El camino al castillo fue incómodo y silencioso. A pocos metros de llegar a su destino, Jade se dio cuenta que no sería una llegada sencilla. El Rey había dado la orden de reunir a toda su gente para recibirlos, y ahora tendría que lidiar con ello.
Guiados por Skander, caminaron para poder estar frente a al pueblo.
—Supongo que tenías contemplado todo esto.
—Mmm... no de esta manera, pero... si —vio a su alrededor.
Tantos años luchando por mantener un perfil bajo para que nadie supiera quien era y ahora estaba a minutos de perder eso.
Detrás de ellos estaba el camino que los llevaba al castillo. Por delante estaba el pueblo y ellos estaban en medio de todo, sobre una tarima hecha de piedra. Ese lugar se había construido con el único propósito de ser usado para discursos, y en esa plataforma se encontraba la espada de la paz.
El Capitán sabía lo que planeaba hacer su primo. Podía ver cómo aquella Reina soltaba su blanquecino cabello, dejando que el aire jugará con él. Una parte de él sentía lástima por ella y la otra parte desconfiaba por completo.
—Los he reunido el día de hoy para darles buenas noticias. —comenzó su discurso —Hemos descubierto un nuevo reino y he traído con nosotros a la Reina como mi invitada. —caminaba de un lado a otro, siempre con la mirada fija en sus súbditos —Estoy seguro que la misma pregunta ronda por sus mentes: ¿cómo es que todo un reino estuvo oculto frente a nuestras narices? Pues todo es gracias a la monarca de esas tierras. —giró hacia ella y la señaló —La Reina Jade Blashwood. —luego de pronunciar la última palabra la gente se sorprendió, todos los presentes conocían el apellido. —Así es, ella es un Puro, y con su gran poder logró esconder a todo su reino.
Hubo susurros de incredulidad, pero sobre todo gran sorpresa.
—¡¿Como sabemos que realmente es un Puro y no una impostora?! —un hombre entre la multitud gritó.
—No tengo por qué probarles nada, —Jade tomó el lugar de Skander —pero si tanto les importa... —tenía toda la atención en ella —Como todos ustedes sabrán, está espada —señaló —fue clavada en este lugar por un Puro, como signo de paz entre las razas y desde entonces nadie ha podido quitarla por el simple hecho... —se dirigió hacia ella y la tomó del mango —de que es un arma que solo un Puro puede portar. —la levantó sin problema alguno, tenía el peso perfecto —Lo curioso es que está, en particular, pertenece a un Blashwood. —miró los símbolos tallados en ella, tenía el escudo de su familia en el inicio de la hoja.
Las personas estaban atónitas, el asombro estaba plasmada en el rostro de cada persona presente. Habían pasado doce años desde el genocidio de los Puros y aun sin poder creerlo tenían frente a ellos a uno.
—¡Deberías estar muerta igual que el resto de tu gente! —el mismo hombre de nuevo atacó.
La tomó con las dos manos y suspiró mirándolos.
—Estás en tu derecho de matarme —respondió —y terminar lo que, sin remordimiento, ayudaste a iniciar. —le ofreció el arma.
—No puedo tocarla, —se excusó —úsala tú.
—No profanaré el significado que le dio mi bisabuelo, por tus deseos mundanos. —tragó —No estoy aquí para agradar al pueblo, vengo como invitada de su Rey. —regresó la espada a su lugar —Solo quiero paz entre nuestros reinos y para ello estaré aquí hasta poder ver al resto de los regentes. Y si a alguna persona no le parece, puede verme en el castillo para resolverlo. —Elliot sonrió ante sus palabras. Aiden tenía su rostro sin expresión alguna, pero por dentro estaba sorprendido por su valor o quizás estupidez.
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Guardianes: El Legítimo Rey.
Fantasy*HISTORIA COMPLETA* El peligro asecha a Rixtor, el reino de Skander, quien acude a una Asesina para traer de vuelta a su primo Ian del mundo humano porque aquello que amenaza su reino también ronda entre los Caídos; que no son más que Nefilims en p...