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El día de la caza del huevo había llegado. Estaba muy emocionada, pues era la primera vez que participaba en algo así.

Al entrar al pueblo, todo estaba decorado con huevos y flores, y todo era muy colorido. Vi a Sebastian, Sam y Abigail en un rincón hablando y, puesto que eran los únicos amigos que tenía, fui con ellos.

— Hola, chicos. ¿Listos para la caza del huevo? — dije ilusionada.

— ¡Por supuesto! ¡No hay nadie capaz de superarme en esto! — dijo Abigail.

— Yo intentaré contener mis alergias... — dijo Sam.

— ¿Y tu, Sebastian? ¿Vas a participar? — pregunté.

— ¿Yo? ¿Realmente tienes ganas de que te gane a algo más que al billar? — respondió. Rodé los ojos.

— No cantes victoria tan rápido.

— Nunca participo, lo veo un poco infantil. Yo prefería la guerra de huevos podridos.

— Si, eso suena mucho más maduro. — todos rieron ante mi respuesta.

Lewis reunió a todos los participantes en el centro de la plaza. Los pequeños Vincent y Jas estaban muy ilusionados por empezar. El espíritu competitivo de Abigail se notaba a kilómetros de distancia y Sam estaba cada dos por tres estornudando. También participaba una chica llamada Maru, la medio-hermana de Sebastian. En cuanto Lewis dió el grito de salida, empecé a rebuscar por los sitios más cercanos. En tan solo un minuto encontré 10 huevos, lo que me convirtió en ganadora.

El resto del día lo pasamos haciendo actividades comunitarias, como por ejemplo una comida grupal. Pero la fiesta acabó antes de tiempo porque empezó a llover. Aún así, Gus propuso que nos fuéramos al salón a continuar allí con la celebración.

— Oye, _______. — dijo Sebastian. — Podríamos jugar ahora al billar, ¿no crees?

— No puedes esperar a que te gane, ¿cierto?

— Si, va a ser eso. — ambos reímos.

Tras una larga partida, acabó ganando Sebastian.

— Con que ibas a ganar, ¿no? — dijo victorioso.

— Te he dejado ganar, no te hagas ilusiones. — ambos reímos.

Creo que malinterpreté a Sebastian el primer día. Es muy amable en realidad, solo que le desconcertó ver a una desconocida en su casa.

— Creo que voy a ir yendo ya hacía casa... — dije despidiéndome.

— Ya nos veremos.

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Habían pasado dos semanas desde el día del billar. Durante este tiempo apenas había socializado, me había estado dedicando plenamente a la granja. Las coliflores ya habían crecido, así que se las vendí a Pierre. Con ese dinero compré más semillas, pero guardé algo de dinero para construir un corral.

Fui a ver a Robin a la carpintería, pero antes de entrar vi a Sebastian en el garaje, trabajando en una moto azul. Este, al verme, sonrió.

— Oh, hola _____. Hace mucho que no te veo. ¿Cómo has estado?

— Ocupada. La granja realmente necesita mucho trabajo y apenas tengo tiempo para mí.

— Deberías descansar de vez en cuando. — tras decir esto se levantó del suelo. — Mírame a mí: cuando me estreso cojo mi moto y me voy a un lugar lejos de todo... Es una buena manera de desconectar. Deberías venirte algún día, te vendrá bien.

🖤 Newbie | Sebastian 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora