Buscando Mi Camino 24

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PETER:

Manejé hasta el orfanato de La Plata dónde había crecido Thiago. En tampoco tiempo, había aprendido a amar a un nene como a mi propio hijo. Y bueno, aún seguía pensando que se trataba de mi propio hijo.

Todos los recuerdos de las dos semanas y medias que había pasado con Thiago nunca se me irían de la cabeza. Eran preciosos. Él había hecho revivir mi amor por Lali, él cual llevaba escondido en mi corazón más de seis años. Nos había enseñado a amarnos y a amarle, y perderlo era tan duro que me presionaba el pecho y me impedía respirar.

Al llegar al orfanato, miré a Lali. Llevaba la mano en la panza y los ojos cerrados... La tomé de la mano y me miró al instante:

- Ya hemos llegado - la dije.

Entonces ambos miramos a Thiago, quién ya miraba por la ventanilla del auto, ansioso por bajarse de allí y abandonarnos.

- No puedo hacerlo - dijo Lali con la voz quebrada -. No quiero que se separe de mí, ni quiero ni puedo.

- Yo tampoco, pero es su voluntad - respondí.

- Es lo que yo quiero - dijo Thiago desde el asiento trasero -. Son unos mentirosos. A los niños huérfanos nos engaña todo el mundo. Saben que no tenemos padres, y que nuestro mayor sueño es poder tener una familia que nos quiera algún día. Ustedes han jugado con mis sentimientos. Me dijeron que podía llamarles papá y mamá y me contaron una historia que era todo mentira...

Lali rompió a llorar y le interrumpió:

- ¡Mi historia no es ninguna mentira! - gritó fuerte -. A mí me sacaron a mi bebé de los brazos, pedí besarlo antes de que se lo llevaran y mi mamá no me dejó. Desde ese día no volví a ser la misma, y cuando te vi sentí que ese bebé al que había perdido eras vos. Y por mucho que me odies y que me llames mentirosa, sé que existe entre nosotros un vínculo fuerte, un vínculo que se creó el primer día que te vi, Thiago. Vos no me quieres creer, y me parece bien, pero yo sigo pensando que mi bebé perdido sos vos, y nunca voy a dejar de pensarlo - Lali se secó las lágrimas con las yemas de los dedos -. Ahora si tanto querés regresar al orfanato, andate. Tu voluntad es separarte de nosotros, y mi voluntad ahora mismo es no acompañarte. Volvé solo. 

Miré a Lali frunciendo el ceño:

- ¿Por qué tiene que volver solo? - la pregunté.

- Yo no quiero acompañarlo, respeten mi decisión - respondió.

Suspiré:

- Okey, luego hablamos - miré a Thiago -. Anda saliendo del auto que ahora agarro tu valija para acompañarte. 

Y eso hizo, Thiago bajo del coche al igual que yo, y agarré su valija. Después le tomé del hombro y arrastrando su valija llegamos hasta la puerta del orfanato. Tocamos al timbre y esperamos a que nos recibieran. 

Fue Micaela, la compañerita de Thiago a la que conocimos el día en el que fuimos a buscarlo, quién nos recibió:

- ¡Thiago volviste! - exclamó, y lo abrazó rápidamente.

- Sí, volví - Thiago le siguió el abrazo a su compañera -. Y no pienso marcharme nunca más.

- Eso me alegra - dijo Micaela. Después me miró fijamente -. ¿Han cuidado bien de mi amigo?

- Yo creo que lo hemos cuidado bien, ¿eh Thiago? - le pregunté dándole un golpecito suave en el hombro.

- Bueno - respondió él -. Más o menos.

Entonces la directora apareció en el fondo del pasillo. Esbozó una sonrisa y caminó hasta donde estábamos nosotros:

- Ya han llegado... Bueno, ¿qué tal el viaje? - nos preguntó.

BUSCANDO MI CAMINO -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora