-No fue mi intención escucharlos. Pero creo que debemos aclarar algunas cosas, Akiyama.
Sanae pudo asegurar nuevamente que Saiki no ocupaba su boca para hablar o expresarse. Se encogió un poco sobre sí al confirmarlo, escuchar su voz dentro de su mente la hacía ver como un ser más vulnerable al pelirosa. Aunque estaba segura que podía no ser así.
Su mirada incómoda se dirigió hacía Shima, esperando que él entendiera lo que podía significar lo pedido por Saiki. Su hermano entendió y se paró con la mirada fija en el chico de antenas.
-Cualquier amenaza, me dices, Sanae.- volvió su vista a ella. Akiyama quiso pegar su cabeza en la mesa, no era hora de que su primogénito tomara tal postura en un lugar público. Igualmente asintió, porque no conocía tan bien a Kusuo como para decir si le haría algo o no.
Finalmente Shima se retiró, y el pelirosa se sentó frente a ella junto con su pedido de gelatina de café. Sanae miró un momento por la ventana para ver cómo su hermano se iba y cruzaba la calle paralela.
-Y bueno…- empezó ella, mientras veía como Saiki estaba ensimismado en su postre, casi pensó en qué se le había olvidado completamente el porqué estaban en una misma mesa. Pensó en irse, pero Kusuo habló dejando cualquier intención de escapar de la lado.
-¿Cómo es eso de los limitadores, Akiyama? Se que puede no ser incumbencia mía, pero estoy más que seguro que no hay nadie más aquí en Tokio que sepa lo que estos aparatos significan- tocó sus limitadores situados entre medio de sus suaves cabellos rosas y siguió hablando, no sin antes de meter una cucharada llena de gelatina de café a su boca y saborearla. -Aparte, claramente, de Kusuke, ¿Me equivoco?.
La peligris sonrió un poco incómoda ante la situación que se le estaba presentando, miró unos breves segundos sus uñas y el plato vacío a su lado en el que antes estaba el cheesecake. Carraspeó un poco intentando no ser intimidada por la mira de Saiki puesta en ella.
-Saiki, antes de contestarte tengo que decirte que aunque yo ya sabía sobre esto y tus poderes. Te acabas de delatar a ti mismo.- le miró esperando ver su reacción, pero como siempre, su cara se mantenía neutra, aunque saltará de miedo o felicidad por dentro.
-Lo sé, soy consciente de ello. Ahora, vamos al punto.
Sanae bufó un poco desconcertada. Si bien lo había dicho con un tono amable, la insistencia y presión en su palabras le dejaron un poco desencajada. Kusuo era alguien de pocas palabras, no se expresaba demasiado y sobre todo, la ignoraba olímpicamente cuando se lo proponía. Pero ahí estaba, pidiendo explicaciones que ni siquiera estaba segura si le debían ser respondidas en ese momento.
-Bueno, Saiki. Creo que ya sacarás todo por conclusión, pero te lo adelanto. Conozco a Kusuke; el es una persona cercana a mi, no te lo negaré y es por eso mismo que me a ayudado en lo que va de mis poderes. Sin embargo, ahora que tú necesitabas su ayuda, tuve que renunciar a mis limitadores para poder ayudarle con lo que se que te esté preparando. De nada.
-Todo me queda más claro ahora.
-Si, bueno. La cosa es que también me pidió que me hiciera cercana a ti.
Saiki dejo la gelatina de café a un lado de la mesa y apoyó sus manos mirando a Sanae entre cerrando sus ojos.
-¿Él cree que eso es posible?
Akiyama dudo si responder, miró sobre el hombro de chico y volvió su vista a él, quien le miraba con esos intensos ojos violetas a través de sus gafas verdes.
-No puedo responder por el, Saiki. Pero supongo que al ver que nosotros tenemos algo en común pensó en qué se te haría más fácil relacionarte conmigo.
-Quizás.
La peligris inclinó un poco su cabeza y vio el reloj que marcaba un poco más pasadas de las seis de la tarde. Se levantó del asiento, saco un poco de dinero para la cuenta y acomodó su bolso.
-Seguro no estás de acuerdo, puedo entenderlo. Pero pensándolo mejor, puede ser un gran apoyo para empezar una rutina más normal.
-¿De qué hablas, Akiyama?
-Intentemos una amistad.
♡!
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call it love ✦ Saiki K. ©
Fanfic❝Kusuo Saiki ha pasado la gran parte de su vida buscando la monotonía, es por ello mismo que tiene la esperanza de encontrar esa tranquilidad que tanto anhela en el nuevo año de la escuela a la que asiste. En el último grado de la Academia P.K, San...