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Capitulo: Familia de tres.

Estaba comiendo helado, sentada en el pasillo externo de madera de aquella casa con los pies sumergidos en una gran fuente de agua, se recostó sobre su espalda para ver al castaño, este la estuvo observando como ella movía lentamente sus pies jugando con el agua. Con el helado sostenido con sus dientes le enseño el dedo del medio para provocarlo. 

—¿Qué haces con esa cara de bobo?— le molesto pero no tuvo una reacción proporcional, Okita en cambio se agacho y le pico la cara. 

Ella frunció el ceño y fingió que ese toque no le estaba molestando, el mostrarse alterada seria perder ante la odiosidad de esta persona. Continuo comiendo el helado de agua como si fuese lo único que existía en este momento con ella, volvió a sentarse y le dio la espalda.

—Ya no tienes dolor y puedes mover bien el pie, no necesitas las vendas. 

El castaño abrió los ojos, hace unos días que le daba igual su pierna, ni recordaba que estaba ne mal estado, mantener su mente concentrada en la chica hacia que olvidara sus dolores. Tanteo su pie, y lo movió con facilidad, se quito las vendas, su expresión de gato no cambio en nada y aprovecho el instante justo cuando Kagura se volteo a verlo para robarle un beso, quitando le un trozo de helado de los labios helados con la ingesta del dulce. Kagura abrió los ojos por la sorpresa y le dio un puñetazo en la cara para sacárselo de encima. 

El castaño se tomo la mejilla lesionada postrado en el suelo, ante la furia de la chica que se estaba irguiendo frente a él, con los labios rojos, arrojo el palito del helado lejos por el jardín, su intensas ganas de matarlo no menguaron, busco sus cosas con la vista, si algo aprendió bien de él era que le dolía más que lo dejará solo a que lo golpeara. 

—Kagura— la llamo. 

Fue inútil ella tomo todas sus cosas y estaba poniéndose sus zapatos en la entrada. 

—Kagura— salio detrás de ella pero choco con el pecho peludo de su jefe, retrocedió asqueado. 

Kondo miro a su derecha  en la dirección que tomo Kagura, ella camino apresuradamente sin correr, en completa indignación, volteo la cabeza para ver el enorme e incipiente moretón en la cara de su subordinado, sonrió con confianza y se adentro en la casa. 

—¿Cómo estas Shougo? ¿cómo sigue tu pierna?

—Bien Kondo-san— dijo molesto cerrando la puerta y entrando con su jefe, agito su cabeza. Ella estaba tan cómoda seguramente iba a quedarse toda la tarde pero él no pudo controlar sus impulsos, lo que termino espantando la.

—¿Estas tratando bien a tu novia? es la primera chica a la que le dedicas tanto tiempo, y creo que nunca antes tuviste una novia formalmente, así que tratala bien. 

Okita rechino los dientes molesto mirando en otra dirección por el regaño. 

El hombre de mediana edad entro en la casa, mirando con gusto toda la casa, parecía otra y le agradaba más cada vez que venia. 

—Oh pero que bien huele— dijo y Okita uso su olfato detrás de él, había olor a comida, se pregunto en que momento fue eso, ella estaba mojando sus pies en el agua y comiendo helado. 

Corrió a la cocina había unas fuentes en el horno, y arroz en una olla de cerámica a fuego lento. Okita tomo un paño de tela grueso apago el horno y saco las fuentes con cerdo y verduras, más otra fuente con alotas picante, se golpeo la cara con la palma, era el almuerzo y la cena ella planeaba quedarse. —Soy un imbécil...  — masculló.

—Es arroz especiado con sake, que delicia. Sabes parece algo sumamente básico pero es algo muy complicado, hoy en día en muy difícil hallar a alguien que sepa hacerlo bien. 

¿Qué clase de policía eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora