19

166 16 4
                                    

Capitulo: Quiero estar solo contigo.

Cuando Shimpachi llego a la casa, vio por fuera que las luces estaban apagadas, reviso sus reloj aún no era la hora en la que Kagura se iba a dormir, aunque ella era muy perezosa, se apresuró en entrar. Dejó el trabajo en cuanto pudo, sin sacarse el uniforme, corrió en su bicicleta. 

La puerta de la habitación del castaño estaba abierta y entro dispuesto a matar al detective pero se encontró que los dos estaban envueltos en unas frazadas viendo pelis en la computadora portable, su preocupación callo esta sus pies y el estrés que sintió en toda su jornada laboral se deshizo. —¿Qué ven?

—Una serie— contestaron los dos. 

Le brillaron los lentes por la pobreza de la respuesta de parte del par de idiotas. Son el uno para el otro, pareja de imbéciles. 

—¿De qué trata?— reiteró. 

—Vampiro gays y putos, chupadores de vergas.

La expresión de Shimpachi fue única —¿les paso algo?— hoy estaban inusualmente sincronizados. Kagura levanto la vista y agitó la cabeza, pero el cuatro ojos no se quedo tranquilo con la confirmación de su hermana, fue por su frazada y se apretó con ellos para que no olvidaran que él también estaba presente. 

Okita empezó a mirarlo enojado por matarle "su" momento con la china.

De esa misma forma durmieron, Shimpachi se había traído un saco de dormir que uso para quedarse al medio y separarlos durante la noche, sintió muchas patadas a lo largo de la noche, no obstante las patadas de Shougo no eran lo suficientes como para incomodarle, en otras palabras durmió como un bebé con todo y sus patadas.

—Kagura— la llamo muy temprano por la mañana —Kagura— volvió a insistir. 

Okita se quitó el antifaz de dormir. —¿Qué?

El pajero lo ignoró y meció a la Yato —Kagura-chan. 

Kagura abrió ambos ojos con una vista perdida —¿Hmm?

—Ya me voy, volveré antes de ir a trabajar. 

Ella asintió y se tapo hasta las orejas —ve... con cuidado—pronuncio muy somnolienta. 

Con esto Shimpachi se dispuso a marchar. 

—Piérdete y no vuelvas— le amenazó Okita. 

—Jamás. 


Los durmientes estuvieron dándose vueltas en las mantas casi hasta medio día, cuando el hambre los obligo a hacer algo por ellos mismos. Con la misma pereza y letargo se arrastraron hasta la cocina. 

—Deberías volver al trabajo cuanto antes si te sientes mejor. 

—Kondo recibió la licencia medica, no me dejará volver hasta cumplirla— esto dijo por dos poderosas razones, la primera era que en casa de esta forma podía estar más tiempo con Kagura, era muy egoísta pretender que ella debía volcar su mundo entorno a él todo por su lesión. La segunda razón era que si le dolía la cabeza, no estaba fingiendo del todo. 

Kagura dejó el pocillo de lado —no entiendo como es que te has lesionado tanto estando en casa que en tu trabajo que es de riesgo. 

Okita se concentro en su plato. Lo estaba regañando eso demostraba el nivel de confianza que tenían. 

—Solo quedan unas semanas y podré reunir la cifra para librarme de mi problema. 

El castaño hizo crujir la cuchara en su mano. —Al menos quedan dos meses más.

¿Qué clase de policía eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora