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WonWoo estaba harto, ya llevaba mas de dos semanas encerrado en esa maldita cabaña y podía sentir a su lobo dispuesto a destrozarlo todo para salir de ahí, le importaba un carajo si sus heridas no mejoraban, si debía seguir guardando reposo o si la carne muerta se expandiría aún más.

La vieja Kim ignoraba la incomodidad del azabache, sabía que si seguía mal era porque él mismo era incapaz de hacer las paces con su propio lobo y mientras eso no pasará, seguiría deteriorándose aún más.

La mujer terminó de moler las hierbas en el cuenco de piedra, olfateandolo varias veces hasta asegurarse que la proporción era correcta, qué el aroma picante tuviese la intensidad necesaria para matar la infección que se esparcia por el tejido.

WonWoo reconoció el olor cuando la mujer se acercó lo suficiente, era el mismo tratamiento que le ofreció MinGyu la noche en que se fue, picante en la base de la nariz. La desconfianza lo puso en guardia, era su alfa reaccionando a la idea de que se lo aplicaran de la misma forma.

— Controla a tu lobo, muchacho —le ordenó su mayor, sin ganas de lidiar con otro alfa, tenía más pacientes que atender ese día—

— Yo mismo puedo ponerme eso —la inquietud evidente en su voz mientras extendía la mano para tomar el ungüento listo—

La risa de Soyou resonó en la habitación al darse cuenta de la verdadera incomodidad del alfa, si su alfa era estúpido, su nieto lo era aún más pero este al menos tenía el valor de enfrentarlo.

— Llevo atendiendote desde que eras un cachorro ¿desde cuándo dudas mí?

— No voy a dejar que lamas mis heridas —respondió orgulloso, ningún alfa dejaría que otro se acercará tanto—

La risa de la anciana solo fue más sonora esta vez, era de esas risas que parece que le hace falta el aire, como si este fuera tan escaso que le costara salir de sus pulmones.

— ¿A caso mi estúpido nieto hizo algo cómo eso? —el silencio de WonWoo fue toda la respuesta que obtuvo, ofendio por la imprudencia de su mayor. La mujer jala una silla para sentarse a un costado de la cama con naturalidad, el cuenco aún descansaba en sus manos y solo lo mezclaba de vez en cuando— Esa es la forma correcta de aplicar esto, pero si es para un alfa lo mejor es que disuelva con la saliva de un omega, de su omega. Es un tratamiento complicado, en especial si la herida es reciente y las esquirlas aún están incrustadas es la carne porque puede terminar intoxicando también al omega.

WonWoo se mantiene inmutable, con la mirada fija en el techo de madera. Recordando los labios hinchados de MinGyu, en su lengua herida, en sus ojos llorosos por el dolor con cada pequeña pieza de veneno que se enterraban en su piel.

— Al final, si no se hace de la forma correcta, si no se tiene el equilibrio en los ingredientes o en la textura de la pasta puede que ambos terminen envenenados, es algo muy íntimo y que requiere sacrificio. Podrás ser el alfa de la manada, pero nadie más va a hacer eso por ti. —concluyó la anciana con voz tranquila— por fortuna mi nieto sabe lo que hace o no seguirías aquí.

—¿Cómo está él? —la pregunta casi toma por sorpresa a la morena, llevaba atendiendo al lobo cada día y nunca preguntó por su nieto—

— Si de verdad te interesara no lo hubieras dejado salir esa noche —La conversación terminó cuando un gruñido salió de su garganta por el dolor, aunque no supo distinguir si era por el tratamiento o si las palabras le habían calado más profundo de lo que podía aceptar—

La consulta terminó sin que se cruzaran las mínimas palabras de despedida. Y el alfa se quedó tan malhumorado como adolorido.

...

Flores en invierno [ Meanie ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora