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— No vas a poner en riesgo a todos, WonWoo —La voz del alfa se alzó en la cabaña donde el consejo de ancianos se había reunido. Un hombre tosco y robusto, con cabello cenizo y más cicatrices en el rostro de las que podría contar le observaba retador desde el otro lado de la habitación. 

Seis de ellos, incluyendo a la abuela de MinGyu, tomaban lugar tras una vieja mesa de madera llena de marcas de garras y algunas manchas de sangre que se negaban a eliminar para que permanecieran como un recordatorio de su fuerza en tiempos anteriores. WonWoo no soportaba estar cerca de ellos y prefería quedarse pie cerca de la puerta, era más fácil salir de ahí cuando ya le habían colmado la paciencia. 

El alfa llegó esa mañana aprovechando que su celo inesperado al fin había pasado, no sin antes tomarse un cóctel con todos los supresores que pudo conseguirle Cheol.

Ya estaba harto de todo ese juego de persecuciones y sentir que era el único corriendo sin rumbo fijo, temeroso de que le sucediera algo a su manada, decidió que era tiempo de armar el ataque antes de que sus lobos se agotaran aún más. 

— Lo único que demostramos quedándonos a la defensiva es que somos débiles —atacó el líder— y no vamos a durar demasiado haciendo guardias que van a terminar por reventarnos de cansancio a todos. 

— Es una decisión impulsiva —respondió una de las mujeres— No sabemos cuántos son ni dónde se asentó su manada. 

— Lo mismo dará si esperamos que vengan por nosotros 

— Al menos estas son tus tierras ¿Qué harás en un territorio desconocido?

— Destrozarlos para que no vuelvan a cruzar el río —concluyó en el límite de su paciencia— al menos así conservamos el factor sorpresa.

SeungCheol se mantuvo a sus espaldas, analizando en silencio la actitud del consejo, eran ancianos aferrados a las viejas tradiciones, incapaz de creer que aquellos lobos criados en tiempos de tranquilidad pudieran resultar en guerreros eficientes. Pero confiaba en el trabajo que había hecho junto a WonWoo.

— Ni siquiera puedes transformarte todavía —se burló el  líder del consejo— ¿Qué piensas hacer cuando te ataque un lobo? Olvídalo, no vas a poner en riesgo a todos solo para hacerte el valiente.

WonWoo apretó la mandíbula, controlando los caninos que amenazaban con ensancharse, su alfa se sentía a punto de estallar, demandando con feroces gruñidos que lo dejaran salir para imponerse a esos ancianos decrepitos que no sabían cómo manejaba él a sus lobos, incluso en el estado en que se encontraban sus heridas podría arrancarles la cabeza sin problemas. 

SeungCheol a sus espaldas notó los temblores del alfa y su aroma imponiéndose en la cabaña, tanto el líder del consejo como WonWoo se observaban fijamente con el resto de los presentes esperando a ver quién era el primero en reaccionar. 

Fue un grito de JaeHyun el que los tomó por sorpresa a todos cuando este azotó la puerta por la fuerza con la que entró, acompañado de una corriente de aire gélido que golpeó a WonWoo en el rostro cuando volteó a ver de quien se trataba. 

Todos sabían que las reuniones entre el alfa y el consejo eran estrictamente privadas, el único que podría estar presente además de ellos era la mano derecha del alfa y la entrada a la cabaña era custodiada por dos alfas que no deberían permitirle la entrada a nadie más y que respondían exclusivamente a las indicaciones del círculo de ancianos. 

Un alfa corpulento levantó a JaeHyun del brazo sacándose un gruñido de dolor, el guardia disculpándose en el acto por haberle permitido entrometerse.

Flores en invierno [ Meanie ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora