19

1K 88 46
                                    


Marjorie estaba siendo prisionera de un abrazo de su buen amigo Kenny. ¿De verdad la había extrañado? Su corazón se hinchó de cariño y lo abrazó de vuelta. Ya había pasado alrededor de dos años desde que se fue de South Park. Y sólo había vuelto por la fiesta de Bebe, quien invió a los amigos de su novio, donde ella encajaba por ser la "pobre alma torturada que compartía el infierno de Fucker", según el audio que Tweek (novio de su compañero de morada) le obligó a escuchar para que los acompañará.

Que curioso. Pensar que si él le hubiese demostrado tanto afecto hace dos años quizás... No valía la pena pensar en ello. Pero si podía disfrutar del cariño de su primer amor, no iba a desaprovechar la oportunidad.

Cuando sintió que él ya se encontraba más tranquilo, se separaron y empezaron a ponerse al día. Ella le comentaba sobre la academia, los roles, todo lo que significaba monta runa coreografía, las veces en las que se perdió de maneras torpes en Denver, de la convivencia con su compañero, los entrenamientos, todo tipo de audiciones. Lo mucho que tenía que esforzarse para mantener su beca y de los lugares que había recorrido. Le contó sobre lo bonito que era todo allá. Que había muchos parques para recorrer pero que el tiempo se hacía escaso y del compañerismo y la competitividad de todos.

-¡Todo siempre queremos ser los principales! ¡Y todos son muy buenos, así que solo debo mejorar y seguir!-

Kenny parecía sorprendido. En tan poco tiempo no parecía la misma persona. Era ella, pero diferente. Marjorie ahora tenia vigor, fuerza y objetivos claros. Hablaba con claridad, sin interrupciones. Emanaba energía, cada situación que narraba con tantos detalles que él sentía que escuchaba una película. Y sus ojos lo miraban. Ya no parecía ruborizada tiernamente como la recordaba. Y eso le incomodó.

Para los espectadores, quienes fueron a ver el cumplimiento o no del reto, escuchaban las palabras que brotaban con facilidad entre ellos, tiñendo despacio pero constante el ambiente de color rosa. Porque Kenny lentamente empezó a tomar de las manos de la pequeña. Acercandola más y más a él. Como Kenny era conocido como el "semental de la clase", no cabía duda que estaba dando lo mejor para poder acabar el reto de manera óptima.

Pero para Kenny era distinto. No era consciente de lo mucho que anhelaba el contado con ella. De lo cálidas y suaves que eran sus pequeñas manos. De lo pequeño que aun se mantenía su cuerpo. Mientras la escuchaba, acariciaba su cabello. Olía bien. Olía a ella.

Para Marjorie, no significaba nada. No había mariposas en el estómago. No había rubor ocasionado por su voz. Sólo sentía nostalgia.

Cunado él habló de su vida, ella lo miró directo a sus ojos. Él lo mal interpretó. Y la besó. Tomó su rostro con ambas manos y juntó sus labios. Ella estaba impactada. Él lo volvió a malinterpretar y la besó nuevamente, introduciendo su lengua. La alzó, tomándola desde la cintura y profundizó su beso.

Luego, la volvió a afirmar en el suelo. La miró. Estaba ruborizada, al tonó de rojo máximo, con sus dos manos estaba tapando sus labios y la miraba confundida. Era su oportunidad.

Ella se mantenía quieta. Volvió a sentir las mariposas, el rubor. Sus pensamientos inocentes. Todo lo que había guardado su corazón marcado como "imposible". Quizás la desilusión del aquel viernes de despedida, quizás... Quizás él la quería. Y quizás habría sido desde siempre. Como en las novelas de amor que a veces leía en su habitación de Denver. O los animes románticos, con las que lloraba con el reencuentro de los protagonistas. Esperó, mientras lo miraba.

-Marjorie! Yo quería decirte..-

No pudo finalizar su frase. Porque fue interrumpido por un cúmulo de amigos de Bebe, que aparecieron de todos lados a felicitarlo. Algunos le daban palmadas en la espalda, otros lo vitoriaban, como si fuese un campeón en algún juego.

Bunny - Lo que callamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora