Miguel estaba afuera del trono, un fénix le requería antes de el resto de los ángeles del edén y llevaba unls minutos en frente de la gigantesca puerta de un material blanco similar al mármol y decorado de dorados esferas de un material que recordaría al oro pero mucho más blillante , puro y reluciente, Miguel no dejaba de mirar la inmensa puerta de abajo a arriba tratando de hallar el final de la misma que parecía crecer infinitamente hacia arriba, Miguel llevaba un buen tiempo así, esperando que el padre pidiera su presencia, todos los angeles habían sido convocados una vez que llegaron del Edén o lo que quedaba de el, Yekún anuncio una asamblea general, adentro estaban todos los arcángeles y sus respectivas legiones pero a Miguel le habían dicho que esperara, Miguel hubiera seguido sumergido en sus pensamientos en imaginar que le dirían, si lo condenaría o glorificarian, si haber llevado a las legiones sin el permiso directo del padre incluso si le recriminarian la muerte de Lucifer ¿Que pasará con sus legiónes, con sus angeles? Era otra duda que acosaba a Miguel, pero una voz amiga le saco de su trance.
– Dicen que es la puerta más hermosa del universo... Para mi es una exageración...– dijo Caronte llegando detrás de él pequeño ángel.
– Para mi es hermosa... Es imponentes... Poderosa...– dijo Miguel sin apenas mirar a Caronte.
– Digna de su creador... Del ego del Padre...– dijo Caronte quien se hacerco a poner su brazo en el hombro de Miguel– ¿Porque te dejaron aquí afuera?– agrego el barquero del inframundo.
–No lo se... Ni siquiera sé que esperar...– dijo Miguel viendo a Caronte–. ¿Y tú...?
– No quería entrar... No me gusta esta clase de reuniones y el blanco me marea... Siempre preferiré la negrura verdosa del inframundo, mi barcaza y el sonido del agua mientras me paseo en las estanterías de almas mortales...– dijo Caronte con algo de pasión y nostalgia, junto a una extraña pizca de aburrimiento.
– Y entonces...¿Porque estás aquí conmigo?– dijo Miguel intrigado.
– Espero a, me dijo que me adelantará pero no entraré a esa sala, el blanco me marea, Azrael... El es la única razón para que siga aquí y es en mi opinión el único ángel digno de respeto alguno, el y tú...
–¿Porque?
– El resto de ángeles viven de lujo en un paraíso idílico donde no ven muerte, hasta ahora saben que es la verdad de la vida... Hasta ahora despiertan es lo único bueno de todo esto...– dijo Caronte en un tono neutro poco tranquilizante.
–¿Significa que estás a favor de Samael?– dijo Miguel con un leve tartamudeo.
–No... No estoy a favor de que es o lo que representa... Es un error y amenaza a todos con su existencia... Pero esto que pasa en el fondo es bueno, la situacion es buena... Les recuerda a los angeles que no son invulnerables... Es una lección de humildad y valentía... Por eso eres respetable igual que Azrael ambos entienden eso... Azrael por ser el rey del inframundo... Y tú porque te diste cuenta que pese siendo un ángel menor... No te importó y luchaste... Con el ruido de la guerra no escuchas el de más leyes... Eso es bueno...– dijo Caronte.
–Y con Azrael...¿Que tiene que ver su puesto con lo respetable que es?¿Tu no despreciabas la autoridad?– la intriga por Caronte.
– No es por su puesto, sino por lo que representa... El inframundo te cambia, a ver lo débil que eres, lo venerable que eres en realidad pero eso no le frena, el es verdaderamente valiente, igual que tu... Pero en su caso un extra es que conoce de una amarga verdad que los angeles del nido y del trono han olvidado, y que no se hasta que punto tu conocías...
–¿Que?
–Que nadie es inmortal... Ni siquiera nosotros, la existencia de las armas con las espadas del fuego, o el tridente de Samael o incluso las hozes del inframundo lo prueba... Podemos morir... E incluso más que los seres que Samael declara impuros...
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La Angelomaquia
ФэнтезиLa historia de la humanidad nunca contada, donde los ángeles se dividieron, los dioses pelearon y la humanidad fue el pilar de todo el conflicto, Es hora de revelar la verdad de una de las guerreras más trascendentes del universo, la guerra civil de...