9

409 70 21
                                    

Los pasillos estaban vacíos y apenas iluminados por las antorchas. No faltaba mucho para el amanecer y Beth había pasado toda la noche tratando de dormir, pero le era imposible conciliar el sueño desde aquellos asesinatos de días atrás. No había podido dejar de pensar en ello, incluso sabiendo que la seguridad había aumentado gracias a Jade. Pensaba en que estaría caminando por su casa, recorriendo y dando vueltas, viendo lo mismo. Aquí parecía que no llegaba al final y cada vez que pasaba por una ventana la vista era incomparable. Caminó por el castillo sin rumbo y con la mirada pérdida.

—¿Tampoco puedes dormir? —se asustó, pero no grito. Giró y vio a Jade, negó sin saber que decir —¿Cuánto llevas vagando?

Levantó los hombros ignorando el tiempo que llevaba deambulando.

—En realidad no lo sé —de cubrió bien con su capa. Jade parecía no haber, si quiera estado en su habitación, estaba alerta y no adormilada —¿Vienes? —la invitó a acompañarla dudando si ella querría estar a su lado.

—Vamos afuera —dijo —quiero ver el amanecer.

Ambas caminaron al gran portón de entrada, uno de piso a techo. Los guardias las dejaron pasar. Caminaron sobre la nieve, todo afuera estaba cubierto de esta y parecía tener un tono azulado por la hora, además de las Invernalias que había y las que nacían al paso de la reina. Siguieron el sendero marcado, todo rodeado de árboles.

—Me asusta lo que pasa en este lugar. —Beth confesó.

Jade mantuvo su mirada al frente.

—Te asusta estar en medio de todo. —la corrigió. Todo se estaba despejando, abriéndose en un gran campo libre cubierto de nieve y dándoles la vista para apreciar el amanecer.

Beth miró la ropa de su acompañante, vestía completamente de negro y tenía sus botas sucias, como si hubiese caminado por lodo, ‹‹¿De dónde sacaría lodo?›› pensó.

—¿Estuviste fuera toda la noche? —preguntó antes de darse cuenta de que lo hacía. No respondió —Tus botas están manchadas de lodo —señaló.

—Sí, estuve caminando por la orilla del lago, —mintió con facilidad —supongo que has leído los libros que te di. —pensó en la cantidad de libros que le había entregado y lo lento que leía, pero asintió de todas formas —Bueno en ese caso, sabes de sobra que el lago jamás se congela, por lo tanto, hay lodo en las orillas.

Decirle a la humana que había pasado la noche revisando algunas de las zonas seguras sería tonto, además de que no entendería; aunque por el momento no había encontrado nada importante.

—Por supuesto —se puso nerviosa.

Vio su cabello revuelto y lo tensa que se puso así que cambio de tema.

—Si no te molesta, ahora seré yo quien haga las preguntas.

Los nervios le recorrieron su cuerpo, aunque no había razón. No tenía nada que ocultar

—De acuerdo. —Beth accedió.

—Bien, ¿te gusta Aiden? —Jade preguntó directamente y sin titubeos.

Se detuvo en seco.

—¡¿Qué sí que?! ¿Por qué crees eso? Es decir... no me gusta... bueno es muy atractivo, no lo niego, pero... no. No me gusta —movía sus manos por todos lados —¿Por qué crees eso? —repitió.

—Por como lo miras.

Se sentía confundida por sus palabras. Comenzó a recodar. No era por esa razón por la que lo veía tanto y mucho menos quería que se viera o interpretará de esa manera

Guardianes: El Legítimo Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora