BUSCANDO MI CAMINO -Terminada

Comienzo...

- Hacemos esto por vos hija - dijo la abuela del bebé, mientras lo tomaba en brazos.

La joven madre no pudo retener las lágrimas, pero sabía que era necesario que se llevaran a ese pequeño recién nacido. Sus padres se lo habían dicho y debía hacerles caso. Tan solo había cumplido los 18 hacía 3 meses.

- Quiero verlo - suplicó ella, aún con la ropa que la habían puesto para el parto.

- Lo mejor es que no lo veas. Ya buscamos una familia, lo van a cuidar muy bien.

- Mamá por favor, quiero verlo. Quiero ver a mi bebé.

La abuela del bebé ignoró a su hija y salió de la sala de partos, fuera, dónde estaba su marido.

- Llévatelo lejos. Lo más lejos que puedas. Ya está todo hablado con esa mujer del orfanato de La Plata. No sé si él sabe, pero igual la nena lo busca para conocerlo.

El abuelo lo miró:

- Es hermoso.

- Es hermoso pero no debería haber nacido. Llévatelo lejos, o arruinará la carrera de nuestra nena. Y no querés que pase eso, ¿verdad?

Él negó con la cabeza y se fue con el nene. Manejó durante al menos una hora, hasta llegar a un orfanato de La Plata, donde ya habían avisado con antelación de que abandonarían allí a un pequeño bebé recién nacido.

Al llamar a la puerta, salió la celadora, una mujer fea y de mal carácter:

- ¿Este es el mocoso? - preguntó de mala gana mirando al calmado y hermoso bebé.

- Sí, es él. Si lo puede cuidar, trátelo bien.

- Lo trataremos como a todos, esto no es un lugar privado. Vivimos de la caridad y de lo que nos da el Estado. ¿Cómo se llama?

- ¿Yo o el bebé?

- El bebé, ¿cómo se llama el bebé?

- Thiago, se llama Thiago - dijo el abuelo, recordando el nombre que quería su hija.

- Bien, chau señor - agarró al bebé, y antes de cerrar la puerta, el abuelo preguntó:

- ¿Necesita el apellido?

- Su esposa me dijo que no. Así que ya pensaremos en un apellido para este enano feo. Ahora vayase, por favor.

Y aunque con pena, el abuelo se marchó. No hubiera querido dar a ese bebé en adopción, pero era necesario, por el bien de su hija, aunque sabía perfectamente que tanto ella como el papá del bebé se hubieran hecho cargo. Pero ya era tarde. Muy tarde.