cap 13

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-¡UN CAMBIAFORMAS!- grito un hombre alejandose sin mirar atrás. Todos los invitados empezarón alejarse corriendo, sustados, gritando, aterrados.

La criatura podía oler en el aire el sofocante olor del miedo. Adrien prefirío ignorarlo, era molesto y además, él no estaba haciendo nada. Solo buscaba la otra fuente de magia. Los gritos, las pisadas, los corazones latiendo como locomotoras, no lo dejaban pensar claramente.

Gruñó y enseñó los dientes.

"Silencio" dijo pero todos se alejaron.

Algunos cuantos magos que estaban en la fiesta empezarón a susurrar hechizos de protección.

-¡de dónde demonios salío un cambiaformas!- gritarón.

Adrien detectó otra fuente de magia, de hecho, había varias. Magos, brujas y seres mágicos en todo el lugar pero había un ser extraño acercandose a él.

Cuándo fijo la vista, sus pelos se erizarón al ver el filo de una espada acercandose a él.

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Kagami falló en su intento de rebanarle la cabeza, había sido muy silenciosa para evitar que la viera pero ahora la criatura se alejó en unos saltos.

Estaban a unos metros de distancia, la vista fija en ambos. Un cazador y una presa, los ojos marrones y asiaticos contra los ojos verdes esmeralda con una irís alargada.

Las uñas retractiles se afilaron, Adrien sabía que esta humana era peligrosa y con malas intenciones. Casi le rebanan los bigotes o la cabeza.

"¿Qué hacer?", adrien solo quería correr no enfrentarse. Su instinto le decía que estaba bien pelear pero no ahora. Podía escapar y eso hizo. Con un salto impresionante llegó hasta la pared de la mansión y escaló con sus garras sin dificultad.

Kagami vío impotente como la bestia se alejaba, era un contraste el pelaje negro contra la claridad de la luna blanca. El gato negro volteó a verla una ultima vez, esos ojos animales brillando con peligrosidad.

Kagami apretó sus puños furiosa, a pesar de que nadie resultó herido. Ella sentía que había perdido, por alguna razón.
Bajo la cabeza con pequeñas lagrimas en sus ojos. Había fallado y dolía en su pecho. Era una guerrera que no había logrado su objetivo, sobretodo con la espada de sus ancestros.

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Gabriel estuvo dentro de la mansión viendo a la bestia escapar. Un cambia formas sin duda. Eso alegró a Gabriel.

Caminó por el jardín sacando un reloj de bolsillo, las agujas empezarón a girar a dos direcciones. La pequeña hacía por donde se fue la bestia. Y otra hacia el jardín detrás de la fiesta o intento de la misma.

Ignoró a las personas asustadas, a las llamadas de auxilio. Ignoró todo y siguío caminando. Atravezando los arbustos y las hadas se alejaban de él con miedo. Caminó debajo de un techo de flores hasta encontrar el objetivo de la aguja.

Con sorpresa abrío los ojos y la boca, palideceo increduló ante lo que veía.

Un enorme crital rosa palido florecio del suelo, era brillante y lleno de magia. En el cespéd estaban flores de la creación, la primera vez que Gabriel las veía en persona y no en libros o leyendas. Eran reales como esperaba. Un escenario de sueños, un escenario de un aviso de un final inevitable.

Gabriel sonrío y empezó a reir con todas las fuerzas. Por fín había llegado el momento.

La flor de la creación y la bestia de la destrucción habían llegado a este mundo.

Gabriel apretó su mano contra el camafeo donde guardaba una foto de su querida Emilie. Estaba esperanzado y por primera vez en mucho tiempo. Estaba feliz.

El bestiario una bruja en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora