18

182 16 2
                                    

Capitulo:  Comportamiento excesivo.

El ruido del lápiz grafito pasando por la superficie del papel, para resolver los ejercicios en sus manos, bajo la mirada repulsiva de Okita lo desconcentraba. Estaba muy atento de su entorno por culpa de los celos del castaño. Sus sentido le decían que le peligro acechaba y el hombre con la contusión en la cabeza, en sus condiciones era sumamente peligroso, un animal herido era mucho más aterrador si lo acorralas, pero que podía hacer si su amiga le pidió este favor, un enorme favor por cierto. 

Shimpachi dejó el cuaderno en la mesa, no era capaz de continuar en esas condiciones, nada de lo que estudiaba estaba reteniendo lo. Cuidar que Okita siguiera las instrucciones del medico al pie de la letra era en verdad una tarea titánica, Kagura no podía confiarle esto a nadie más. 

—Kagura debería llegar pronto— habló y vio como el ambiente se aligero medianamente, le dio esperanzas en vano. 

Okita le brillaron los ojos, más no cambio su expresión malhumorada ni dejo de intimidarlo, pero podía verse una cola de perro salir le de la parte posterior de su cuerpo agitándose feliz por escuchar que la mujer china estaba por llegar. 

El aspecto serio de Okita se contraponía bastante con la imagen de: Salto de una ventana por tratar de evitar que el futon que salio por la misma cayera al suelo. Era estúpido, risible y un hecho que Kagura se partiría de la risa en el momento más incomodo posible. 

El mismo Shimpachi al escuchar esto pensó, vaya imbécil.  

—Cuando ella llegue supongo que te vas a ir. 

Amenaza numero uno.

Shimpachi hizo un gesto reprobatorio con sus lentes. —No, me quedaré Kagura-chan es como mi hermana, si Gin-chan no sabe que se esta quedando con un detective que se arrojó por la ventana al patio, quiere estar a solas con su hija. No, no me iré. Seré es chaperón de esta relación laboral hasta que termine. 

—Estás en mi casa, tampoco eres un invitado. Nadie se queda sin mi consentimiento— la mirada de Okita ahora era tan afilada como las espadas que colgaban en su sala de estar. —Será mejor que no te quedes está noche—. Ni hablar. Shimpachi ahora sabía muy bien que debía llegar cuanto antes luego del trabajo, no pretendía dejar sola a su hermana con este LOCO. Pese a las dos amenazas previas el cuatro ojos no retrocedió ni un solo milímetro.

Amenaza numero dos.

Okita chasqueo la lengua, parecía un cobarde sumiso pero en realidad tenía las pelotas bien puestas, quien lo diría. Ahora Kagura presencialmente tenía dos hermanos molestos, el primero un homicida maníaco descontrolado que necesita niñera y el otro hermano sensato y tranquilo que es realmente una molestia ¿qué puede ser peor?

—No debí saltar por la ventana— murmuro. Se arrepintió de su ultima más estúpida acción —ya se que fue una mala elección. Ver a esa enana correr por los tejados, saltar entre las personas me dejo... — vio como los ojos de Shimpachi se volvieron caricaturescos —no soy capaz de hacer lo mismo. 

No era la decepción de no poder, era la decepción de no ser igual a ella, no poder seguir el paso. 

—Yo solía importarme mucho no poder seguir el ritmo a Kagura-chan cuando eramos niños—. En verdad era un pequeño monstruo, lleno de energía, que solo una vez enfermo y cuando rompió sus huesos le basto solo comer y dormir para sanarse.  Quien no iba a sentir celos de una condición física y salud como esa.

—¿Eh?— el desinterés en su tono molesto al cuatro ojos,. 

—No, olvídalo, solo estoy divagando— se le exalto una vena en el cuello, volvió a su cuaderno. 

¿Qué clase de policía eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora