Parte 4 2/10

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Lena abrió lentamente los ojos. Lo primero que vio fue un bonito techo de madera pintado con un mosaico rojo y blanco. Miró a su alrededor para intentar comprender dónde estaba. La luz en la habitación entraba por una gran ventana a su izquierda de dónde venía ruido de gente y a su derecha se alargaba la sala rectangular hasta una pequeña terraza. Todas las paredes amarillentas estaban decoradas con bonitos frescos con escenas marítimas. Había algunos pocos muebles como armarios, una mesa y sillas y armaduras y armas colocadas en un estante. La cama donde estaba era baja. De hecho, cuando se intentó levantar confirmó que el colchón estaba situado directamente sobre el suelo que estaba cubierto de azulejos azules.

Todo tenía un aspecto caro y precioso. ¿Estaba en un palacio?

- ¡Lena! ¡Por Rao, estás despierta! - dijo Kara entrando en la sala y corriendo a abrazarla.

- Sí y tengo un dolor de cabeza horroroso. - contestó llevándose como podía una mano a la cabeza. Kara la tenía inmovilizada entre sus brazos. - Y me estás aplastando.

- Perdón. - respondió soltándola y sentándose a su lado. - ¿Cómo te encuentras? ¿Puedes mover todo el cuerpo? ¿Hay alguna parte en particular que te duela más? - empezó a preguntar de forma acelerada.

- Kara, por favor, frena. Estoy bien, solo un poco desubicada. ¿Qué ha pasado?

- Kal consiguió sacarte de la prisión y dejarte bajo mi custodia. Has estado unos días inconsciente. Siento haber tardado tanto en sacarte de allí.

- Solo fueron unos días. Yo tardé semanas en sacarte de tu celda. - contestó tumbándose de nuevo en la cómoda cama. El dolor de cabeza la estaba matando.

- Sí, pero no me estaban torturando. Cuando pille a ese malnacido... - murmuró con rabia.

- Solo estaba haciendo su trabajo. Relájate. - la calmó cogiéndola de la mano. - ¿Dónde estamos?

- En mis aposentos.

- ¿Estamos en la fortaleza?

- Sí, pero aquí nadie te hará nada. Hay guardias apostados en todas las puertas. En teoría, están para vigilar que no escapes. Les he dado órdenes de que nadie te ponga la mano encima.

- Kara, te dije que no hicieras ninguna idiotez.

- No iba a dejarte allí encerrada.

- Cuando se te mete algo entre ceja y ceja, no hay quien pueda contigo. - rio Lena.

- Es uno de mis encantos.

- O desencantos.

- ¡Oye! ¿Qué significa eso?

- Entiéndelo como quieras.

Kara se quedó un rato sentada observando a Lena que había vuelto a cerrar los ojos y se llevaba una mano a la cabeza.

- ¿Te duele mucho?

- Un poco.

- Voy a pedir algo a Alex para el dolor de cabeza y aprovecho y subo la comida. Ahora vengo. - dijo antes de dejar un beso en la frente de Lena y levantarse para irse de la habitación.

- ¿Alex?

- Sí, me ha estado ayudando a cuidar de ti. No se me da excesivamente bien. Y puede que para convencerla para que me ayudase, le contara lo que había pasado entre nosotras. - dijo Kara nerviosa antes de salir huyendo por la puerta.

- ¿Cómo es capaz de seguirme sorprendiendo con una nueva estupidez? - exclamó Lena exasperada llevándose las dos manos a la cara. La hermana mayor iba a matarla seguro.

Dioses y guerras [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora