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El día de la víspera de los espíritus había llegado. Durante el otoño, pude ver como Sebby se emocionaba por la llegada de esta festividad.

Había sido una estación muy provechosa económicamente, lo cuál me hacia muy feliz.

Como la fiesta era por la noche, decidí ir preparando algunas cosas como comida y disfraces.

Según Seb me había explicado, los habitantes de Pueblo Pelícano se disfrazan de monstruos o seres paranormales y se reúnen en la plaza del pueblo para comer todos juntos.

Estaba preparando una sopa de calabaza, tarta de calabaza y salsa de grosellas mientras tallaba una calabaza para decorar la granja cuando Sebastian vino a visitarme.

— Hola, ______. ¿Qué es eso que huele tan bien? — dijo él apoyando su barbilla en mi hombro.

— Estoy preparando comida para esta noche. — dije girándome y dándole un corto beso en los labios. — ¿Cómo vas con tu disfraz?

— Bien, fui a ciudad Zuzu a comprarlo. — dijo sonriente.

— Y, ¿de qué te vas a disfrazar?

— Nos vamos a disfrazar. — dijo corrigiéndome. — Voy a ser un vampiro, y tu mi vampiresa.

— ¿Me has comprado uno a mi también? — dije sorprendida.

— Claro que sí. — dijo él abrazándome.

Sebastian era un novio muy detallista. Realmente no lo parecía al principio, él primer día que le conocí. Los recuerdos me inundaron la mente, pero Seb me sacó de ellos con su pregunta estridente.

— ¡¿Eso es sopa de calabaza?! — dijo dándose cuenta de lo que estaba cocinando.

— Sí, es sopa de calabaza. — dije yo volviendo a centrarme en los platos, que ya estaban casi acabados.

— Pero... Esa es una receta familiar... ¿Cómo es que la tienes?

— Tu madre... que pensó que sería bueno que la supiera yo también.

— Me dejarás probar, ¿cierto? — dijo él muy ilusionado, casi como un niño pequeño.

— Mmm... — dije fingiendo que pensaba la respuesta. — No. Creo que me la comeré yo toda. De todas formas, no te gusta, ¿verdad?

— Me gusta tan poco cómo tú. — dijo él pasando sus manos por mis caderas y besándome.

— Sebby... Tengo que acabar de cocinar...

— Bueno, te dejo el disfraz por aquí. Nos vemos a la noche, pequeña vampiresa. — dijo antes de salir de mi casa.

Este chico cada día me gustaba más.

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La noche ya había llegado, y yo estaba acabando de ponerme mi disfraz. Como había hecho mucha comida, le pedí a Sebastian que me ayudara a llevarla.

El vestido de vampiresa me quedaba muy bien, pero había un problema: no podía cerrar la cremallera de la espalda yo sola.

Convenientemente, Sebby llegó a mi casa y me ayudó con mi disfraz.

A él no le pareció mal el tener que ayudarme tanto, pero cuando vió mi espalda sintió el deseo de tocarla.

Pasó lentamente su mano por mi espalda desnuda y yo me estremecí ante el contacto. Su mano estaba bastante fría en comparación a mi cuerpo.

Sebastian pasó de la espalda a los hombros, y poco después intentó pasar hacia el pecho, pero yo le detuve.

— S-Seb... No es el momento...

— Lo sé. — dijo parando en seco. — Me gusta provocarte.

Dicho esto cerró la cremallera de mi espalda y cogió la sopa de calabaza y la salsa de grosellas. Yo cogí la tarta de calabaza y ambos nos dirigimos a la plaza del pueblo.

Una vez allí empezó la comida comunitaria, y tuve la oportunidad de probar platos de todos los vecinos. Robin probó mi sopa de calabaza, y me hizo numerosos halagos. Por su parte, Sebastian comió una ración doble, y me dijo que le encantaba. Esto me llenó de orgullo, puesto que ya sabía hacer algo que le gustaba para comer.

Cuando acabó la cena decidí probar suerte en el laberinto del norte del pueblo. Allí pude ver a algunos vecinos que no podían avanzar: ya fuese por sus temores o por no encontrar el camino correcto.

Tras un largo rato encontré el camino correcto. Llegué a un cofre que contenía una calabaza dorada, así que la guardé como recompensa.

El festival acabó, y Sebby y yo volvimos a casa juntos. Se podía ver en nuestros ojos las ganas que teníamos de pasar la noche juntos, pero aún no podíamos. Deberíamos casarnos antes.

De todos modos, eso no impidió que nos pasaramos un poquito. Ambos habíamos bebido un poco y el instinto se adueñó de nuestros cuerpos.

Yo abrí la puerta y entré, y Sebastian vino detrás mío. Este cerró la puerta y, justo después, vino directo hacía mi.

Sebastian me cogió en brazos mientras me besaba con pasión. Para que no se le cansaran los brazos, me sentó sobre la mesa. Justo después empezó a hacerle justicia a su disfraz y se abalanzó sobre mi cuello, sediento.

Allí fue dejando suaves besos hasta que decidió morder levemente. Yo solté un pequeño grito ahogado y él sonrió ante esta reacción mía.

Tras estar un rato ocupado con mi cuello, decidió que sería mejor parar si no queríamos que la situación se volviera más caliente y se saliera de control. Para prevenir, se volvió a su casa y yo sólo deseé que dentro de poco pudieramos expresar libremente este amor y esta pasión.

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A.N.: Aquí tienen un pequeño especial Halloween uwu. ¿Les está gustando la historia? Si tienen alguna sugerencia para algún capítulo, no duden en escribirla. Also, muchas gracias por las +200 visitas al libro. Realmente significa mucho para mí :')

Chauu~🖤

🖤 Newbie | Sebastian 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora