Lux, solis, veritatis, ¿Qué es lo que esconde?
Siento una presión sobre mi pierna que me impide moverme, intento abrir los ojos pero siento mis párpados pesados, como si estuvieran pegados.
Empiezo a desesperarme y me siento sobre el lugar agitada, la presión en mis piernas se reduce y puedo moverlas, dirijo mis manos a mis ojos y siento una clase de parche sobre estos.
—Tranquila— escucho y logro reconocer la voz.
—¿Qué fue lo que me paso?— digo desesperada.
—Te caíste de un pequeño monte— dice agarrando mis manos para alejarlas de mi rostro.
—¿Co-Cómo es que estoy viva?— pregunto presionando sus manos.
—No fue nada grave, felizmente te encontramos a tiempo— dice Dylan suspirando.
—Pero era demasiada sangre— digo recordando.
—¿Sangre?— cuestiona Dylan confundido.
—Si, salía demasiado por mis oídos— explico.
—No había nada de sangre ahi Claryssa— es la primera vez que me llama por mi nombre.
—¿Porque tengo esto en los ojos?— digo sintiendo mi rostro calentarse.
—Cuando te encontramos, estaban extraños...— dice cauteloso.
—¿A qué te refieres con extraños?— digo sintiéndome un poco asustada.
—Solo, no grites, no te asustes y no te alteres— pide y empiezo a alterarme.
Siento que va retirando lentamente los parches de mis ojos y ya empiezo a ver donde estamos, un hospital, las cegadoras luces me obligan a cerrar mis ojos en cuanto puedo abrirlos, pero luego de unas cuantas lágrimas logro abrirlos en su totalidad.
Dylan me mira y su rostro es de sorpresa pura, yo solo quiero verme ya, ¿es malo o bueno? No lo se pero quiero un espejo por favor.
—Necesito un espejo— exijo mirando a Dylan.
El asiente y se va por uno, vuelve y me lo entrega, y simplemente no puedo creerlo, ¿qué paso? Siento que mis ojos empiezan a picar y lloro, unos hermosos ojos celestes reemplazan mis ojos ambares, y estos ojos, me hacen acordar tanto a papá.
Él tenía unos hermosos ojos celestes, tan claros como el cielo y tan profundos como el mar, y ahora yo los tengo, pero, ¿cómo?
—¿Estas bien?— me pregunta Dylan preocupado.
—Si... solo estos ojos, me recuerdan mucho a alguien— digo un poco decaída.
Mi padre, con tan solo recordarlo se me estruja el corazón, no se nada de él ahora, mi madre me dijo que cuando cumplí 2 años desapareció, nos abandonó a mi y a mi madre, lo único que recuerdo de él, son sus hermosos ojos celestes.
No lo odio, es decir, es mi padre y haga lo que haga, nada va a cambiar el hecho de que lo sea y la verdad es que le quiero mucho, se podría decir que ya no lo conozco pero siento que desde algún lugar, él está viéndome.
Y ahora yo me veo y lo recuerdo a él, como si fuera un recordatorio o algo así, diciéndome no me olvides princesa, princesa me lo decía tantas veces y cada vez que lo decía sus hermosos ojos me miraban con admiración.
Yo era simplemente la niña de sus ojos, y antes de que se confundan, mi hermano, mas bien hermanastro; él es de un antiguo matrimonio de mi mamá, pero a pesar de todo lo considero un hermano de sangre, sí a pesar de todo.
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Destinada A Él || EN EDICIÓN
Fantasi|| PRIMERA PARTE TRILOGÍA DESTINO || El destino es un lazo inquebrantable, un lazo que muchos pueden llegar a detestar. Siempre se ha escuchado acerca de lo enigmático que son los seres sobrenaturales, de lo magníficos y sorprendentes que son, o lo...