Capítulo 10

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Cerró su laptop con frustración. El ensayo que tenía que entregar dentro de una hora para la clase de física, se encontraba incompleto; sin estructura, ni mucho menos con un contenido decente que el profesor Eliot pudiera considerar como la tarea que solicitó.

Peter había pensado días atrás que sí ponía un poco de esfuerzo y dedicación, podía terminarlo esa misma mañana. Claro, que se equivocó al no considerar todas sus otras actividades, como detener el crimen en Queens, su trabajo de fotógrafo y sus salidas nocturnas con Michelle.

Estaba completamente derrotado, dejo caer la cabeza sobre la mesa de madera, por una vez en su vida se dio por vencido fácilmente, al notar como no tenía oportunidad de terminar su trabajo universitario.

Mientras se reclamaba mentalmente por su irresponsabilidad, escuchó como la silla de enfrente se movía. El no tenía que enderezarse para saber de quién se trataba. El característico perfume de rosas no solo se elevó por el aire, sino que también pareció infiltrarse entre su tenso cuerpo, lo suficiente para relajarse unos minutos, antes de que un movimiento inusual llamara su atención.

Peter levantó la cabeza poco a poco, tratando de descifrar que sucedía con la chica rubia. Gwen, sentada en su predeterminado lugar de la biblioteca, tenía un libro abierto y transcribí a en su libreta. El lápiz deslizándose a lo ancho de la hoja, con precisión y fuerza. Peter noto una carga de frustración o enojo transmitiendo por medio de la punta del carbón, a la remarcada escritura. Desapareciendo por completo los movimientos suaves y delicados  que normalmente usaba la chica. 

—Gwen, ¿Qué sucede?.

No lo miro. Ella continuó escribiendo, sus ojos azules fijos en la libreta, completamente perdidos. Era como si esperara que por medio de su escritura, pudiera destruir su propio trabajo y de paso sus problemas.

Peter, un poco inseguro se estiró, posando su mano derecha sobre la de Gwen. La chica entonces pareció reaccionar, Peter no supo si fue por su contacto o por el lápiz que se partió en dos. Ella sacudió su lacio cabello a los lados, despejando su visión y mente. Regalando una dulce sonrisa cuando se enfocó en el.

—¿Tendrás un lápiz que me prestes?—preguntó Gwen.

Peter la miró dudoso, luego tomó la mochila del suelo y saco un lápiz nuevo. Entregando a Gwen a través de la mesa. Ella se volvió a dedicar a su trabajo, ahora volviendo a utilizar la misma técnica que Peter estaba acostumbrado a presenciar mientras hacía su tarea; movimientos suaves y delicados.

—¿Te encuentras bien—pregunto.

—¿Qué?—pregunto Gwen negando, dejando el lápiz con un movimiento brusco, sobre la mesa.

—¿Qué si estás bien?—estaba preocupado. No era normal de Gwen estar tan distraída, mucho menos molesta o frustrada.

—Si, ¿Por qué?.

—Es que, pareces algo estresada, molesta…—se detuvo al notar como Gwen se volvía a perder en sus pensamientos.

La joven se quedó mirando por encima de su hombro hacía una estantería de libros. Por un minuto Peter la contempló. Había pasado un buen tiempo desde que admiro su belleza en silencio. Ella no solo era linda, sino que también hermosa, merecía a alguien que la amara, respectara y sobre todo que no mintiera como estaba haciendo él a diario.

—Claro que estoy bien. Es solo que mi amiga Sally me dijo algo… una mentira—le regaló una sonrisa fría, Peter se percató de ello—Solo…— suspiro tristemente—Si ella no quería ayudarme con la decoración de la obra, podría solo haberlo dicho, no tenía porque mentir así, no tenía porque herirme.

Peter Y Michelle - Estoy Atrapado ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora