Capítulo 12

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Había tenido días malos. Incluso una vez cuando estaba demasiado frustrado y el dolor de cabeza lo hizo llorar durante una hora completa, Peter tomó asiento en su escritorio, saco una libreta y se puso a enumerar las desventajas y ventajas de seguir usando la máscara del hombre araña.

Desventajas de ser el amigable hombre araña;

1. Morir antes de los dieciocho.
2. Morir solo.
3. Morir humillado.
4. Morir dolorosamente.
5. Morir lentamente.
6. Morir simplemente.

Pete negó ante el punto número ocho que se repetía con dolor en su mente.

Lo primero que se percató luego de luchar contra el crimen, fue que los villanos siempre buscaban una debilidad, para tener control sobre la situación. Y su principal talón de Aquiles, siempre era las tres personas que caminaban a su alrededor.

El morir parecía la más tonta desventaja, si tenía que ver antes como a alguien de los que amaba, resultaba herido por su culpa.
Durante minutos su mente intentó jugar en su contra, creando escenarios en donde los villanos iban detrás de Ned, Michelle y May, sólo para vengarse de el.

Cada vez que la imagen se creaba, tomaba la decisión de quemar la máscara y salir corriendo a su viejo estilo de vida. Jugar en las tardes videojuegos con su amigo Ned, ir a cenar al restaurante coreando con su tía May, mientras pasaba las noches en la terraza de su edificio, acostado con su novia Michelle, solo hablando durante horas.

El no solo quería que esos recuerdos volvieran, sino que también se convertirá en una realidad. Fue un pensamiento hermoso que duró solo unos segundos, al parecer un mensaje de Michelle en la pantalla de su celular.

“Recuerda que no debes usar el celular mientras te balanceas. Buenas noches”.

Ella sabía la verdad. Lo había descubierto en el viaje escolar y cuando volvieron tomó la decisión de no alejarse. Comenzaron un relación que se fue fortaleciendo con cada encuentro que tenían. Entonces Peter recordó como Michelle había mostrado valentía en Londres, cuando misterio planeó el ataque.
MJ no solo corrió de drones asesinos, sino que también los destruyó. Camino en medio de automóviles quemados y puentes destruidos, solo para llegar hasta el. Con la única intención de proporcionarle una herramienta que ayudará a vencer al enemigo.

Ventajas de ser el amigable hombre araña;

1. Ayudar al indefenso.
2. Disminuir el crimen en Queens.
3. Salvar vidas.
4. Hacer una diferencia.
5. Proteger a los que amo.

Tan pronto como terminaba un punto, aparecía otro. Fue hasta que May llamo a la puerta para que bajara a cenar, lo que hizo que se detuviera de escribir el número cincuenta.

Ser héroe no era un trabajo fácil.  Y la prueba de ello se podía ver claramente en el  resultado de esa noche.

“Peter, ¿Estás seguro de que no quieres ayuda profesional?” preguntó Karen por quinta vez, luego de escuchar el quejido de dolor.

—No. Voy a estar bien, no quiero que nadie se preocupe—respondió Peter en voz baja.

Le estaba costando hablar, moverse e incluso respirar. La pelea que tuvo con dos hombres de capucha roja en la zona norte de la ciudad, lo había dejado más mal de lo que quería admitir.

El no espero que en medio de lo que considero un robo normal a la tienda West, los asaltantes sacarán armas de origen militar y cinco cómplices más, se unieran de improviso a la pelea llegando por su espalda.

Por una vez en mucho, mucho tiempo. Los delincuentes parecieron estar a su nivel, y lo que Peter hubiera podido hacer en cinco minutos, se extendió hasta quince.

Los hombres eran ágiles y resistentes. Los golpes que proporcionaron fuertes y las armas que poseían peligrosas.

Peter se agachó detrás de un automóvil, al escuchar las sirenas de los bomberos que iban trascurriendo con velocidad por la avenida. Espero paciente hasta que las luces y el sonido desaparecieran. Peter fue caminando encorvado por detrás de la hilera de automóviles, hasta llegar a la esquina de su edificio. Antes de subir por la pared trasera, observo cauto a sus alrededores.

La calle estaba completamente vacía. Una que otra persona transcurría a las diez de la noche, pero no en ese momento en el que trepó por la pared, hasta su correspondiente piso. Peter abrió la ventanilla de su habitación y cayó al interior. Su lado izquierdo del abdomen tenía un intenso dolor en donde una bala rozó, sus huesos se sentían débiles y solo quiso acostarse en el suelo toda la noche a esperar que su cuerpo sanará.

El jaló rápido la máscara de su rostro, sintiendo como podía respirar mejor. Entonces recordó que su tía May podría llegar en cualquier momento de la fundación, y lo que menos quería era que se preocupara al verlo tirado en el suelo, con heridas y golpes en todo el cuerpo.

Peter realizó un gran esfuerzo cuando se levantó. Lo primero que hizo fue llevar su mano derecha al lado izquierdo de su abdomen, sintiendo entre sus dedos como se deslizaba un poco de sangre, traspasando desde el traje.

—¿Te encuentras bien?—su voz lo sobresalto un poco, aumentando de improviso su respiración.

Peter se giro, pero solo vio una sombra distorsionada en el fondo de su habitación. Arrastrando sus pies y con una constante mueca de dolor plasmada en el rostro, fue como llegó hasta el interruptor y prendió el foco.

De pronto la oscuridad desapareció para mostrar a Michelle. La chica se encontraba sentada en su cama, con sus largas piernas extendido por el colchón, mientras un bolso, una caja de chocolates y un grueso libro, se posaban a su lado. Peter no pudo evitar preguntarse si había estado leyendo solo con la luz de la luna, y si su dulce favorito era un obsequio.

—Michelle, ¿Qué haces aquí?, ¿Como entraste?—preguntó con algo de preocupación, mirando a su alrededor.

—Después de cinco años no han movido la llave de emergencia— respondió, limpiándose las palmas de las manos en su pantalón—¿Hice mal en entrar?.

Entonces se percató de muchas cosas; como que parecía cansada, frustrada y preocupada. Pero detrás de esa mirada que esquivaba, había algo que ocultaba, como si estuviera intentando controlarse para que no logrará notarlo.

—¿Qué?. ¡No!. Por supuesto que no, tú siempre eres bienvenida.

—Si soy bienvenida, ¿Por qué no me habías traído desde que volví?—preguntó.

La respuesta era fácil, pero también dolorosa. Su corazón había estado confundido, sus sentimientos mezclados y muchos recuerdos decorando las paredes de su habitación.

Después de que Peter se diera cuenta de lo que realmente sentía por cada una de las chicas, tomó la decisión de dejar el año que compartió con Gwen atrás.

Quitó todas las fotografías que tenía con la chica rubia de su habitación y remplazo con las que anteriormente tenía con Michelle. También aventó en un bolsa negra todos sus regalos y los donó. Ahora no tenía nada dentro de esas cuatro paredes que impidiera que Michelle estuviera ahí, tal y como lo había hecho en todo ese tiempo.

—No pensé que quisieras estar aquí. ¿Qué sucede?—preguntó preocupado, intentando desviar más preguntas.

—Mi tía Sky es una idiota. Tuve una discusión acalorada con ella y pensé que talvez podía pasar un par de noches aquí, al menos hasta que se relajara la tensión, pero entonces...—se detuvo. No despejando su mirada de la herida—Peter, estás sangrando—señaló.

Había algo mal en todo eso. Michelle mucha veces no solo lo vio herido, sino que también era la primera que corría a su lado para ayudarlo. Pero esa noche no tuvo intención de moverse de su lugar, solo de señalar lo obvio desde la lejanía.

—No es nada, dentro de unas horas estaré bien. Solo tengo que—ahora fue su turno de señalar hacía el baño, disculpando rápidamente.

Peter paso a lado de Michelle, escuchando su acelerado corazón. El no la miró, solo siguió su camino. Abrió el botín de primeros auxilios y tomó una gasa, desinfectante y venda.

Con algo más de tranquilidad, Peter lanzó la máscara en el bote de ropa sucia, luego apretó el símbolo de la araña que se encontraba en su pecho y el trabaje se aflojó, cayendo en el suelo.  Se recargó en la pared, lleno un algodón del fuerte líquido y deslizó por la herida. Coloco una gasa y fue enredando la venda a lo ancho de su abdomen. Peter vio reflejado en el espejo una última mueca de dolor antes de que finalizará. Tenía una leve herida en la frente y varios moretones a lo largo de su rostro.

El solo se lavo el rostro con agua y coloco una curita en la herida. Tenía una aparecía dañada, pero mucho mejor que la reflejada minutos atrás.

No tenía fuerzas para levantar su traje, solo con su pie lo fue lanzando fuera del baño hasta el closet, empujándolo en la oscuridad.

Peter Y Michelle - Estoy Atrapado ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora