Edward tenía razón. Su beso fue atrayente y adictivo que sin pensarlo más ella profundizo el beso invitándolo a dejarse llevar ya que Edward estaba un poco rígido.

Shirley alzó las piernas para enroscarse a la cintura de Edward. Edward la sujeto mientras la acercaba hacia una roca. El beso terminó y ambos se vieron con los ojos totalmente pardos. El deseo irradiaba en ambos.

Shirley le dio otra sonrisa y volvió a besarle. Esta vez Edward la guió en que el beso sea suave y delicado como si se tratara de una muñeca de porcelana. Besos repetitivos seguían era imposible separarse de los labios de Edward.

—lo siento Shirley soy un hombre. —dijo Edward mientras la bajaba y se alejaba de ella casi huyendo de ella.

Shirley se quedó aun atolondrada al darse cuenta que aun deseaba besar más a Edward. La boca de Edward era fría y fresca como un manjar dulce que te dejaba la boca con la sensación de algún endulzante artificial. Shirley sonrió.

Hace un mes y medio había dicho que no estaba enamorada de Edward, hoy podía decir lo mismo. Pero había un leve cambio. Edward no le era indiferente. Le estaba empezando a gustar a Edward. Al darse cuenta de esta realización se quedó en shock. ¿Estaba bien tener estos sentimientos? ¿Estaba bien en seguir adelante?

—Shirley... Shirley. ¿Estás bien?

Edward estaba frente a ella con la cara preocupada mientras la revisaba que no estuviera herida. Shirley lo vio por unos segundos más antes de ponerse a llorar.

— ¿crees que soy una mala persona por querer seguir adelante y olvidarme de mi hija? —preguntó mientras trataba de limpiar las lágrimas.

—no. Tú no eres una mala persona. Tu bien sabes que tu hija desearía que fuera feliz.

—Isabella y los del Forks, piensa diferente.

—ellos son los malos en pensar así. ¿Estamos?

Shirley asintió pero aun así estaba evitando ver a Edward. Fueron las manos frías de Edward que la hicieron alzar la vista.

—tu eres única y especial para mí. ¿Lo sabes verdad?

Shirley negó mientras se perdía en la mirada intensa de Edward.

—Shirley... me gustas más de lo que te puedes imaginar. Todo tú me fascinas, y haría todo lo posible para que fueras feliz. Se lo que deseas, pero eso no te lo puedo dar. Discúlpame.

Shirley sonrió. Ella sabía exactamente de que hablaba Edward. Su Polly.

—Edward... creo que me gustas.

Edward quedó unos segundos en estado catatónico, para después sonreír como si le hubiera dicho que ganó la lotería. La besó de nuevo con una sonrisita en la cara.

—Gracias —dijo después de besarla y darle suaves besos—. He estado esperando por esto, desde hace tiempo.

Shirley le sonrió y no pudo evitar deslizar lo siguiente.

— ¿querías que te viera brillar como un diamante?

Edward soltó una carcajada.

—ya te he dicho que me fascinas, no. Eso no. Me refiero a escucharte decir eso.

—ahh. Por cierto, —Shirley le dio una sonrisa burlona mientras decía esto: — i do believe in fairies.

— ¿eh?

—i do believe in fairies. I do, I do.

Shirley se soltó a reír al ver la cara de confusión de Edward.