Epílogo.

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Una semana después...

Ya a pasado una semana desde que salí de esa habitación de hospital y todavía estoy devastado. ¿Tanto así quiere el destino que no estemos juntos?, Lo único que se es que voy a luchar por ella y voy a recuperar lo que teníamos así me cueste empezar de cero con ella.

—¿Qué hay en el techo? Digo por que llevas rato mirándolo y nada que encuentras lo que buscas.— Me dice Víctor.

Y no es mentira llevo rato viendo el techo y no me e movido para nada.

—Nada, pensando solo eso.— Le digo para acomodarme bien en el sofá.

—¿Y tú piensas?, Ja mira tú.— Me dice en tono burlón.

— Como todo el mundo gafo, ese eres tú que solo tienes un mani en la cabeza.

—Jajaja, muy gracioso. ¿No as sabido más nada de Mari?.— Me pregunta como si fuera una pregunta que no se debe preguntar.

—No, bueno si, pero a través de su hermano. Me a dicho que ya camina y que dentro de poco volverá a su rutina de antes, claro solo que yo no estoy en ella.— Le digo para agachar la mirada hacia el suelo.

—Tienes que tener paciencia, no fue nada fácil. Y tienes que tener en cuenta que perdió la memoria y gran parte de su vida, yo sé que ella pronto te va a recordar y todo va hacer como era antes ya lo verás. Por ahora tú no te tienes que rendir.— La verdad nunca avía visto a Víctor tan cerio y dando ánimos.

—Tienes razón, voy a dar todo por ella no pienso rendirme ahora cuando más me necesita.— Me paro y voy hacia la puerta rumbo a su casa.

—¿A dónde vas?.— Está tan obvio, señaló así su puerta indicando que voy para allá. — Aaaaah!! Ok dale pues.

Aveces sé pasa de lento.

Toco la puerta esperando a que me habrá ella, pero no me habré su hermano.

—Hola!! Ya se me hacía raro que no vinieras, teniendo en cuenta que vives al lado.— Lo último lo dice en forma de burla. — ¿Vienes a ver a la estúpido de mí hermana verdad?.

—¿Es tan obvio?.— Le pregunto, a lo que asiente. — Sinceramente si no la quiero perder tengo que empezar de cero con ella.

—Te entiendo, bueno pasa está en el cuarto. Yo vengo dentro de un rato voy al super por su helado. —Asiento y se despide para salir.

Voy directo a su cuarto cuando me detengo a ver unas fotos que hay en una repisa, una es de cuando era bebé y en la otra está disfrazada de princesa.

—Le dije mi mamá que no pusiera esas fotos hay, me da pena.— Dice cuando ve que tengo la foto en la mano.

—No tiene porque darte pena, todo lo contrario es muy lindo porque son tus recuerdos y es la etapa más bonita porque uno está experimentando y aprendiendo.— Le digo con la mirada fija en sus ojos.

—Pero de igual manera no me gustan, es como cuando te toman una foto donde sales comiendo y te ensucias toda.— Me dice con una sonrisa en el rostro.

—Bueno te informo que cuando era chiquito me tomaron muchas fotos de ésas, me da pena cuando mi mamá se las empieza a mostrar a todo el que llegue a la casa. Hay es cuando si te tiene que dar pena.— Le digo, sin aún despegar mi mirada de ella. Cómo extrañaba estar con ella, ver cada facción de su rostro, todo para ser sincero.

—Por suerte no me a pasado nada de eso, que yo sepa.— Y hay está, justo lo que no quiero que se sienta incómoda o triste por no recordar lo que era antes.— ¿Y tú eres amigo de mi hermano? Porque se llevan bien.

Mi Nueva Vida - Nelson Farías [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora