42. Siempre adelante

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(EDITADO)

Edén

Sangre, llanto, el sonido de la ambulancia, oscuridad y Aarón dejándome...

Me desperté sosteniendo mi pecho con ansiedad, mi frente sudaba y mi cabeza dolía un poco, solo fue una pesadilla.

Vi a los angelitos junto a mí estar profundamente dormidos, Abby empezó a removerse y a apretar sus pequeños ojos, sabía que estaba teniendo una pesadilla también. Despertó de golpe y al verme empezó a sollozar.

—Shh muñequita estoy aquí —aparté los rizos de su rostro y acaricié su mejilla, me estiré un poco sobre Tyler en medio de nosotras y besé la cabeza de mi pequeña.

—Mami extraño a mi papito —las lágrimas llenaron mis ojos y mi corazón empezó a doler.

—Yo también lo extraño hermosa y mucho —admití.

Ella cerró sus ojos y dejé que llorara en silencio mientras acariciaba su espalda para que se calmara. Jamás volvería a dejar que mis niños pasaran por algo tan traumático. Al despertar vestí y entramos al auto en el que Ian nos esperaba.

—Hola enana —saludó a la pequeña.

—Hola tío —saludó Abby con tristeza.

Ian me dio una sonrisa leve nostálgica a manera de saludo y salimos rumbo al que había sido nuestro destino desde hace tres meses.

Entramos a esa habitación y podía ver al amor de mi vida acostado en esa cama. Luego de lo sucedido en el bosque Aarón había perdido mucha sangre, su estado se agravó dejándolo en estado de coma.

A diario venía con los niños para ver su mejoría. Tenía tanto miedo de perderlo, se veía pálido en esa cama, la bala le había atravesado un pulmón. No había noche en la que no le pidiera al cielo por él para que no nos dejara solos. Sabía que él soportaría, pero no sabía cuánto.

—Hola papito —Abby se acercó a la cama —. Hoy he tenido una A en mi tarea y la maestra de ballet dice que soy muy buena —una lágrima le salió y ella se limpió de inmediato.

Tomó su mano entre las suyas y siguió hablándole con la esperanza de que él le respondiera.

—Ya terminé de ver Lucifer estoy esperando la última temporada, Tyler ve conmigo Barbie y mi tía Lail me regaló una pareja de conejitos los llamé Pucca y Garu, ya que la conejita busca al conejito, pero él no le hace caso. La academia que mami abrió hace un mes va muy bien, vienen adultos y niños, hay uno que hizo que me cayera el otro día así que lo mordí y salí corriendo. No puedo dormir papito, me hace falta escuchar tus cuentos y mis sueños no son bonitos. Mami dice que me llevará con una psicóloga, no sé qué sea, no quiero ir. Me da miedo salir de casa últimamente y que me alejen de ustedes de nuevo, a pesar de que he mejorado en ballet ya casi no me apetece bailar si no estás para verme hacerlo —empezó a llorar y mi corazón se partió mientras me sentaba en una silla cercana a la cama con Tyler en mis brazos, quien movía sus pies y manitos admirando todo en la habitación.

—Te extrañamos amor, tienes que despertar —musité y acaricié a la niña para que se calmara.

A los minutos entra Esmeralda, aun sentía culpa por lo que pasó con los niños, yo siempre le recordaba que no fue culpa suya que una loca se los llevara.

—Hola querida ¿cómo está mi niño? —se acerca a Aarón y depositó un beso en su frente.

—Sigue igual —le sonrío con tristeza.

—Va a despertar, te lo aseguro.

Charlamos un rato más en la habitación, llevo a los niños a comer fuera mientras Ian y Jen llegan para hacerle compañía a Aarón junto a Esmeralda, regresamos y platicamos hasta que la parejita se va. La tarde pasa rápidamente, le cambio el pañal a Tyler y arropo a Abby en el sofá que hay aquí dentro mientras la abuela de los niños se va un momento a la cafetería del hospital.

Edén sin censura © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora