Flores en invierno [ Meanie ]

24

La luz del medio día se cuela cálida y brillante por la ventana abierta hasta el rostro de MinGyu, el omega se oculta entre las sábanas, frotando su mejilla contra éstas cuando encuentra el aroma de WonWoo en ellas.

Sus brazos se extienden por la cama buscando al alfa aún con los ojos cerrados y no puede evitar inquietarse cuando no lo encuentra a su lado e intenta reprimir ese pequeño brote de desesperación que nace en la boca de su estómago, pero su cabeza comienza a dar vueltas y se pregunta si acaso el alfa está arrepentido de lo que hizo anoche, la angustia sube por su garganta y quiere llorar ahí mismo y se maldice porque lo único que ha hecho esos días es llorar por todo.

Su omega está punto de perder el control porque ayer terminó tan agotado que  se quedó dormido al instante y no tuvo oportunidad de hablar sobre lo que había sucedido con el alfa y está seguro de que va a perder la cabeza en cualquier momento.

Lo que no espera es que un cosquilleo suave nazca desde la marca en su hombro, la sensación se expande cálida y tranquilizadora por todo su cuerpo y MinGyu jadea porque es como si brotara directamente de su interior.

WonWoo se asoma solo un segundo después por la puerta de la habitación con gesto preocupado y MinGyu solo se atreve a verlo de reojo, ocultando aun la mitad de rostro en las cobijas.

— Gyu, ¿Sucede algo? —La voz de WonWoo es suave y cuidadosa, su mirada lo inspecciona buscando lo que está mal en cuando se sienta a su lado, acaricia su espalda desnuda rogando por su confianza para que le cuente lo que lo tiene tan afligido—

— Desperté y no estabas aquí —MinGyu niega con el rostro hundido en la almohada y WonWoo sonríe y se relaja cuando ve que el sonrojo alcanza las orejas del moreno— esto fue estúpido.

WonWoo deja un beso cálido sobre su hombro y luego frota su nariz contra el cabello revuelto del castaño, pequeños besos son dejados por aquí y por allá en su piel, aún sin atreverse a tocar la marca que se asoma ligeramente.

— Ahora estoy donde tú estés, cariño —MinGyu siente otro hormigueo al rededor de su marca, su lobo relajándose ante la sensación y su propio pulso controlándose a pesar de que las palabras siguen repitiéndose en su mente—

El moreno finalmente deja su escondite y se da la vuelta para enfrentar al alfa que lo espera con una sonrisa cariñosa en sus labios, sus mirada fija en él como si fuera lo más precioso que haya visto nunca a pesar de que debe ser un desastre en ese momento.

— Lo siento, creo que estoy muy sensible por... —MinGyu se corta, toda una vida negándose a ella y ahora que finalmente la tiene le cuesta tanto ponerlo en palabras—

— Es mi culpa, no debí moverme de tu lado pero pensé que tendrías hambre y fui a hacer el desayuno —WonWoo acaricia su torso, siguiendo con su dedo índice la ligera curva en la parte más baja de sus abdominales, su lobo quiere aullar de orgullo porque es producto del nudo que compartieron y lo dejó tan lleno de él—.

— Estoy hecho un desastre, no me veas así —MinGyu se cubre con un antebrazo por la vergüenza, está tan pegajoso de todas partes y WonWoo solo ríe, relajado y sonoro—

— ¿Desde cuándo te preocupas por esas cosas? —El alfa se burla y MinGyu está a punto de maldecirlo cuando recibe un picotazo en los labios que termina por silenciarlo— Hueles a nosotros, MinGyu, es el olor nuestra manada.

El omega quiere llorar de nuevo, y WonWoo lo atrae para abrazarlo porque no parece correcto mantenerlo tan lejos cuando solo quiere acunarlo en su regazo.

— ¿Por qué quiero llorar por todo? —MinGyu se queja, oculta el rostro en el Cuello del alfa que lo acaricia suavemente en la espalda—

— Tu omega sigue un poco nervioso, han sido muchas emociones en pocos días y la marca solo vino a alborotarlo todo otra vez —la voz de WonWoo es casi una disculpa, lamentándose por haber sido tan imprudente para marcarlo en un momento como ese— aún nos estamos acoplando, yo también me siento un poco extraño pero volverás a ser un omega latoso en cuanto cicatrice —le prometió—