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Ian entro en la zona de calabozos sin intención de llegar a Jade, no sabía cómo había llegado hasta allí. Vio a su primo y a su novia sentados frente a su celda hablando con ella. Se escondió, no quería ser visto, se quedó y escuchó su conversación.

– Oigan – trago saliva – y ¿qué son las Minas? Lo han mencionado varias veces pero no entiendo – Beth abrazo sus piernas.

– Es... amm... Bueno es una prisión – «Mierda» pensó pésimo momento para preguntar estando Jade en una celda.

Jade soltó una risa burlándose de la referencia – No es muy esperanzador.

– Lo siento. – El frío era intenso en ese lugar. El Capitán había encarcelado a muchos criminales, pero jamás había estado demasiado tiempo ahí abajo, ahora lo veía de manera diferente; no siendo quien aprisiona, sino quien visita. Miro las celdas pensando en quienes habían pasado por ellas y luego siendo trasladado a otro lugar peor – Las Minas son eso, minas. Ahí se envían a los peores criminales, los prisioneros pasan el día cavando sin encontrar nada.

–Los Guardianes las crearon para que nunca hubiese salida. Sin importar cuan profundo excavases, jamás encontrarías diamantes o cualquier piedra preciosa, lo único que hay es tierra, rocas y desesperación – continuó con lo que él intentaba explicar.

– Es la pesadilla de cualquier delincuente, acabar ahí es morir. – Ian se acercó un poco más intentando no hacer ruido.

–No es necesario ser una mala persona para acabar ahí, si no le agradas a uno de los guardias o uno de ellos tuvo un mal día tú destino serán las Minas.

El Capitán frunció el ceño – ¿De qué hablas?

– Hablo de que estuve ahí – la poca luz de día que entraba era de una pequeña ventana de diez por veinte de ancho – Tenía catorce; catorce y medio. – Se corrigió – Tenía una mala racha, no tenía comida o donde dormir ni con que protegerme, pero había algo que si tenía, hambre. – Bajo la mirada recordando – Un mal día olvidé prestar atención a mi alrededor y robe una manzana, un guardia me atrapó. Él parecía estar más molesto de lo normal así que se desquitó conmigo y me llevo a las Minas, por qué según sus palabras: "ahí aprendería mi lección". – Los tres sintieron como les faltaba el aire, no solo por el frío. Sentían un nudo en el pecho.– Estuve dentro al menos dos meses y aprendí mucho; como racionar la comida o a ser invisible para los guardias y más si eres mujer. – Aiden se levantó – Escapar fue fácil, lo difícil fue conseguir lo necesario.

Él caminaba de un lado a otro intentando calmarse – ¿Cómo lo hiciste? – Beth prefirió guardar silencio.

–Mate a uno de ellos y robe su uniforme. – Confesó – No llamar la atención fue complicado, pero cuando te portas mal demasiadas veces te llevan a una cueva y te encierran por días sin comida y en completa oscuridad. Hice que me llevarán ahí y en uno de los rondines de aquel guardia aproveche y lo mate. – endureció su miraba recordando que no solo le había quitado la vida, sino que le prendió fuego para asegurarse que jamás volviera a despertar – Deje su cuerpo y me fui – Jade se puso de pie viendo la actitud de Aiden – ¿Qué te molesta?

La miro y se acercó a las rejas – Ellos siguen mis órdenes. Son mis hombres; es mi nombre lo que pasa por la mente de aquellas personas que están ahí por error o por qué uno de ellos tuvo un mal día. –Se puso frente a ella – Eso me molesta, yo no quiero ser sinónimo de injusticia.

–Yo no te culpo – Beth no entendía cómo es que siendo una reina, pudiera haber pasado hambre o frío.– En ese lugar nadie piensa en ti o en el Rey. Las Minas son como otro reino y los guardias mandan.

Se recargó en la reja dándole la espalda. – Eso no me ayuda.

Beth se levantó – ¿Hace cuento eres Reina? – Le sonrió.

Guardianes: El Legítimo Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora