Parte 3 3/4

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Era el día del solsticio.

Kara no sabía cómo sentirse al respecto. Después de semanas encerrada en aquella celda, tenía ganas de salir al exterior. Pero tener que soportar todo el día la herejía de los Luthor y convivir con ellos era otra cosa. Por lo menos, le dejaban celebrar sus ritos. Lena le había preguntado el día anterior qué necesitaba y esperaba realmente que lo hubiera conseguido todo.

En los últimos días, Lena y ella habían vuelto a tener una relación parecida a la que tenían mientras viajaban y eso no le gustaba a Kara lo más mínimo.

Entendió por qué Lena la había abandonado. Ella misma en su momento se planteó dejarla ir, pero le dolía que simplemente se fuera esa noche. Sintió que Lena le mandaba un mensaje que decía: "Ya he conseguido lo que quería de ti y, ahora, me voy." y eso la rompió en pedazos.

Pero durante todos esos días, Lena se había comportado con ella de la misma forma que antes de que se marchara y Kara era incapaz de guardarle rencor. La morena la trataba con tanto cuidado y con cariño que muchas veces olvidaba dónde estaba y lo que había pasado y volvía a estar su lado en una pequeña posada cerca del mar. Y no entendía por qué no podía evitar sentirse así. No tenía fuerzas para luchar contra ello, ni tampoco sabía cómo. Y sí, había vuelto el deseo o lo que fuera que sintiera por Lena. Y eso la frustraba aún más. Le faltaba tan poco para dejarse llevar completamente...

Las heridas de sus muñecas y tobillos estaban bastante mejor. Toda la capa de pus que tenían había desaparecido y la carne y piel estaban volviendo a crecer.

La puerta de la celda se abrió y Kara se levantó esperando feliz que quién entrara fuera Lena, pero en cambio un hombre unos años mayor a ella fue el que apareció.

- Buenos días, princesa. - pronunció el hombre con una sonrisa en los labios y una horrible cicatriz en el brazo. - Mi nombre es Lex Luthor. Lamento no haberte podido visitar hasta hoy. Seguro que Lena ha cuidado bien de ti. Te tiene mucho aprecio. Me ha contado que cuidaste bien de ella mientras fue tu prisionera.

- Vuestras cabezas tienen más valor si están unidas a un cuerpo vivo. - dijo intentando quitarle importancia.

- Ya, será eso. - respondió pensativo. - En fin, vengo a darte la bienvenida a nuestro humilde hogar. Supongo que Lena te ha contado que hoy nos acompañaras en nuestras fiestas. Espero que las disfrutes.

Dicho esto, se fue. Un hombre y una mujer armados con unas lanzas y revólveres aparecieron a cada lado de la puerta. Le dejaron algo para asearse y ropa limpia y esperaron fuera a que se cambiara. Cuando salió, la mujer le indicó que la siguiera y los tres salieron del edificio donde estaba la celda. Después de recorrer unos cortos pasillos oscuros, salieron al exterior.

El Sol estaba empezando a aparecer en el horizonte e iluminaba ante ella los restos del monasterio. Hacía tantos días que no respiraba aire fresco. Una gran plaza con el suelo hecho de grandes piedras se abría tras unas escaleras por debajo de ella. Los grandes edificios hechos del mismo material que la plaza estaban situados a su alrededor pegados entre ellos y alzados sobre plataformas decoradas con grandes escalinatas que los comunicaban con la plaza. Parecía que el bosque estaba engullendo aquel lugar ya que la mayoría estaban prácticamente cubiertos de vegetación.

Todo el lugar estaba lleno de gente que cargaba animales como cabras, ovejas, cerdos e, incluso, pollos y los encerraban en diferentes cercados. En un lado había un gran altar de piedra con una mesa de piedra también en el centro.

Buscó a Lena con la mirada y la encontró hablando con Sam animadamente. Kara fue en su dirección seguida de aquellos dos que parecía que no se iban a separar de ella en todo el día. A medida que avanza podía oír a la gente murmurar y mirarla con desprecio. No debía ser un secreto quién era la prisionera que se paseaba por allí.

Dioses y guerras [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora