Saltó por edificios y techos impulsado por sus patas, no sabía lo que hacía pero ahí estaba, saltando y equilibrandose como si siempre lo hubiera hecho. Se sentía nuevo y renacido.
Descubría los olores, los colores por primera vez y con más intensidad, y su pecho se imflaba de felicidad. El era felíz, era él.
Sus piernas traseras empujandolo, sintiendo sus musculos estirarse y liberarse, escuchando tantos ruidos, sintiendo la magia en el aire y dentro de sus venas. Amando este sentimiento de ser libre.
Sintiendo la magia en él y en el mundo en cual vivía. Las estrellas artificiales en el cielo y las que han estado por millones en el cielo. Tan antiguas como la magia misma.
Sintiendose uno con él mundo y el mundo siendo uno con él.
Sus orejas y piel sintieron algo, otro ser, olfalteó el aire. Había alguién más como él por aqui.
Saltó hacía una ventana abierta donde venía aquel aroma. Cayó de forma precisa sin hacer ruido, sin lastimarse y sin quejarse. Sin dudas, se sentía como nuevo.
Vío el lugar, pero prefirío ofaltearlo, el aroma era conocido; familiar y hogareño. Reconocío este lugar como su refugío.
Caminó en cuatro patas aun confundido de donde estaba. La oscuridad no era un impedimento para ver los muebles y obejtos personales.
Miró a su derecha y se sobresaltó un poco, vío su reflejo en un espejo. Un enorme gato negro con ojos verdes, orejas gatunas pero un cuerpo delado y largo.
Adrién lo miró y grabo cada parte de su ser, era la primera vez que lo veía. Algo andaba mal y lo sabía, de alguna forma, como si lo supiera se puso de pie en dos patas. Lentamente y su cuepor parecía adaptarse a ambas posturas.
Se vío en el espejo, ¿ese era él?, "¿ese soy yo?".
Era como ver a un extraño...un desconocido en su propio cuerpo. Tocó con sus manos el reflejo, ambas afiladas garras negras se tocarón intentando ser uno.
Adrien bajo las orejas desconsolado, ¿quién era él?.
"¿Este soy...yo..quién soy yo?"
Adrien miró sus ojos, sus irís afilados y delgados, relucientes y animales. Recordó...este no era él...había algo más en él.
Respiraba rápido y asustado. Empezó a recordar...su apariencia, el otro Adrien se llamó. Las uñas desaparecierón, su estatura se encogia y el pelaje se unía a la piel dejando una tez clara. Aparecieron sus cabellos rubios y sus colmillos desaparecierón. Sus irís se volvierón redondos y parpadeó un par de veces. En frente de él, estaba Adrien, aun tocando la mano de su reflejo.
Vio su piel humana, su cabello, sus ojos, todo. Como si fuera la primera vez que se veía asimismo. Volviendose a conocer.
Alguien tropezo haciendo ruido detrás de él, volteó rápidamente, ahí estaba una mujer. Dudoso olfalteó el aire y gruñó. Era su instinto y no dudaria en atacar.
La mujer de cabello largó hizó señas de que se calmara. Adrién suspiró pero no bajo la guardia.
-tranquilo Adrien...no te hare nada- la mujer sonrío y sintío un aura de tranquilidad. El joven se calmó por completo. Estaba a salvo.
-Adrien...- dijo una voz ahogada detrás de la mujer. El adolescente enfocó la vista y vío a su hermano mayor Felix. Con los ojos abiertos y palido, nunca había visto una expresión así, estaba asustado.
-Felix...- dijo lamentandose. ¿Él le temía a Adrien, su hemano le temía?
Ambos hermanos estaban asustados.-todo estara bien...-susurró dulcemente Brittegette. Felix se sintío asustado, más que nunca en la vida, a penas podía ver en la oscuridad pero veía con claridad el brillo con unaura animal en los ojos azules de la chica que amo y sigue amando...y de su querido hermanito del cual acababa de descubrir algo en él. Algo que cambiaria todo en su vida.
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El bestiario una bruja en París
FanfictionAdrien juntó con su hermano mayor Felix, ingresan a la subasta de criaturas magicas para llevarse el premio de la noche, una criatura que se pensaba extinta; un hombre lobo. Adrien sabe al igual que Marinett que no son chicos comunes, la magia esta...