; treinta y cuatro

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La luz del sol era suavemente cubierta por la abundancia de árboles y vegetación en el sitio, la peligris llevaba una alta coleta, ropa un poco más abrigada para la ocasión y una mochila mediana con lo justo y necesario para esos cuatro días, al igual que sus amigos.

Unos días después de lo que había sido su graduación, Hairo visitó su casa con la gran idea de celebrar la ocasión con un paseo de unos días junto a sus amigos, Akiyama obviamente se vio contagiada de su entusiasmo y, no sin antes convencer a su pareja para que se uniera a ellos, se encargaron de llamar a cada uno del grupo para que se pusieran de acuerdo e ir a un lindo lugar, no todos pudieron asistir, pero por lo menos la gran mayoría sí.

-Creo que era mejor idea ir a la playa- mencionó Kaido con dificultad, apoyando sus manos en sus dos rodillas para recuperar el aire que estaba perdiendo. El pelirrojo le miró negando con su cabeza.

-¡Vamos pequeño amigo!- Nendo bajo unos escalones de la gran tira de escaleras de piedra que estaban subiendo para arrastrar al menor con él, Kaido lloriqueo internamente mientras que los demás seguían conversando mientras subían las pocas escaleras que quedaban hasta la gran cabaña que habían arrendado entre todos.

Llegaron a los pocos minutos, abriendo la gran estancia con una de las llaves que les habían pasado en la recepción que se encontraba al inicio del camino y dejaron sus bolsos y mochilas en la sala principal para poder ponerse de acuerdo con los cuartos y horarios primero.

-Bien- habló el pelirrojo una vez que todos se habían acomodado en los sillones de la sala -Hay cuatro cuartos, pero como somos un poco menos de los que pensamos, vamos a ocupar solo tres para que ninguno quede solo.

-Entonces uno para nosotras y dos para ustedes, ya que somos menos- Kineshi asintió hacía Sanae de acuerdo y dividió las habitaciones.

-Sanae, Aiura y Aiko en un cuarto, mientras que yo estaré con Saiki y Nendo. Aren y Kaido en otro.

Como no hubo ninguna queja y todos estuvieron de acuerdo con la distribución, quedaron en ordenarse y acomodarse en la gran cabaña, para después comer algo, organizar las actividades para los siguientes tres días, y finalmente, descansar para el día que les esperaba.

Ya era de mañana y Sanae había despertado con buena energía, eran próximamente las ocho de la mañana cuando decidió empezar su día, pese a que en la noche del día anterior habían quedado en que todos podían dormir hasta tarde ya que habían quedado cansados del largo camino hacia allí. Pero la peli gris seguía teniendo su horario escolar, por lo que sabía que no podría volver a conciliar el sueño hasta la noche.

Una vez en el comedor, después de asearse y arreglarse un poco, sirvió un simple desayuno frente suyo y se dedicó a apreciar la gran vista por el ventanal; El invierno se estaba haciendo presente dejando escarchas en las cercanías, llenando todo de un fino manto de hielo.

-Sanae.

Subió su vista del caliente vaso con chocolate y sonrió, viendo como se acercaba a paso lento a ella.

-¿Qué haces despierto tan temprano? ¿Dormiste bien?- el esper asintió tranquilo mientras tomaba asiento frente a la de ojos carmesí para también servirse un poco de lo que tomaba su pareja.

-Fui a casa a buscar los guantes que se me quedaron, acabo de volver.

Sanae río por lo bajo y Saiki dirigió su vista a ella.

-¿Y tú?

-Bien, aunque empiezo a creer que Aiko tiene un afán de abrazarme, o quizás es muy de piel.

-Son las dos.

-Te voy a creer- habló, para después tomar un gran sorbo del líquido caliente y mirar como el esper hacia lo mismo frente a él.

Los dos sonrieron internamente mientras sentían un cálido sentimiento en su corazones.

Los demás bajaron dos horas después con la animada idea de completar las actividades del día, Hairo animaba a todos a comer un gran y nutritivo desayuno, Aren y Nendo cocinaban lo que iba a ser los aperitivos para el día, Kaido, Saiki y Auira limpiaban un poco la sala y Sanae...la peligris trataba de calcular los costos para cada uno en las actividades, con Aiko agarrada a su brazo izquierdo.

Terminaron de desayunar y prepararse para poner marcha a su primera actividad.


-¡Bien! entonces, nosotros estaremos en la parte de Esquí, ¡ustedes vayan tranquilos al patinaje!

Después de haber llegado a la zona de entretenimiento de las cabañas, ninguno había tomado en cuenta la cantidad de personas que se encontraban ahí, si bien no era una cantidad grande -ya que aún no se declaraba temporada de invierno- los cupos estaban justos, así que en vez de hacer las actividades en conjunto, quedaron en hacerlo a su interés e ir acompañados de al menos una persona del grupo.

La pareja tomó los dos cupos de patinaje en hielo.

-¿Sabes patinar?

-Nunca he patinado en hielo, ¿es difícil?- la peligris terminó de abrocharse los cordones de los ice skates y, apoyándose en la varanda antes de la entrada, miró sus ojos violetas. El psíquico le tendió una mano para mantener el equilibrio.

-Depende de tí.

Avanzaron a la entrada de la pista, Saiki entró primero, con su manos juntas, ayudándole a mantenerse firme al entrar.

-Se siente extraño.

El mayor vió su cabeza gacha, concentrada en no caerse y mantener sus pies firmes antes de regresar su vista a él. Su pequeño rostro era cubierto con un leve sonrojo en sus mejillas y nariz, sus ojos carmesí brillaban y su largo y sedoso cabello grisáceo se encontraba en una larga trenza desordenada a su lado.

-No te vas a caer.

-Y si lo hago, me volveré a levantar.

Saiki oculto una pequeña sonrisa.



Saiki oculto una pequeña sonrisa

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call it love ✦ Saiki K. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora