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Cada mañana era demandante. Tenía que rendir en cada aspecto de su vida para poder ser una bailarina. Los primeros meses en Denver fueron muy duros. Era difícil para ella ubicarse en la ciudad, se perdió muchas veces durante ese tiempo. El transporte público era malvado con los foráneos, o al menos eso pensaba Marjorie.

Quería ir a su casa y terminaba en el barrio chino. Para conocer su nueva sala de ensayo termino en el campo. Tenía un don para extraviarse. A pesar de lo anterior, jamás llego tarde a un ensayo.

Su horario era muy ajustado. Durante las mañanas, antes del alba debía levantarse, correr por su barrio al menos una hora. La profesora de técnica le dio esa instrucción, para engrosar los músculos. Si bien su contextura pequeña la hacía ligera, su cuerpo no era la suficientemente fuerte para lograr el dominio necesario para presentarse en el escenario.

Terminado el entrenamiento, estiramientos y ducha pertinentes, tomaba su desayuno. También preparaba la mesa para su compañero de habitación.

Si, vivía con un hombre, fuerte y musculoso. La academia proveía a sus alumnos de ciertos departamentos compartidos para disminuir el costo a sus alumnos. Regularmente, estos tenían como regla tener alumnos del mismo género, pero al parecer el número de varones de ese año fue impar, por lo cual había un estudiante que se iba a quedar sin hospedaje. Marjorie siempre tuvo un corazón noble, así que inmediatamente acepto ser la compañera de ese chico. Muchas de sus compañeros la felicitaron por ser tan amable, pero por detrás se hizo la mala fama de ser fácil.

En realidad a Marjorie no le molestaba mayormente compartir con nadie. En su familia tenia que obedecer muchas reglas de convivencia y la castigaban a menudo. Asi que cuando conocio a Craigory Tucker (Craig Tucker para el mundo), el poner en practica nuevas reglas de convivencia no le resultó para nada un problema.

De hecho, solo tenían un par de reglas:

1. Avisar cuando llegaban al departamento, porque Marjorie ya se había asustado más de una vez cuando estaba limpiando y aparecía Craig sorpresivamente;

2. Avisar cuando habían invitados (así ninguno interrumpía al otro, en caso de reuniones sociales y/o "otros");

3. Compartir las tareas del hogar.

Una vez terminaba de lavar los platos, se despedia de Craig, obteniendo un gruñido que Marjorie interpretaba como un: "que tengas un buen dia" o "éxito con tus estudios" u otro tipo de mensajes motivacionales.

Iba caminando hacia al aula de estudios. Si bien la academia estaba orientada en formar bailarines de elite, también tenían que rendir exámenes de ciencias e historia, además de los exámenes rigurosos de técnica, desplazamiento y otras capacidades físicas. Básicamente, tenían que tener una agenda muy estricta, para lograr terminar la formación: durante las mañanas foco en el conocimiento académico y, durante las tardes, en lo físico.

El plan de estudio se enfocaba más en lo físico, por lo cual los primeros meses el objetivo era poder terminar de incorporar los conocimientos básicos de los 2 últimos años de preparatoria, de manera de obtener más tiempo para incorporar estudios de música y danza de especialidad.

Por ello los primeros meses eran los más duros. Tocaba adaptarse, rendir en lo académico, nivel lo físico y acostumbrarse a la ciudad y compañero de cuarto.

Al término del día, Marjorie llegaba a su casa, avisando su llegada con mucho entusiasmo.

-Buenas tardes!-

-Hola Mar- A esa hora Craig contestaba, mirándola a los ojos y esbozando una sonrisa. -fue un buen dia?-

-Si!- Y en ese momento del día, Marjorie le comentaba todos su dia, con lujo de detalles. Y Craig escuchaba tranquilo, mientras bebía alguna bebida. A veces era café, otra cerveza.

Al inicio, cuando se conocieron, Craig casi no hablaba nada. Cuando los presentaron ambos se sintieron extraños... como si todo estoy hubiese sido una pésima idea.

Craig Tucker lucía bien. Era un chico de la misma edad de Marjorie, aunque aparentaba más, principalmente porque era muy alto. Tenía el cabello muy oscuro, los ojos azules y la piel un poco morena. Ofreció la mano para estrecharla con su nueva compañera de cuarto.

La rubia miró su mano y la estrecho con una sonrisa. A pesar de que tenía un poco de miedo porque Craig era muy grande y hablaba poco, iba a dar lo mejor para llevase bien.

Las primeras semanas fueron muy difíciles. Craig era muy reservado, callado y no estaba acostumbrado en compartir su espacio con nadie. Por otra parte, Marjorie era parlanchina, alegre y siempre quería acompañar a Craig, pues no le gustaba el hecho de estar sola.

Por lo tanto, la convivencia no comenzó bien. Craig se encerraba en su habitación casi todo el tiempo en que Marjorie estaba en las áreas comunes. Si por casualidad se encontraban, Craig pasaba de lado sin hacerle caso. De a poco, ambos estaban llenándose de estrés, principalmente porque no sabían como convivir.

Bunny - Lo que callamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora