❝Kusuo Saiki ha pasado la gran parte de su vida buscando la monotonía, es por ello mismo que tiene la esperanza de encontrar esa tranquilidad que tanto anhela en el nuevo año de la escuela a la que asiste.
En el último grado de la Academia P.K, San...
Era fin de semana y el clima era el ideal para salir a dar una vuelta, así que no dude en invitar a Kusuo para salir un poco de nuestras casas y aprovechar de vernos.
-¿Crees que los demás se han dado cuenta de nuestra relación?
Saiki me miro por un par de segundos y negó.
-Todos son distraídos.
Reí y seguimos hasta el parque más cercano que teníamos, había traído un poco de fruta, así que después de un tiempo, los dos ya estábamos comiendo mientras veíamos el paisaje frente nuestro.
De repente, escuché su voz.
-Creo que puedo aceptarlo.
-¿De que hablas, Saiki?
-Aceptar que mis poderes me acompañaran por el resto de mi vida, es complicado, sin embargo.- escuché de nuevo su voz en mi mente -Aunque se que aún me falta un largo camino así.
-Si, realmente lo es. Pero creo que todo va a ir bastante bien desde ahora.
Suspiré y miré el cielo, los tonos rosas y naranjos lo estaban empezando a cubrir.
Me gustaba esa tranquilidad.
-¡Estoy en casa!- deje mis zapatos en la entrada, y me dirigí al comedor principal donde me encontré con Shima en el sillón atento a lo qué pasaba en la televisión, un programa infantil.
-No me interrumpas, ¡es la mejor parte!
-Dios mío, Shima, ¿estás viendo...?
-Power ranger, así que quédate callada.
Sonreí y dejé mis cosas en la mesa.
Las siguientes semanas pasaron con normalidad, y la rutina volvió a ser la misma de siempre. Estudiando para los exámenes, haciendo trabajos y tareas en conjunto, saliendo a comer y por sobre todo, compartiendo tiempo con Saiki. Todo estaba tomando su rumbo para bien, era el último año, así que teníamos muchas más responsabilidades con la academia, pero podía llevarse bien.
Sin embargo, me sentía extraña.
Y no era nada de lo sentía que tendría que tener miedo, pero, ese día, cuando salí a despejarme en medio de un día nublando, pensaba en cómo sería mejor que se despejara para que hubiera un poco más de sol.
Quizás fue coincidencia.
Pero sentía que algo más había que no sabía de mi, y eso es lo que más me inquietaba.
¿De verdad, sabía todo de mi misma?
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