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Capitulo: Ceder y tirar.

Kagura se levanto miro junto a su lado, Soyo seguía durmiendo acurrucada, se arrastro al baño, se cepillo los dientes mientras se rascaba el principio del estomago, estrechando la vista muy somnolienta aún, con el cabello completamente despeinado, capto unos sonido de signos de vida en el baño, se giro para ver quien generaba esos ruidos. Generalmente entraba al baño sin preocuparse de encontrar a Gin-chan orinando o bañándose, le daba igual a estas altura de la vida, pero no era así con otras personas. Se quedo congelada de pie allí, mirando a Sougo, este estaba saliendo de la ducha, la yato retrocedió y justo en el momento alguien estaba subiendo por las escaleras y fuese quien fuese que los encontrase en tan desafortunadas circunstancias iba a poner el grito en el cielo, y los vergazos iban a llover indiscriminadamente.

Los azules de ella trataron de entretenerse en los rojos de este. Sougo quien vio el acto de cerrar la puerta como un acercamiento más que un acto de protección, termino de salir de la cortina de la ducha sin nada que cubrir, acercándose lentamente a Kagura. Ella trato de poner más atención a su audición que a su visión de es cuerpo desnudo bien entrenado, cubierto de agua que camina cada vez más cerca de esta. A cada momento vez la situación empeoraba más para ella. 

No pienses en ello, se dijo así misma. 

La tomo de las mejillas ya que la yato miraba un punto fijo en particular que no era él.  —¿Te gusta lo que ves?— le pregunto sin titubeos, confiado de lo que enseñaba. 

Ella conecto su vista —he visto niños con más musculo que tú. Yo no estaría tan orgullosa de tan poco— le dijo conservando algo de integridad, levanto el brazo que doblo ligeramente, Sougo puso atención a lo que hizo, el brazo de Kagura rasgo la tela de su pijama, de la nada sus lindos y delgados brazos de princesa eran tan gruesos como los del hombree frente a ella. —Déjame decirte algo de los yato, algunos podemos modificar nuestro cuerpo a voluntad, vernos más jóvenes, más adultos, ancianos o pequeños y delgados. 

Los ojos de Sougo no dejaban de ver el creciente musculo de Kagura, estaba fuera de la proporción de la chica, se venia extraño, entonces ella era más alta o grande que lo que lucia en realidad. Comenzó a sudar y acababa de salir de la ducha, una incomoda sensación de nerviosismos se alojo en su estomago, sus manos temblaron, ella se dio cuenta y sonrió a gusto por su reacción. —Como luces en verdad, quiero verlo. Ahora tengo curiosidad.

—No estas en posición de pedirme nada. Estamos fuera de horario de trabajo, por otro lado no estoy obligada a mostrarte  nada Okita Sougo— siseo ella bajando el brazo volviendo a un tamaño regular más acorde a su proporción usual.

La tomo del rostro con las dos mano y puso su frente con la de ella —te acabo de enseñar "todo" a pesar que Abuto me dijo que los hombres yato son mucho más superiores... 

Kagura hizo una mueca de burla y comenzó a reírse en su cara —estabas preocupado por eso... ¡Oh dios! ¡esto es tan gracioso!— comenzó a apuntarlo con el dedo indice y a reír cada vez más fuerte. 

—¡Eres una maldita!— dijo en completa indignación.

—Será mejor que tapes tu miseria, rápido— le dio un codazo para zafarse de su agarre, salio por debajo de sus brazos y con un grácil giro quedo en la puerta, la abrió y salio de allí cuanto antes, sostuvo la puerta ya que este intento salir detrás de ella.  La puerta retumbo unos segundos, no obstante lo que perduro más tiempo retumbando fue su corazón, se tapo los ojos, podía imaginar que tan roja estaba su cara en este instante. 

En cuanto pudo salio corriendo a su habitación donde se resguardo, se lanzo a la cama se envolvió y cubrió con su sin fin de cojines, mortificada, repitiendo en su mente diversas tomas del cuerpo del detective, se mordió los labios, mareada, se destapo cuando se sintió demasiado sofocada, se sentó en la cama, Tsuki le había traído una bandeja con jugo de naranja había una notita que decía que bajara a desayunar con un corazón. Sonrió hasta que se fijo bien en la letra de la nota era de Gin-chan, puso los ojos en blanco y escupió sangre, cuando se recuperó tomo el vaso de jugo y bajo después de tratar de despertar a Soyo. 

¿Qué clase de policía eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora