Capítulo 3

1.5K 117 15
                                    

—No. No puede hacer esto, señor Stark—dijo Peter, agotado por la discusión con su mentor.

Una hora atrás, Tony había llegado al departamento de la tía May buscándolo. Desde el momento en que se sentó en la esquina de la cama, Peter supo que no era una visita cordial. El abrazo inicial de Tony había sido demasiado rápido e incómodo, creando un tenso silencio en la habitación. Este solo se intensificó cuando Tony finalmente explicó la razón de su visita esa tarde.

—¿Hacer qué?—preguntó Tony, confundido, mientras negaba con la cabeza.

—¡Darme esperanza!—gritó Peter, desesperado, enfrentándolo. Estaba diciendo todo aquello que había guardado en su pecho durante tanto tiempo—No después de cinco años en los que me la negó.

—Peter—intentó calmarlo Tony, tomando sus hombros, pero no sirvió. Peter se apartó, poniendo una distancia considerable entre ambos.

—Perdimos una batalla en el espacio, pero creí que cuando volviéramos a la Tierra, iríamos a la guerra.

—No había nada que hacer—comenzó Tony, pero Peter lo interrumpió.

—No quisiste hacer nada, esa es la diferencia. Durante meses te busqué, esperando escuchar un plan o una misión. Sabía que si alguien podía hacer algo para volver todo a la normalidad, serías tú. Pero, en cambio, decidiste seguir con tu vida y me dijiste que hiciera lo mismo—Tony asintió, recordando todo lo que Peter mencionaba. De repente, Tony giró sobre sus talones y se dirigió al otro extremo de la habitación—¿Qué haces?

—Es mejor que me vaya a casa—dijo Tony, tomando su saco de la silla giratoria. Luego se enfocó de nuevo en Peter—Estás molesto. Y sé que cuando uno está molesto, es más difícil pensar con claridad... Créeme, lo sé.

—¡Claro que estoy molesto!—gritó Peter, sorprendido por su propio tono de voz. La ira brotaba tan fácilmente en sus palabras que le era difícil controlarlas—Perdí a Michelle y a Ned en un segundo. Ellos eran una parte importante de mi vida, pero se fueron. Y si mi tía May también se hubiera ido, entonces seguramente no podría haber seguido con mi vida, como tú me dijiste que hiciera—Peter dejó escapar un largo suspiro, pasando una mano por su rostro y cabello—Solo... Todo ahora es tan normal. Estoy en la universidad, trabajo medio tiempo, mantengo la seguridad de la ciudad y mi relación con Gwen va genial.

—Lo sé, Peter—respondió Tony en voz baja, tomando asiento en la esquina de la cama—Y lamento no haberte dado un poco de esperanza en esos días oscuros.

—¿Y por qué ahora?—preguntó Peter, sentándose al lado de su mentor. De pronto, se sintió tan cansado, como si hubiera estado peleando durante horas, que solo quiso descansar.

—Descubrí la forma de viajar en el tiempo. Quería dejarlo atrás, pero sabía que nunca podría descansar si no hacía nada al respecto... Sé que fui afortunado, pero muchas personas no lo fueron. Así que ahora tienes dos opciones, Peter—dijo Tony, girándose para mirarlo—Puedes seguir con este estilo de vida que llevas... Irte a dormir, despertar temprano e ir a la universidad como si nada hubiera cambiado... O puedes buscar un gran cambio.

Peter no respondió al instante. Permaneció en silencio durante varios minutos, mirando el libro de contabilidad en su escritorio. La profesora Julissa había encargado leer todo el capítulo cinco sobre sociedades mercantiles. Cuando llegó al departamento, su única intención era avanzar con sus pendientes, pero ahora sabía que no podría concentrarse en más de un par de renglones antes de que su mente volviera al plan de Tony.

—No quiero un falso rayo de esperanza.

—No digo que sea falso, pero tampoco verdadero—respondió Tony, apretando suavemente el hombro de Peter antes de salir de la habitación, dejándolo solo con miedo y confusión.

Peter Y Michelle - Estoy Atrapado ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora