La gente se había organizado para transportar cubos llenos de agua hasta la taberna que estaba completamente cubierta de llamas. El fuego se estaba empezando a propagar hacia las casas vecinas.
Kara pudo ver como uno de los soldados de Gimina salía del interior cargando a un hombre que parecía inconsciente. Le echaron un cubo de agua por encima al soldado y volvió a entrar en el edificio mientras la gente desesperada intentaba apagar el fuego.
- ¿Queda alguien dentro? - preguntó Kara al hombre con el cubo.
- La taberna estaba llena de gente cuando ha empezado el incendio, mi señora. A penas, hemos sacado a la mitad.
- Échame agua. Yo también voy a entrar. - le ordenó Kara.
Después de recibir la ración de agua, entró tapándose la boca y la nariz con la ropa mojada y se puso a buscar supervivientes en aquel infierno de llamas. El aire quemaba y era difícil de ver algo o respirar allí dentro. Logró ver a un hombre totalmente cubierto de llamas que se estaba retorciendo de dolor. No podía hacer nada por él ya.
Siguió buscando y encontró una mujer inconsciente en el suelo, aún respiraba. La cogió como pudo y la llevó hasta el exterior con cuidado. Y se volvió a meter en el interior.
Al cabo de pocos minutos el edificio se vino abajo. Había sacado a tanta gente como pudo, pero no estaban todos. Además, no se había visto salir a una mujer que también estaba sacando heridos. Por aquel entonces, todos los edificios colindantes a la taberna ardían, aunque ya estaban vacíos.
La gente dejó de luchar contra el fuego. Aquella manzana de casas ya estaba perdida y se limitaron a evitar que se contagiara a otras.
Kara podía notar como el hollín cubría su cuerpo y su garganta quemaba. Tuvo un gran ataque de tos debido al humo y le costó unos instantes y algo de agua recomponerse.
Había gente llorando por todas partes, algunos se intentaban echar a las ruinas en llamas gritando que aún quedaba gente dentro, otros lloraban sobre cuerpos calcinados.
Kara alcanzó a ver armaduras de sus hombres entre los muertos. Para variar, sus hombres debían estar pasando la noche en la taberna. Dos noches en vela seguidas en las que había perdido a sus hombres. O Rao la estaba castigando o allí había alguien que estaba intentando acabar con ellos de maneras más que retorcidas. Gimina no era la primera ciudad en sufrir ese tipo de ataques.
No tenía fuerzas para enfrentar a sus muertos, así que fue a revisar a los soldados heridos: tres en total. Dos de ellos, estaban inconscientes. Kara se acercó al que seguía despierto tumbado en el suelo. Era de los soldados más jóvenes que se había traído a Gimina. Tenía una grave quemadura en su lado derecho desde las piernas hasta la cara. Quizá él le podría decir algo.
- Mi señora. - la saludó el hombre intentando incorporarse.
- No, por favor. Quédate quieto. ¿Sabes qué ha pasado? - le preguntó Kara agachándose al lado del hombre para poder estar más cerca de él y le apretó la mano izquierda.
- No vi mucho, señora. Acompañaba al capitán Olsen a la taberna. Tenía noticias importantes para usted y no la encontraba, así que dijo que iría a buscar a los hombres que había en la taberna. Decía que ya empezaba a ser hora que alguien les cantara las cuarenta por estar todo el día borrachos... - bromeó el joven.
Era cierto, ella le había pedido a James que los fuera a buscar. Un momento, ¿dónde estaba James?
- Mientras el capitán estaba riñendo a los soldados, se oyó una fuerte discusión en la trastienda. Después el fuego lo inundó todo y no pude ver mucho más.
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Dioses y guerras [Supercorp AU]
RomansaLa Casa de El se había pasado veinte años luchando contra los rebeldes Luthor que se negaban a cerder ante ellos. Kara, como pincesa, acababa de ser enviada al territorio enemigo para controlar los avances de los rebeldes. Lena había viajado para cu...