Capitulo 22: El asedio comienza.

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- Donde... ¿Dónde estoy? - pregunto un aturdido Adán con dificultad.

- Estás en la enfermería. - respondió Gabriel.

- ¿Cómo llegué aquí? - dijo mientras trataba de enfocar el rostro al frente de él.

- Te encontré en el jardín con ella. - dijo Gabriel mientras que con un ademán señaló al otro lado de la sala.

- ¿Ella? - en ese momento Adán se levando con dificultad hasta que logro apoyar se en sus antebrazos para poder girar la cabeza solo para segundos después volverse a desplomar, pero no por el dolor físico sino por un sentimiento que nadie podría diferenciar si se trataba de miedo o sorpresa pero que fue tan fuerte que parecía que Adán iba a desfallecer.

- ¡Wow! ¡Adán! ¿¡Estás bien!?- dijo Gabriel, el cual en un rápido movimiento tomo la cabeza de su amigo para evitar que se golpeara.

- Sí...sí, estoy bien. ¿Ella quién es? - dijo Adán tomando aire.

- Pensé que tú lo sabrías.

- ¿Yo? ¿Por qué yo?

- Estaba contigo cuando te hallamos en el jardín.

Adán se volvió a incorporar y vio a la chica en la camilla - ¿Y se ha despertado?

- No, está tan inconsciente como tú solías estar.

- De acuerdo... ¿Cuéntame más de cuando me encontraron? - dijo sentándose en la camilla.

- Pues... Te hallamos en el suelo y a un par de metros estaba ella, había una espada en el suelo, ambos traían las túnicas blancas que llevan puestas, y eso es todo...

- Ayúdame a levantarme.

- Para...

- Quiero verla de cerca.

- ¿Por qué?

- En ese jardín paso algo más, algo extraño y que no puedo explicar con claridad sin parecer un loco. - dijo Adán con la mirada clavada en la mujer misteriosa.

- Antes de que te ayude, ¿Me puede decir que fue?

- Solo te diré que creo que vi a mi padre. Fuera de eso, todo es confuso. - dijo volteando a mirar al ángel de una forma extraña y poco tranquilizante. Después de eso fueron varios segundos de silencio.

- A ver, apóyate en mí. - dijo el ángel antes de ayudar a Adán a levantarse; y tras un par de pasos lentos de Gabriel junto a saltos de Adán, llegaron a la otra camilla. Adán se quedó mirándola, contemplándola y viendo a esa misteriosa mujer sintió una luz en su interior que se intensificaba a medida que se acercaba a ella y se acercó un poco para acariciarle el pelo a la mujer. En ese momento ella despertó y de un salto, como si estuviera endemoniada, llego a la otra esquina. - ¿¡Quien son ustedes?! ¿¡Como llegue aquí?!- dijo asustada, mientras que con sus ojos buscaba o una salida o al menos saber dónde estaba.

-Tras... Tranquila...- Dijo Adán mientras se acercaba lentamente a ella, y a su vez con un ademan pedía a Gabriel que soltara el mango de su espada, el cual agarro por la sorpresiva reacción de la mujer misteriosa, -Sé que te sientes un poco mareada y confundida, a mí me paso cuando desperté.

- ¡Aléjate de mí! - dijo mientras trataba de huir más y más de ellos, aunque la pared no se lo permitía.

- No te haremos daño, te lo prometo. Solo relájate. - dijo Adán quien logro acercarse hasta tomar a la mujer de la mano y poco a poco, como si por fin Adán le hubiera logrado inspirar confianza - ¿Mejor?

La mujer solo asintió.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Eva... O eso creo.

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