Flores en invierno [ Meanie ]

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A WonWoo no le tomó mucho coordinar a la manada para abrirse camino a lo largo del bosque, tenían experiencia y la suficiente confianza en sus compañeros para saber que podrían atacar y que siempre tendrían a alguien cubriéndoles la espalda. 

Sus pisadas a penas eran un susurro en el silencio del bosque, la ligera capa de nieve que cubría el suelo amortiguaba cualquier sonido que pudiera delatarlos. 

No había luna esa noche y sin embargo era tanta la adrenalina que corría por sus cuerpos que su vista se adaptaba a la oscuridad como en aquellas en que la luna llena los guíaba. 

WonWoo no quiso pensar que era un mal designio de su diosa que no los acompañara en un momento como ese y se aferraba con todas sus fuerzas a la posibilidad de recuperarlo con bien. 

Ni siquiera podía transformarse todavía, estaba tan mal en ese momento que el mismo Seungcheol se ofreció a llevarlo en su lomo para que retrasara la liberación de su lobo todo el tiempo posible. 

Ningún alfa se atrevería jamás a llevar a alguien distinto a su omega o cachorros, mucho menos a otro alfa, era algo humillante y sin embargo ni siquiera tuvo que pedírselo para que el azabache le hiciera saber que estaba ahí para él. 

Siempre lo había hecho y nunca tendría cómo pagárselo. 

Pudo quedarse a proteger la aldea junto a Bohyuk donde sus omegas esperaban alterados a pesar de estar cinta, pero él se mantuvo fiel a su lado como en la más importante de las batallas. 

En realidad, ni un solo lobo titubeó cuando se les dio la libertad para quedarse e ignorar la situación, él estaba preparado para ir solo desde el primer momento y nunca les reprocharía el quedarse a proteger a sus familias, pero saberse con el apoyo de su hermanos hacía que su alfa se hinchara orgulloso en su pecho. 

MinGyu había curado las heridas de todos ellos en algún momento, había traído a sus cachorros al mundo y sanado a sus omegas, le debían demasiado como para dejarlo a merced de otra manada aunque esto significara arriesgar la propia. Es lo que les había enseñado, era la premisa con la que entrenaban cada día, los principios bajo los que cimentó la aldea junto a su hermano cuando recibió el mandato de este, y no podría estar más agradecido con cada uno de ellos por responder a su llamado. 

Su lobo se azotó contra las paredes de su mente cuando finalmente recuperaron el rastro de aquella manada forastera, exigía liberarse, salir para encargarse personalmente de aquellos que se atrevieron a dañar a su omega. 

WonWoo solo tuvo que hacer una pequeña señal en la oscuridad para que todos sus lobos se pusieran alerta y entraran en formación, reconocía ese lugar, los errantes debian estar aprovechando el refugio que brindaban las cuevas durante las ultimas nevadas. 

Seungcheol emitió un gruñido que solo fue perceptible para al líder, pidiéndole autorización para internarse aún más en aquel territorio, seguido de otros tres lobos que les estarían cubriendo la espalda. 

Podían escuchar voces a lo lejos, alfas luchando entre ellos para saber quién sería el más poderoso. 

Detectan la presencia de un centinela a unos metros de ellos y agradecen que el viento les sopla en el rostro porque arrastra su aroma lejos de aquellos jóvenes lobos que los estaban esperando. 

Suena un aullido ahogado y un forcejeo ligero cuando su manada finalmente alcanza a ese vigilante antes de que de la señal de que estaban en su territorio y el lobezno cae inconsciente en la nieve para darles paso libre. 

WonWoo se baja del lomo de Seungcheol para avanzar a su propio paso, leyendo el aire para tratar de identificar la formación que están utilizando y solo se encuentra con lo desorganizados que están. El aire arrastra consigo el aroma de otra docena de alfas envuelto en olor distintivo de las bebidas fermentadas, estaban ebrios y eso solo lo haría más fácil.