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Beth compartió caballo con Ian, Aiden en el suyo y Jade en Foux, cabalgaron directamente a su reino sin paradas.

– Hace mucho frío – Beth se cubrió con su capa lo mejor que pudo.

Los tres se detuvieron recordando aquel escudo protector –¡Vamos! – dijo y cruzó sin problemas. Dudaron un poco pero la siguieron, esperaban un golpe o al menos sentir algo pero no fue así, no pasó nada; además de la gran sorpresa. Ya no era el campo abierto que se veía del otro lado, era un bosque, árboles por todas partes, cubiertos de blanca nieve, con el atardecer pintando todo de tonos naranjas y violetas

– Es hermoso.

–¡Soren, vienen conmigo! – dijo en voz alta. Se escuchó de entre los árboles como se aflojaban las cuerdas de los arcos que seguramente les apuntaban a ellos.

Bajo de pronto un chico de piel blanca y tersa; fina como la porcelana y casi tan alto como Aiden, delgado y con ropas blancas con manchas negras para camuflarse entre las copas y las ramas – Majestad, – le hizo una reverencia – me alegra verla – Él vio a sus acompañantes – Y veo que no viene sola.

– Claro, él es Ian Skuret, ella es Elizabeth... – que podía decir de ella – Ellos son pareja y él es el Príncipe Aiden. – Los presento uno por uno – Chicos, él es Soren, mi arquero principal.

–Un placer – dijo a la pareja – Alteza – una pequeña reverencia hacia él y le presentó sus respetos – Un honor estar en su presencia, Aiden Noth, todo un guerrero.

Él se sintió halagado –Que desafortunado el no conocerte, pero siendo el arquero principal y por el hecho de que Jade confía en ti, sin duda también es un honor – Soren sonrió. El Capitán se acercó a la reina – Creí que no había Nefilims en tu reino – Le susurró.

Miro a su arquero – Soren es un elfo. – Él escuchó y se quitó su gorro dejando ver sus orejas puntiagudas, los tres se quedaron mudos – Discúlpalos, aunque es normal su reacción.

Ambos rieron – Nadie había visto un elfo en años – continuo– y aún no han visto al resto del pueblo – se burló. – Le avisare a Tydeus de tu llegada – silbo de una forma muy aguda y aparecieron dos pequeñitas personas voladoras.

Beth sonrió al darse cuenta de lo que eran – Son hadas – dio un paso al frente queriendo verlas mejor pero estas se alejaron.

–También a Elliot, los espero en el Palacio. – Él asintió y dio la orden. Las dos hadas se alejaron a gran velocidad. – Vamos – Comenzaron a alejarse caminando en silencio. Veían a su alrededor, decorado acordé a la celebración, cabras de madera o de paja trenzada y muérdago por todos lados. Sabía que tenían preguntas que no se atrevían a hacer. – Elfos, hadas, enanos, centauros, faunos, hombres lobo, sirenas y otras criaturas son las que habitan en mi reino. Los Puros los protegían de quienes los querían como esclavos cuando la guerra llegó a su apogeo, estas criaturas corrían el mismo riesgo que nosotros solo por ayudarnos. Mi padre realizó un hechizo poderoso, uno que va más allá de la muerte, el escudo protector que nos separa, yo solo lo refuerzo. – Apresuró el paso – Había Puros, pero eventualmente fueron cazados hasta el último.

Pensar en la cantidad de cosas o criaturas que viven ocultas en este mundo; no solo en el reino de Jade sino de todos, de los humanos, seguro habrá tenido grandes razones por las que decidieron vivir en secreto de ellos.

Llegaron al gran palacio y los hizo entrar – Es bonito.

Decorado con listones rojos, muérdago, cabras y un enorme árbol en medio de todo.

– No supe de este lugar hasta que los encontré, unos meces antes de cumplir quince; luego de salir de las Minas – Terminó

– ¡Jade! – un enorme centauro se acercaba a ellos – Creí que no vendrías – se saludaron doblando el brazo izquierdo con el puño en el corazón y luego chocándolos suavemente – Me alegra verte.

Guardianes: El Legítimo Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora