LALI:
Tragué saliva. Se llamaba justo igual que ese bebé al que queríamos haber tenido y cuidado entre los dos. Pero, no fue posible por una larga serie de circunstancias horribles. Pero ahora miraba al nene que estaba frente a mí, un nene hermoso, con los ojos verdes, la nariz chiquitita y la boca hermosa. Su felicidad dentro de él seguro que era infinita. Ver por primera vez a sus ídolos. Seguro que no se lo podía creer, aunque todo esto estuviera siendo de verdad.
- ¿Podés llamar a la directora, mi amor? - le pregunté con ternura.
- Sí, vengan conmigo. Los llevaré con ella - él nene se dio la vuelta y comenzó a caminar por el largo y estrecho pasillo.
Las paredes de aquel lugar estaban pintadas de blanco, pero la suciedad y las manchas de humedad en ellas eran bastante notorias para poder decir con claridad que aquel lugar era una porquería. Realmente esos pobres niños estarían viviendo en la miseria. Con la comida contada y sin calefacción en invierno, y sin juguetes por Navidad. Era algo realmente triste, que te partía el corazón, literalmente.
El nene giró a la derecha cuando llegamos al final del pasillo y abrió una puerta de metal pintada de verde oscuro. Allí dentro, estaba la directora de aquel lugar, trabajando en unos papeles. Al vernos entrar por la puerta de su escritorio, dejó los papeles a un lado y nos dedicó una sonrisa, la cuál al menos parecía sincera.
- Buenos días. Uau... Vinieron muy pronto, estupendo. Así podrán pasar más rato con los nenes - se levantó, nos saludó y continuó -. Muchas gracias por su visita. Será una gran sorpresa para los nenes.
- Eso esperamos - dijo Peter -. Lali trae regalos para ellos.
- Oh... Muchas gracias señorita Espósito - agarró la bolsa con los regalos que llevaba Peter y los colocó en una esquina -. Después se los reparten si ustedes lo desean. Aún no me presente. Soy Pía Navarro. Thiago mi amor, reúne a tus compañeritos en la sala, ¿si? Ahora mismo vamos.
- Sí señorita - el nene salió corriendo del escritorio. Peter y yo no dejábamos de mirarlo. Era tan hermoso... Y parecía tan bueno y educado.
- Es uno de los más buenos. Lo que pasó con sus padres le afectó mucho. Le abandonaron acá cuando era un bebé y bueno, ya conocen... La historia de siempre.
Me mordí el labio. Pero Peter la preguntó:
- ¿A qué se refiere con la historia de siempre?
- Una madre joven, abuelos que no aceptan que su hijita se haya quedado embarazada. Y así termina la historia. Con un nene marcado por la tristeza. Tampoco podemos ocultarles su pasado, ellos deben de saberlo.
- En eso tiene usted razón - comentó Peter.
- ¿Cuántos años tiene? - pregunté.
- 7, cumplirá 8 dentro de muy poco. Es uno de los más chiquititos, yo le tengo un cariño especial, le críe desde que era un bebé.
Suspiré. Pensar que tal vez alguien cercano a mí había pasado por tantas desgracias me ponía muy mal. Era terrible.
Peter me miró y notó enseguida que con todo esto no me sentía bien:
- Lali, ¿pasa algo?
Y siendo sincera asentí con la cabeza. Él me abrazó fuerte, creo que sin entender que me estaba pasando, Peter solo sabía que yo estaba triste, pero nada más. Él nunca había sabido de esa historia, y aún no me había sentido preparada para contarle todo.
- ¿Quiere que la traiga un té señorita Espósito?
- No, gracias - sonreí como pude, sin apenas fuerzas -. En un rato se me pasara.
- Tal vez fue una bajada de presión o algo... Hace mucho calor acá, no tenemos plata suficiente para comprar un ventilador nuevo y nos conformamos con uno viejo el cuál esta colocado en la sala donde juegan los nenes.
- ¿No la importa dejarnos a solas un momento? - la preguntó Peter.
Ella asintió con la cabeza:
- No, no me importa. Iré tranquilizando a los nenes mientras. Cuando se la pase vengan, es la puerta del final a la izquierda, la que tiene hojas con dibujitos pegados a la puerta.
- Gracias.
- De nada - la señora Navarro salió de su escritorio y nos dejó solos a mí y a Peter.
Peter me abrazó fuerte y me hizo un mimo en el cachete:
- ¿Qué te pasa?
- No tiene importancia - le respondí, murmurando.
- Sí la tiene, me importa que estés así, decaída, triste... ¿Qué te pasa?
- Es algo que pasó hace mucho - suspiré -. De verdad que no tiene importancia, no tenés que darle importancia a cosas viejas, a cosas que se quedaron en el pasado.
- A veces las cosas del pasado atormentan. Lo que más atormentan son los errores del pasado, errores que te vienen a la cabeza una y otra vez. Porque sin querer, te confundiste, y ahora te arrepientes de no haberlo rectificado. Y no me gusta que estés así Lali, contame, por favor - dijo haciendo un puchero hermoso.
Suspiré de vuelta. Era algo que realmente no estaba preparada para contarle, por muchos años que hubieran pasado. Era algo muy muy malo, que me había lastimado y que me seguía lastimando cada día, desde que me levantaba de la cama hasta que me acostaba. Y por mucho trabajo que tuviera, aquella cosa que me había ocurrido no se iba de mi cabeza.
- Es algo que pasó entre vos y yo. Hace tiempo...
- Y bueno, contame - él me agarró la mano fuerte, como apoyándome. En contacto con su mano, sentía un cariño infinito que hacía mucho tiempo que no sentía. Un calor agradable, una sensación hermosa, la misma que sentí cuando me agarró la mano por primera vez.
- En 2010 yo...
- ¿Si?
- Yo... Bueno, tuve a mi hijo.
Él me miró abriendo mucho los ojos, con cara de sorpresa.
- En realidad no solo mi hijo, sino... Nuestro hijo.
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BUSCANDO MI CAMINO -Terminada
FanfictionEn 2010 nació un nene en un pequeño hospital de Buenos Aires. Los padres de la joven madre lo abandonaron en un orfanato nada más nacer. Años después, la joven artista Lali Espósito ha triunfado. Pero por dentro, su corazón está triste por un secret...