Capitulo XXVIII Despedida a un amor Pte. 2

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Jimin siempre fue un chico fuerte, siempre lucho por cada uno de sus sueños y sus deseos, cada una de las cosas que ponía como meta, las alcanzaba, siempre con una mente positiva y lleno de optimismo a pesar de las adversidades, fiel a lo que creía correcto, creía en Dios, confiaba en él, cada paso que daba en su vida era totalmente guiado por su intuición y siempre le fue bien.

Cuando Jay murió, todo su mundo cayó en aquel instante. Los días siguientes al funeral, fueron un infierno para el rubio, tuvo en una fuerte depresión en la que solo hallaba algo de consuelo con el alcohol y los cigarrillos, dormía muy poco y lloraba demasiado, casi creía que sus lágrimas no acabarían jamás, que su sufrimiento nunca iba a terminar.

Estuvo encerrado varios días en aquel apartamento que compartía con Jay, no podía despegarse de aquella habitación en la que alguna vez había sido tan feliz, abrazaba la ropa del mayor, todas las fotos y los recuerdos volaban por todo el lugar, no quiso en ningún momento mover nada de su lugar, la cama aún conservaba las mismas cobijas, sobe la mesa seguían los tazones de Ramen ya descompuestos, las rosas que había dejado Jay las había puesto en agua pero con el paso de los días comenzaron a morirse, y eso solo hacía que el corazón del rubio doliera más, el saber que se estaba yendo la esencia de su primer amor, que estaba muriendo su presencia de aquel lugar.

Moon Su, su amiga, una mañana llego a aquel sitio encontrando un olor desagradable por la comida dañada y las rosas muertas, y en aquella habitación, la triste imagen de Jimin, herido en todas las maneras posibles, no física pero si internamente, ella jamás vio tanto dolor como en ese rostro inconsciente por el alcohol.

Unos días después logró limpiar el lugar sin que Jimin lo supiera, y aunque el menor se enojó por haberse deshecho de aquellas cosas, no pudo evitar romper en llanto en los brazos de la castaña, quien lo sostenía con todo su amor, mordiendo su labio inferior por no llorar y así poder consolar a su pequeño.

Digamos que ese día, Jimin tocó fondo, con un esfuerzo casi sobre humano, acepto hacer terapias con un psicólogo, el cual le practico algunas sesiones para poder dejar ir a Jay, y sentir que la vida continuaba, además, también le recetó algunos antidepresivos para estabilizar su ánimo y poder dormir lo que correspondía. Gracias a esto, Jimin logro ver hacia adelante, acepto mudarse como terapia para dejar atrás el pasado e iniciar una nueva vida y así lo hizo.

A pesar de todo esto, el nunca olvido a Jay, nunca se despidió de él, nunca lo dejó ir. Jimin conservaba cada fotografía, conservaba los poemas que alguna vez escribió para el mayor, tenía cada notita que solían pegar en el refrigerado con cosas simples como:

''Amor saca la ropa de la secadora'', ''Jiminie, no olvides tu almuerzo, está en el micro'', ''Me fui temprano, te dejé café, te amo'', ETC.

Además de todo esto, tenía aquel anillo de compromiso junto a esa notita que había roto todo su interior... ''Dejarse llevar, suena demasiado bien''

Esa frase lo acompaño por los siguientes dos años, dándole fuerzas para continuar, por supuesto, no la compartió con más nadie, solo con Jungkook, quien se había hecho su mejor amigo, con él lograba desahogar cada cosa que llevaba en su ser, con el menor podía llorar, reír, divertirse, porque él había demostrado que después de todo la vida podía tener su lado bueno, y que con un buen amigo a tu lado seria todo mucho mejor, él y con aquella canción que siempre le dedicaba a su rubio amigo...

''Cuando un sueño se te muera o entre en coma una ilusión

No lo entierres ni lo llores, resucítalo

Y jamás des por perdida la partida, cree en ti

Aunque duelan, las heridas curarán...

Take Me ~ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora