El jueves se me había pasado bastante más lento que el resto de días, quizás porque había hecho más cosas. Mientras esperaba a que la tienda abriera, estuve preparando la tierra para las nuevas semillas.
Una vez dieron las nueve, entré a Pierre's a comprar unas cuantas semillas de coliflor.
Al salir, vi a Lewis delante de un edificio en ruinas, así que me acerqué a preguntar.
— Hola Lewis. ¿Pasa algo?
— Oh, hola ______. — suspiró. — Este es el centro comunitario de Pueblo Pelícano. O lo que queda de él...
Lewis sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta. Entró y yo le seguí.
— Lleva años sin utilizarse. — prosiguió con su explicación. — Los jóvenes dejaron de pasar tiempo aquí y poco a poco el resto de habitantes también lo hicimos...
Mientras Lewis hablaba, pude ver algo moverse detras suyo. Me sobresalté y pegué un pequeño grito.
— ¿Qué pasa, ________?
— H-he visto algo m-moverse detrás de ti. — dije nerviosa.
— Probablemente sean ratas, no le des mucha importancia.
Tras esta conversación Lewis y yo salimos del edificio, pero antes de irme vi que se había dejado las llaves. Decidí guardármelas para mi, ya que quería investigar ese lugar más a fondo.
Volví a la granja y planté las coliflores, después las regué y finalmente despejé un poco los alrededores de mi cultivos.
Puesto que no tenía nada más que hacer, tenía poca energía y aún quedaba mucho día por delante decidí ir a explorar el centro cívico.
No volví a ver esas "ratas", pero encontré un pergamino en el suelo. Aunque no entendía nada porque estaba escrito en una lengua extraña, lo guardé por si resultaba ser importante.
Al día siguiente desperté con bastante ilusión. Era viernes, lo que significaba que era día de ir al salón y socializar con los vecinos.
Como todas las mañanas, regué los cultivos. Realmente había puesto todas mis esperanzas en las pocas coliflores que había podido comprar.
Como no tenía mucho más que hacer hasta la noche, decidí ir a dar un paseo. Rápidamente me acordé de la carta de Joja Company: la mina ya estaba accesible de nuevo. Fui hacía la carpintería y después seguí hasta llegar al lago, desde el cual pude ver la entrada a la mina.
Una vez dentro vi a un hombre con un parche en el ojo. Este, al notar mi presencia, me miró y empezó a hablar.
— Si estás pensando en explorar la mina, lo mejor será que tengas con que defenderte.
— ¿D-defenderme? — dije un poco asustada.
— Si... Esta mina lleva años abandonada, y me temo que ahí abajo no hay solo minerales... Ve con cuidado, muchacha.
Dicho esto me dió una espada que estaba en malas condiciones, pero que supuse que me serviría de ayuda. El hombre se fue de la mina. Yo quería bajar a investigar, pero su advertencia me había dejado muy mal cuerpo.
Salí de allí rápidamente y volví a la granja. Al volver, vi una carta en el suelo de mi casa. La cogí y empecé a leerla. Era de un tal Rasmodius, que decía que podía ayudarme con mi problema con las "ratas". Mierda. Alguien sabía que había estado en el centro cívico a escondidas y seguramente sabía que tenía las llaves. Debía ir a hablar con el tal Rasmodius, pero aún no sabía quien era.
Pronto empezó a anochecer, así que decidí ir hacia el salón. Una vez allí, me encontré con Gus y Emily, quienes estaban preparando todo para la llegada de los vecinos.
— ¡Hola, ______! — dijeron al unísono.
— Hola. — respondí sonriente. — Creo que llego un poco pronto...
— No, tranquila. La gente no tardará mucho en llegar. — dijo Emily.
Efectivamente, un par de minutos más tarde empezó a llegar gente: Robin, Demetrius, Lewis, Marnie, Elliott...
Yo seguía sentada en la barra. Cuando entró Abigail, me invitó a ir con ella a una sala un poco más calmada. Al llegar, vi que había un par de sofás, una mesa de billar y algunas máquinas.
— Seb y Sam no tardarán en llegar. — dijo ella para romper el hielo.
Simplemente sonreí y asentí. Aún no conocía al tal Sam, tan solo esperaba que no fuera tan amable como Sebastian.
— ¡Ya estamos aquí Abigail! — gritó entusiasmado un chico rubio. Al verme, se quedó un poco paralizado, como avergonzado de haber entrado así frente a alguien a quien no conocía.
— Sam tío, parece que hayas visto un fantasma. — dijo Sebastian detrás de él.
Todos reímos ante este comentario. Me pareció ver a Sebastian sonreír al verme. No, no podía ser cierto. Después de lo del otro día en su casa no podía estar sonriéndome.
Me acerqué a Sam y me presenté.
— Soy ______, la nueva granjera. Es un placer. — sonreí levemente.
— S-Sam... — dijo cabizbajo. Definitivamente estaba muerto de vergüenza.
— Venga Sam, que te voy a pegar una paliza al billar. — dijo Sebastian haciendo que él volviera a su mundo.
— ¡En tus sueños, tío!
Yo me senté con Abigail en uno de los sofás. Estuvimos hablando durante toda la noche. Aproveche para preguntarle sobre la gente del pueblo que aún no conocía, especialmente sobre Rasmodius.
— Ah, él. — suspiró. — Es el mago del pueblo. Vive cerca del rancho de Marnie, en una torre cerca del bosque. Pero la gente del pueblo le suele dejar de lado por ser diferente.
— Entiendo...
— ¿Como es que sabes su nombre si dices no haberle visto? — preguntó curiosa. No quería mencionar nada del centro cívico y mucho menos de los bichos que había visto, así que tuve que inventar algo rápido.
— Mi abuelo me habló de él cuando era pequeña. — dije tratando de sonar lo más convincente posible.
Abigail no le dio más vueltas y seguimos hablando de temas varios. Me explicó que en unos días sería la caza del huevo, una especie de festival de Pueblo Pelícano. Le prometí que participaría, ya que ella me lo explicó muy animada.
Sebastian acabó ganando la partida contra Sam, y propuso que jugásemos Abigail y yo. La ganadora de esta partida tendría que jugar contra Sebastian.
Acabé ganando yo, pero era demasiado tarde y el salón estaba a punto de cerrar, así que acordamos jugar el próximo viernes.
— Tranquila, querida. Te daré tu merecido el viernes. No hay quién me gane en este juego. — dijo Sebastian airoso. Yo solo pensaba en una cosa: querida.
Este chico era un poco raro. Primero me habla como si fuese tonta y ahora me trata así.
Decidí no darle muchas vueltas al asunto, y volví a casa. Rápidamente me dormí. Habían sido un par de días muy largos.
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🖤 Newbie | Sebastian 🖤
Fiksi Penggemar______, una jovencita de 22 años cansada de la vida en la ciudad, decide iniciar una nueva vida en la antigua granja de su abuelo. ¿Cómo afrontará tanta responsabilidad ella sola? ✎ 21/09/2019 © Escrito por sebbyssweatshirt en wattpad