Me desperté la luz de la ventana iluminó mi rostro me deslumbró y sin querer de nuevo me vi ahí buscándolo por la habitación temiendo que el sueño hubiera terminado y la pesadilla estuviera comenzando.
Me sentí desfallecer pero trate de conservar la calma.
Me levanté y fui a la cocina por fin logré verlo había preparado el desayuno, ahí fue cuando más comprendí que aquello era solo producto de mi imaginación era inconcebible que el hiciera algo así.
Mi mente comenzó a trabajar, si fuera Sherlock ya habría resuelto lo que ocurría, el Sherlock de mi imaginación era más tonto o menos inteligente y por alguna razón estaba dotado de rasgos que en la vida real jamás podría tener.
El jamás me besaría de esa forma y una y otra vez analizaba la situación.
El me miro fijamente hasta que por fin me invito a tomar asiento.
Lucía tan calmado y sus pupilas estaban dilatadas.
Me pregunté aún dudando de si era un sueño mi imaginación o la realidad, pero como podría comprobar las cosas.
Me sentía mareado, por fin me acerqué a el y me senté en su regazo el sonrió y me dio un beso apasionado.
Por alguna razón este Sherlock me gustaba más.
Y lo bese de nuevo hasta que por fin sonó el teléfono era Anderson al parecer tenían nueva evidencia acerca del hombre que había intentado asesinarme.
Sus ojos se iluminaron y salió de casa, como poseído por el deseo de saber la verdad.
Salió rápido no sin antes darme un besó.