Aún cuando cada sensación, cada roce, el palpitar y el vaivén de mis caderas cada vez que sus labios rozaban mi cuerpo y aún cuando sentía su aliento recorrer todo mi cuerpo, sabía que todo aquello era onírico.
Aún así me deje llevar por las mil emociones que sentí al tocar su cabello, era tan surrealista y aún así podía sentirlo tan real.
Sentía las lágrimas de nuevo sobre mis mejillas y pude degustar lo salado de ellas.
Aún lloraba y la desesperación se apoderó de mi, comencé a temblar, creí estar cayendo en la locura.
En ese momento no podía distinguir la realidad de la fantasía.
Pero cuando escuche su voz a lo lejos pude saber que estaba a salvo.
Por que era el quien aún seguía a mi lado, no me pregunté como es que habíamos llegado a la cama, ni como es que ahora tenía mi pijama puesto.
Su cuerpo sosteniendo el mío, tratando de tranquilizarme susurrando en mi oído palabras que solo el podría decir.
Me sentí desfallecer y lloré como nunca antes lo había hecho.
El se levantó de la cama, durante los minutos, segundos o quizá horas que transcurrieron pensé lo peor.
Creí que aún estaba en aquella pesadilla, que de pronto me vería tratando de rescatarlo de aquella azotea, de las garras de Moriarty, pero no fue así y así como se fue así volvió pero está vez con su violín y una melodía que embargo todo mi ser, me vi envuelto en aquel sonido tan hermoso y mi corazón pesaroso comenzó a sentirse aliviado.
Olvide todas aquellas penas y de pronto solo podía ver a aquel hombre.
Su silueta era de un lindo color amarillo era como si tocará una canción de cuna, por que sin darme cuenta volví a quedarme dormido.